Ante las numerosas y tentadoras propuestas (ojo, voy pisando el pedal del sarcasmo) que ofrece la cartelera de verano, habiendo ya quedado maravillado con la última joya de Shyamalan, disfrutado como un niño con el circo cinematográfico de los piratas del caribe, y malgastado tiempo tontamente en la insoportable película del avión que se estrella contra el suelo, aún quedaban algunos títulos ciertamente interesantes, por mucho que la publicidad no haya querido posarse demasiado en ellos. No hace falta que lo confiese pero lo haré: no suele convencerme el cine español (actual). He visto (y sigo viendo) casi todo lo relevante que se va estrenando y al comprobar que el debut de Jorge Sánchez-Cabezudo estaba gustando mucho (muy sospechoso, pero suelo pensar bien), que va a competir en Venecia y que, incluso, mi compañera Beatriz hablaba muy bien de ella, decidí dejar los dados en el bolsillo y 'arriesgarme' con esta cinta española. Lo que vi, sin embargo, resultó de lo más decepcionante.
'La Noche de los Girasoles' cuenta la trágica historia de un grupo de personajes (muy diferentes entre sí) que coinciden, en el espacio y en el tiempo, por una serie de casualidades y que tienen en común un asesinato y un intento de violación. Todo comienza cuando un psicópata encuentra en Gabi a su nueva víctima. La mujer consigue escaparse y es encontrada dentro de un vehículo, herida y en estado de shock. La encuentran su marido y un compañero de éste, ambos son espeleólogos y tienen la tarea de descubrir si una cueva encontrada en una zona montañosa junto a un pueblo tiene interés turístico. En otro pueblo cercano, abandonado, vive Cecilio, un anciano tozudo y solitario que se verá envuelto por error en el suceso de Gabi. Por último, dos guardias civiles, uno el suegro del otro, entrarán en escena para resolver (cada uno a su modo) lo ocurrido con Gabi y Cecilio. 'La Noche de los Girasoles' es una de esas películas que optan por el montaje puzzle, en el cual las piezas se van mostrando en un orden diferente al cronólogico para que, al final, todo cobre sentido. Eso es lo que se supone, claro, porque aquí es, simplemente, una tontería para llamar la atención. Salvo un par de historias, que sí entran en el juego de mostrar acciones alternativas, ocurriendo antes o después que otras, pero contando historias paralelas, las otras siguen un orden cronólogico que destruye cualquier opción de reconstrucción. El puzzle está hecho y ni siquiera se han molestado en tratar de hacer uno difícil. Supongo que es inútil decir esto, porque al que le interese ya la habrá visto, pero cuando veo un film actual que intenta romper la estructura normal de una historia siempre me acuerdo de esa bomba de relojería que es la magistral 'Memento', donde el montaje, el bueno, el que se acopla, es necesario, y respira con la narración, alcanza sus cotas más altas. Un aspecto que va en contra de la propia película, y que está relacionado con esto de la estructura, es el hecho de que la película no avance casi nada. Es decir, el pobre puzzle es un mero fuego de artificio con poquísima fuerza, cuyo único propósito es el de lanzarlo y que algún se emocione al verlo. Porque lo que es servir a la historia, ni de lejos. Al contrario, la entorpece y la ralentiza. Algo incomprensible si estuviéramos ante la obra de un director maduro y con las ideas claras, por supuesto, que no es el caso.
El debut de Jorge Sánchez-Cabezudo será más recordado si hace otra película posterior y mejora el resultado, algo más que probable, a tenor de lo bueno que tiene la (fácilmente) olvidable 'La Noche de los Girasoles' (que es muy poco). Si hay algo que sí se le debe reconocer y aplaudir a Sánchez-Cabezudo es el atrevimiento y la inteligencia para sacar el máximo provecho de lo poco que hay. El director se ha tirado a la piscina con una película en absoluto fácil, que intenta ser la respuesta española a esos thrillers-rurales-mutilgenéricos norteamericanos que tanto le gustan a gente como los hermanos Coen (la que hubieran armado estos dos con un argumento como éste). El intento le ha salido mal, desde luego, aunque me parece que más culpa tiene su guión que su dirección. Al Sánchez-Cabezudo director habría que darle un buen tirón de orejas por la lamentable carencia de ritmo a partir de que sucede la violación y el asesinato, y un tironcito de orejas pequeño por algunas escenas de diálogo que son para levantarse y salir de la sala (o para parar el reproductor y poner otra cosa). En esas escenas, sin embargo, veo más culpables a unos actores mal escogidos (quizá fueron impuestos) y cuya habilidad interpretativa debió ser puesta en duda hace años (con tiempo para que pudieran dedicarse a otra cosa y no nos molestaran más). Al Sánchez-Cabezudo guionista le podemos culpar de muchas cosas, pero sobre todo de dos: querer ser lo que no puede, con un torpe esquema de thriller-puzzle norteamericano que no sabe manejar ni desarrollar, y querer dárselas de buen escritor de diálogos, clonando la estúpida costumbre actual por la cual los personajes, para ser realistas, tienen que hablar mucho pero no decir nada... salvo cuando toca el momento 'profundo' de la escena, en la que se destapan como auténticos filósofos de la vida.
