En mi reciente crítica de la maja 'Azuloscuroscasinegro', decía que los premios que ésta había recibido en la pasada edición de los Goya, estaban bien asignados, ya que se trata de una ópera prima realizada con frescura y buen hacer, aunque personalmente hubiera preferido que la triunfadora entre los aspirantes al ridículo premio de los novatos (que los incluyan a todos en el mismo saco, leñe, ¿o hay miedo de las comparaciones?) fuera la magnífica 'Un Franco, 14 Pesetas' de Carlos Iglesias. Ahora tampoco me hubiera importado que 'La Noche de los Girasoles' se hubiera llevado algo para casa, porque sinceramente, me parece un producto superior al film de Daniel Sánchez Arévalo, y muy superior a la media del cine español de los últimos años. Una mezcla de thriller y drama rural que se erige como una película inteligente, con muy pocos fallos, y que se atreve con un género en el que los españoles hemos tenido muy poca suerte, o más bien no hemos sabido hacer las cosas.
El argumento de 'La Noche de los Girasoles' se desencadena a raíz de un intento de violación de la pareja sentimental de un espeleólogo, el cual junto con un compañero está explorando una cueva encontrada en las proximidades de un pueblo perdido de la mano de Dios, en el que el alcalde sueña con el turismo que traería al pueblo un descubrimiento importante. El mencionado suceso dará lugar a una serie de acontecimientos, marcados por el azar, a cada cual más dramático y que marcará para siempre a sus protagonistas.
Uno de los máximos aciertos de su director, Jorge Sánchez-Cabezudo, es el haber fragmentado la narración en disintos puntos de vista, casi tantos como personajes, algo totalmente arriesgado, ya que se corre el peligro de que el interés decrezca. Sin embargo, la habilidad del guionista logra que dicho interés no mengüe ni lo más mínimo, sino todo lo contrario, vaya in crescendo, al igual que el ritmo del film, hasta llegar a un clímax ejemplarmente conseguido, y en el que apenas hay concesiones al espectador. Y eso que la película tiene un flojo arranque, en el que parece que nada va a suceder, pero esa sensación desaparece al cabo de unos minutos, y enseguida nos vemos sumergidos en un relato apasionante con unos personajes ricos en matices, y en el que la previsibilidad no hace acto de presencia, algo realmente difícil para los tiempos que corren.
Los actores están casi todos muy bien,y digo "casi" porque un tipo llamado Mariano Alameda era mejor que se dedicara a otra cosa, y es que lo de este chaval salido de 'Al Salir de Clase' no es normal, sus intervenciones en el film son, de lejos, lo peor del mismo, con un personaje bastante descuidado y muy poco creíble, desentonando alarmantemente entre el resto del reparto. Un reparto encabezado por Carmelo Gómez, quien ya interpreta con una facilidad pasmosa, y una seguridad que asusta. Cesáreo Estébanez, en una papel crucial en el relato, está fantástico como ese hombre que no se quiere marchar del pueblo donde vive, en continúa guerra con su único vecino, un loco que habla con los muertos, interpretado magníficamente por Walter Vidarte. Ambos actores se compenetran a la perfección y se les coge un cariño enorme. Manuel Morón, que curiosamente también tiene un papel en 'Azuloscurocasinegro' interpreta al violador, y está muy convincente cuando está "en acción", resultando temible y asquerosamente odioso; pero cuando intenta ser persona normal/rara, el actor no convence, no resulta creíble.
Pero quien se merece todos los piropos posibles en la película es Celso Bugallo, actor gallego que interpreta al cabo de la Guardia Civil al que las cosas no le cuadran y realiza una curiosa investigación no exenta de interés, seguida muy de cerca por el espectador, quien conoce todas las claves, pero disfruta observando cómo el personaje de Bugallo intenta unirlas todas. Hay en este personaje una clara referencia al mismísimo John Ford, y en concreto al personaje de John Wayne en 'Centauros del Desierto', película que no por casualidad emiten por televisión en una escena del film. Bugallo, al igual que Wayne en la obra maestra de Ford, es quien decide absolutamente todo, es más inteligente de lo que parece, y al mismo tiempo, es ese personaje desencajado de un mundo al que ya no pertenece. Atención a esa última aparición del personaje, que remite al esplendoroso final del film de Ford, con la figura del héroe encuadrada por el marco de una puerta. Bugallo no se ha llevado ningún Goya, y eso es tremendamente injusto. A su lado, Vicente Romero, como uno de sus ayudantes, cumpliendo con su papel, pero siendo totalmente eclipsado por Bugallo.
Una muy buena película, que va de menos a más, dejando un gran sabor de boca en el espectador. Espero de verdad que a Jorge Sánchez-Cabezudo no le haya afectado demasiado el irse de vacío en los Goya. Nuestro cine necesita de directores como él, capaces de arriesgarse por camino que muy pocos son capaces de tomar, y mucho menos, el recorrerlos bien.
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