'La noche más oscura (Zero Dark Thirty)', la apasionante caza de Bin Laden

'La noche más oscura (Zero Dark Thirty)', la apasionante caza de Bin Laden
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Por fin tenemos en cartelera uno de los estrenos más esperados de los últimos meses. ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ no es solo el nuevo (y por tanto imprescindible) trabajo de Kathryn Bigelow tras ‘En tierra hostil’ (‘The Hurt Locker’, 2008) sino también una interesante recreación de la captura de Osama Bin Laden. Y además, la principal favorita para triunfar en los Oscar.

Si se cumple el pronóstico, yo sería de los que se alegrarían. ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ es una de las mejores películas norteamericanas de 2012. La habría incluido en mi top 10 de haberse estrenado el mes pasado. Es un apasionante retrato de la obsesión por encontrar al que fue considerado el enemigo número uno de Estados Unidos. Le habría venido de maravilla un recorte de metraje —la división en capítulos es un acierto— pero la portentosa realización de Bigelow y un impecable reparto encabezado por Jessica Chastain consiguen tenerle a uno pegado a la pantalla, pendiente de todos los detalles de una operación que duró más de una década y que culminó con la muerte del cerebro de los atentados del 11-S.

Jessica Chastain en La Noche Más Oscura (Zero Dark Thirty)

Precisamente ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ arranca recordando el horror provocado por Al Qaeda en 2001. En forma y fondo, es un inicio brillante. Hemos visto tantas veces las imágenes de las torres gemelas cayendo que no necesitamos volver a verlas, las tenemos grabadas en la memoria, Bigelow es consciente de ello y no muestra nada, la pantalla en negro, solo oímos frases sueltas de algunos de los protagonistas de aquella trágica jornada, y el efecto es poderoso, eriza la piel. Este arranque obliga al espectador a recordar lo que sintió aquel día y lo que pensó sobre aquella masacre (y sus responsables). La jugada se redondea con la siguiente secuencia, donde el guion de Mark Boal revela su carta más controvertida, la (¿inevitable?) tortura durante el interrogatorio a un prisionero acusado de haber participado en los atentados.

Jason Clarke, un actor carismático y versátil que está empezando a recibir el reconocimiento que merece, da vida al especialista de la CIA encargado de obtener información de los detenidos. Pequeños detalles, como la escena de los monos, sirven para que el espectador establezca una conexión con el personaje y sienta que lo conoce, y que es de carne y hueso, alguien real; esto es una constante a lo largo de la película, a pesar de los numerosos rostros que aparecen, y algunos durante muy poco tiempo, basta un gesto, una mirada o un diálogo para que cada personaje se diferencie del resto y resulte totalmente verosímil (ellos y lo que está pasando). Mérito del guionista, del reparto y, sobre todo, de la narradora, de Bigelow, que exprime con habilidad y mucha inteligencia los recursos de los que dispone. Todos los intérpretes cumplen y convencen —Mark Strong, Jennifer Ehle, James Gandolfini, Joel Edgerton…— pero es Chastain quien sostiene el peso de la película.

Joel Edgerton en La Noche Más Oscura (Zero Dark Thirty)

La actriz, una de las más activas y talentosas del panorama actual, encarna a Maya, a la que el cartel de ‘La noche más oscura (Zero Dark Thirty)’ define como la mujer que nunca dejó de perseguir “al hombre más buscado de la historia” —un poco exagerado—. Durante más de diez años, la misión, la captura de Bin Laden (vivo o muerto), ocupó cada segundo en la vida de Maya. Está muy lograda la necesaria evolución del personaje a través del tiempo, superando los numerosos obstáculos que se interponen en su camino. Hay varios momentos memorables en el trabajo de Chastain, yo me quedo con tres: la conversación que mantiene con la que llega a ser su mejor (y única) amiga mientras cenan en un restaurante, la airada discusión que mantiene con su superior cuando éste la intenta apartar de su objetivo y la escena en la que se presenta ante el jefe de la CIA, cuando le muestran la posible localización del terrorista.

Bigelow busca sumergir al espectador de la manera más directa y cruda posible en una compleja aventura —basada en hechos reales, no olvidemos que es ficción— y durante gran parte de los 150 minutos lo consigue. Destaca la contribución de la música compuesta por Alexandre Desplat, sobresaliente en los primeros compases del asalto que constituye el clímax del film —una secuencia expuesta prácticamente en tiempo real, de una tensión prodigiosa, se queda uno sin respiración incluso sabiendo cómo acaba todo—. Se hace un poco pesado todo el proceso que lleva al descubrimiento del individuo que ejerce de mensajero de Bin Laden, y se le puede achacar que no haya adoptado una posición más crítica con la política estadounidense, pero al igual que ocurría con ‘Zodiac’ (David Fincher, 2007), la obsesiva y peligrosa investigación resulta tan fascinante que se le disculpa todo a este magistral thriller.

4,5

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