'La Nave de Satán', o en el original, 'Dante´s Inferno', es una vieja película convertida en título de culto única y exclusivamente por dos razones. Una son los impresionantes decorados que representan el infierno ideado por Dante (de ahí su título en inglés), y por ser una de las primeras apariciones cinematográficas de uno de los mitos del séptimo arte, Rita Hayworth, en un brevísimo papel de bailarina, y cuando firmaba como Rita Cansino. Indudablemente lo segundo no es más que anecdótico, además hay que estar muy pero que muy atentos para lograr identificar a la Hayworth. Ahora bien, por lo primero hay que quitarse el sombrero, ya que estamos ante una película donde juega un papel muy importante la dirección artística, la cual tiene su máximo exponente en una atracción de feria que representa el mismísimo infierno, y en una secuencia onírica en la que al protagonista le es relatada una importante y crucial historia.
La historia de 'La Nave de Satán' nos narra la vida de Jim Carter, un hombre que empezó desde lo más bajo, cargando carbón en la sala de máquinas de trasatlánticos, y llegó a convertirse en un importante hombre de negocios gracias a su actitud emprendedora y su don de gentes después de conocer al dueño de una atracción de feria llamada El Infierno de Dante, la cual convertirán en un éxito sin precedentes llegando a ser la sensación del momento atrayendo a todo tipo de público para ver una monumental representación del Infierno. Pero la idea de Carter es crear un barco dedicado solamente al juego.
El film hace hincapié en el ascenso meteórico de una persona normal y corriente y de cómo ese ascenso puede llegar a corromperlo. En este caso podríamos estar hablando de que ser millonario es un verdadero infierno, o si no juegas bien tus cartas puede llegar a serlo, y entendamos por jugar bien las cartas el ser honrado y honesto en esta vida, algo que desgraciadamente va unido más bien a la pobreza. En este aspecto la película es bastante moralista, y consigue gran parte de su mensaje gracias a lo impresionantemente bien que están utilizados sus decorados los cuales parecen ejercer una especie de influencia psicológica sobre el espectador. Su director, Harry Lachman consigue hacer muy llevadera la película, a lo cual contribuye también se escasa duración, unos ajustadísimos 80 minutos. Esto último también juega un poco en su contra, ya que todo sucede a la velocidad del rayo, por así decirlo, y hay más de una situación que está forzada.
En el campo actoral nos encontramos con ese monstruo de la interpretación que era Spencer Tracy, sin lugar a dudas uno de los mejores actores que jamás hayan existido, de los pocos capaz de dar vida a cualquier tipo de personaje. Con su habitual carisma y fuerza nos ofrece un personaje lleno de matices, ese joven emprendedor que sabe cómo hacer para obtener éxito, el cual le va cegando cada vez más. Tracy logra que la evolución del personaje sea perfecta. A su lado Claire Travor, la que fuera la inolvidable prostituta de 'La Diligencia', una de las obras maestras de John Ford. Probablemente su personaje esté más deslucido que el de Tracy, ya que éste es la absoluta estrella de la función, y la Travor semeja por momentos ser la típica comparsa femenina.
Una película correcta a la que el paso del tiempo le ha hecho un poco de daño, pero que se ve y disfruta con agrado. Aún no está editada en dvd, pero ya sabéis de sobra cuales son los canales por los cuales conseguir este tipo de películas, las cuales parecen no existir para los inteligentísimos programadores de cine en las cadenas televisivas.
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