Como dije, hay escenas que son tan ridículas que me produjeron la carcajada involuntaria (no había casi nadie en la sala así que no creo que molestara). No es por ponerme exigente, que, de verdad, no lo soy con estas producciones tan bien intencionadas, pero ya podían haberse ahorrado ese tono de 'mira, soy guionista y sé soltar frases para el recuerdo', porque perjudica muchísimo. No es normal que una señora cuyo papel dura 20 segundos, diga cosas como: 'estaba sentada justo ahí, donde estás tú ahora, y escribí una lista de las razones para quedarme y las razones para irme'. ¿Esto es creíble? Ni de coña. ¿Es necesario? Ni de coña. ¿Entonces? Pues vaya usted a saber si el responsable de estas frases quiere ser famoso a las primeras de cambio. Lo que he citado es de memoria, pero no debe alejarse mucho de lo que se dice en la película y es un ejemplo que creo adecuado para saber de qué va el 75 % de los diálogos de la película. Si quitamos los topicazos de turno y los intentos de comedia torpemente insertados, 'La Noche de los Girasoles' se nos quedaba casi muda... vaya, seguro que habría sido mejor.
En el apartado interpretativo, lo que destaca es lo malo sobre lo bueno, pero vamos a ser justos y decir que hay cuatro señores que merecen una medalla, por saber estar, por saber lo que dicen, por saber cómo decirlo (¡¡es muy importante!!) y por saber, en definitiva, actuar sin que se note. Al menos, en lo que se refiere a esta película, claro. Me refiero a Carmelo Gómez, Cesáreo Estébanez, Celso Bugallo y Walter Vidarte. Especialmente valiosos son las interpretaciones de Gómez y de Bugallo. El primero se come a sus compañeros cada vez que aparece en pantalla, de la forma más sutil y fácil posible. Ejerce de 'estrella' (dentro del cine español, se entiende) con maestría, dejando una gratísima impresión en el espectador. El segundo, Bugallo, sorprenderá a más de uno. Su personaje va de menos a más, siempre con sobriedad y saber hacer, acabando la película con algunos momentos de gran nivel, como la escena en la que descubre que le están engañando. En cuanto al otro grupo de 'actores', merecen destacarse a los que más tiempo están en pantalla y que, si bien no todos salen en el poster, sí podrían, por ser rostros conocidos (por su trabajo en la película, mejor dejarlos escondidos en los créditos). La guapísima Judith Diakhate hace de Gabi, un personaje que está para que la violen y nada más. Su papel es ridículo y su actuación ídem. Entre sus peores escenas, debo mencionar el estúpido shock, tras comportarse muy tranquila hasta ese momento, incluso con el violador encima; un shock que luego es como si no hubiera existido, a tenor de su temple en escenas posteriores. Y luego tenemos al peor de la función, a un Mariano Alameda que si alguien le llama actor debería ser sólo por cortesía. No me voy a recrear en una más que merecida crítica hacia su labor, porque se podría malinterpretar y yo no tengo nada en contra de este hombre, que no tiene ni idea de interpretación y debería repasar los diálogos una y otra vez hasta que pareciera mínimamente convincente. Por último, tenemos a Vicente Romero como un guardia civil corrupto y malhablado. Su personaje está tan mal escrito, con diálogos penosos, que sólo podríamos 'culpar' a Romero de abusar de ese forzado (como gusta, ahí voy yo y abuso de él) acento andaluz que tanta fama le está dando. De Manuel Morón prefiero no decir nada, es obvio que no encaja en (ni hace creíble) ese papel tan penoso (vendedor de aspiradoras que viola a la que se encuentra y que intenta parecerse sospechosamente a cierto personaje, muchísimo mejor escrito e interpretado, de la interesante 'Las Horas del Día').
Por tanto, 'La Noche de los Girasoles' es un tedioso y torpe thriller 'realista', muy previsible y con una estructura llamativa pero inútil y mal desarrollada, un mero truco para los más nuevos en esto de ver cine. No sé qué tecla (monetaria, supongo) se habrá pulsado para que esta bobada haya sido seleccionada en el Festival de Venecia, pero sí sé que en este país hay muchos que siempre dispuestos a poner por las nubes cualquier película hecha con euros, para compensar la mala hostia que dedican a las hechas con dólares. Ya saben, los americanos dan el Oscar a Almodóvar y se activa una bomba por la cual un gran colectivo se dispone a defenderle, alegando que aquí no sabemos apreciar lo que tenemos. Ese mismo Oscar (uno mucho mejor, en realidad) se lo dan luego a Ron Howard y los mismos de antes se meten la lengüita en un lugar que no mencionaré. En fin, que sí, que 'La Noche de los Girasoles' es una película española, pero lo importante es que es una mala película. A ver si nos dejamos ya de clichés nacionalistas absurdos y nos fijamos en lo relevante.