Cuando Frank Darabont sacó esa emotiva maravilla llamada 'Cadena Perpetua', muchos, entre los que me incluyo, nos dispusimos a seguir la filmografía de este cineasta. Aunque no han llegado al nivel de esta película, hay que reconocer que sus siguientes títulos han sido cuanto menos interesantes, aun con sus defectos. Por ello, 'La Niebla', nueva adaptación de Stephen King (de una homónima colección de relatos), que se estrena el 30 de mayo despierta cierta expectación y más después de ver su efectivo trailer.
Aclaremos una cosa: 'La Niebla' puede considerarse, en todos los aspectos, y como bien digo en el título, como una película de serie B, que cumple perfectamente su función y que satisface al que ya sabía desde un principio lo que la película iba a ofrecerle. En este sentido, todo parece encajar en la historia por lo menos durante la primera mitad, y se agradece la valentía de Darabont al atreverse a filmar una trama de terror que bajo cualquier punto de vista apesta a convencional.
En un pueblo de Maine, se presenta al artista David Drayton (Thomas Jane) que va con su hijo al supermercado en lo que se intuye como vida idílica. La típica propuesta, ya sabeis. De pronto, una intensa y repentina niebla inunda todo lo que antes era visible, y ninguno de los empleados o clientes del supermercado, alrededor de unos cuarenta, se atreve a salir. El horror y la paranoia vienen cuando parece que la niebla trae unos monstruos dispuestos a acabar con ellos.
Es curioso que Darabont planteara dos dramas carcelarios, uno desde el lado de los presos ('Cadena Perpetua') y otro desde el lado de los carceleros ('La Milla Verde'). Ahora se atreve a ofrecer el contrapunto a lo que fue 'The Majestic', un melodrama en un pueblo que parecía del mundo de las gominolas, para mostrar uno compungido por el miedo y sin saber a qué atenerse.
La historia cuenta con elementos que resaltan como puramente típicos de Stephen King, con quien Darabont ha demostrado mantener un vínculo especial a la hora de adaptar sus obras. La señora Carmody, excelentemente construida por Marcia Gay Harden, es una fanática religiosa que convive con el resto de personajes del supermercado, y trata de convencerles de que lo que realmente ocurre es un castigo de Dios, un Dios salido del Antiguo Testamento, y pronto se revela como la verdadera villana del film. Un personaje, por tanto, que si se mira bien es bastante próximo al de Annie Wilkes (encarnada por Kathy Bates en 'Misery').
Lo más importante es la atmósfera que, con simples trazos, está muy bien conseguida. A lo que no ayuda, por cierto, la mediocre música de Mark Isham. La dirección es solvente y hay ciertas escenas, como la del garaje, que son de lo más estimable que he tenido la ocasión de ver últimamente dentro del género. Asimismo, la claustrofobia que provoca el espacio cerrado que conforma el supermercado ayuda mucho a la sensación de incertidumbre paranoide que se ha de manifestar al espectador. Darabont prefiere insinuar todo el tiempo el terror, y sólo lo muestra en determinadas escenas. Esto es una gran virtud de 'La Niebla', pero irreversiblemente, como ya he dicho, conduce a un importante declive en la segunda mitad del metraje, donde todo es más simple y menos misterioso.
Con un reparto compuesto en gran medida por actores habituales de Darabont, como William Sadler, Jeffrey DeMunn o Laurie Holden (ésta última la mejor junto con Harden), el personaje protagonista recae sin acierto en Thomas Jane, con un liderazgo que le viene muy grande, y su nada convincente actuación contribuye sin duda a ese mencionado tufillo a serie B de la película. Destaco particularmente a Toby Jones que, en su papel secundario, y a pesar de su extraño aspecto físico, desprende un carisma arrollador.
No es difícil la tarea de adivinar claras influencias en la forma de mantener el pulso narrativo y la perpetua intriga en la trama: podemos ver en 'La Niebla' un refrito de las películas de M. Night Shyamalan, sobretodo 'Señales', aunque también, por su coincidencia de propuesta argumental, lo cierto es que recordamos con facilidad 'Los Pájaros', de Alfred Hitchcock. Hay ciertos fallos de guión totalmente evitables, y que van en pro de una efectista tensión progresiva. Por ejemplo, SPOILER ¿de verdad que los bichos no atraviesan los cristales? ¿Y eso por qué? ¿La vieja sobrevive a todas las situaciones? Inverosímil. ¿Tan tontos son los personajes secundarios para hacer caso tan rápidamente a la fanática? El militar y la cajera, como tontolitos... un poco repulsivo. FIN SPOILER. En definitiva, no hay esfuerzo alguno por evitar ciertos clichés y diálogos insustanciales.
Pero, sin duda, lo que más da que hablar en 'La Niebla' es su final, que es, como dirían los anglosajones, "absolutely astonishing". Es un final extremadamente arriesgado, cargado de cinismo, y que redunda en la reflexión que se ha insinuado durante toda la película: "El hombre es un lobo para el hombre". Y es que, por encima de los monstruos, la película trata de analizar el comportamiento agresivo y desesperado que puede determinar al ser humano en una situación adversa de este tipo. El ser humano es pues, una amenaza aún mayor que los monstruos. Cómo no recordar la inmejorable novela de William Golding, 'El Señor de las Moscas'. Qué pena que la mala implicación de Thomas Jane lastre el momento. Y es que el final da que pensar. Y mucho.
En definitiva, estamos ante una película que está mejor cuando no desvela su exceso de ambición, molesto en algunas escenas, curioso y reconfortante en otros. Si se ve como un thriller con tintes de horror, está perfectamente planteado y es indudablemente una película estimable. Con 'La Niebla', mayores expectativas darán lugar a inequívocas decepciones.
Más información en Blogdecine sobre 'The Mist' y Frank Darabont.