'La llegada', obra cumbre de la ciencia-ficción

'La llegada', obra cumbre de la ciencia-ficción

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'La llegada', obra cumbre de la ciencia-ficción

Cada vez que veo una película estoy deseando que me fascine. Está muy bien que te hagan pasar un rato más o menos entretenido, pero el gran anhelo es encontrarte con una que te deje sentado en la butaca y te tenga totalmente a su merced. Resulta sencillo equiparar eso al ya demasiado manoseado concepto de ser una obra maestra, pero lo realmente importante es que acaban siendo especiales para ti por un motivo u otro.

Con ‘La llegada’ (‘Arrival’) he de confesar que tenía expectativas muy altas después de lo que había ido diciendo de ella la crítica y también algunos afortunados que pudieron verla en Festivales como el de San Sebastián o Sitges. Eso suele llevar a decepciones más o menos importantes, pero en este caso el hype se ha quedado incluso corto ante esta extraordinaria cinta de Denis Villeneuve que se ha convertido en mi segunda película favorita de lo que llevamos de siglo XXI.

Sin palabras

Amy Adams En La Llegada

Unos extraterrestres llegan a la Tierra y el Gobierno de Estados Unidos contrata a una prestigiosa lingüista para intentar conocer sus intenciones. Esa es la sencilla premisa de la que parte ‘La llegada’, una película con el objetivo de llegar simultáneamente al cerebro y el corazón del espectador. Para ello parte de un relato corto de Ted Chiang y se vale de absolutamente todas las opciones que tiene una película para conseguirlo.

Amy Adams es el corazón de la película, la encargada de sostener la humanidad del relato mientras el espectador va entrando la historia y asimilando que ‘La llegada’ no va sobre los extraterrestres, sino sobre la forma en la que su visita impacta a la humanidad. No hace falta más que ver su mirada cuando se entera de la noticia en mitad de una clase para tener claro que va a ser una actuación mucho más basada en el lenguaje no verbal que en lo que salga por su boca, donde también clava ese cruce entre determinación y fragilidad del que hace gala en todo momento.

Para ello también se rompe la narrativa convencional con una serie de recuerdos que refuerzan sus motivaciones y que también explica, en cierta medida, su toma de decisiones. Tiene algo de puzzle, pero lo cierto es que supone también una pequeña dosis de alivio para esa sensación de agobiante quietud que Villeneuve busca para transmitirnos las dudas del resto de personajes hacia las intenciones de los alienígenas.

Escena La Llegada Arrival

De hecho, Villeneuve respalda de forma decidida tanto a través de la excelente fotografía de Bradford Young como en la inmersiva banda sonora de Jóhann Jóhansson, sin olvidar de una marcada predilección por los planos cerrados que también sirve para incidir en lo que comentaba más atrás sobre la interpretación de Adams. Una simbiosis perfecta que capta tu atención de buenas a primeras y va seduciéndote hasta alcanzar un punto en el que simplemente logra hipnotizarte.

Además, el guion de Eric Heisserer logra esquivar todos los problemas en los que podría haber incurrido. Pienso sobre todo en la posibilidad de que la jerga científica pueda suponer un obstáculo para el público, ya que todo se presenta de forma sencilla y clara, evitando caer en las repeticiones innecesarias y también en una carga excesiva de la exposición de los hechos y motivaciones de cada personaje. Todo es presentado de la forma más adecuada posible y se va avanzando sobre ello de forma intachable.

’La llegada’, impresionante en todos los sentidos

Alienigenas Comunicandose La Llegada

No obstante, lo mejor del libreto de Heisserer es que hace eso al mismo tiempo que no evita entrar en cualquier tipo de disquisición científica que pueda aportar algo relevante a la historia. Ahí soy consciente de que algún espectador quizá se pierda un poco, pero está todo presentado de una forma en la que tu cerebro debería asimilar rápidamente el motivo de ser una información útil que mejora tanto la historia como los personajes.

Ese material es algo que Villeneuve aprovecha para reincidir en la maestría que ya había exhibido con anterioridad para la creación de atmósferas, jugando aquí al mismo tiempo con la fuerte carga emocional de la historia y con su naturaleza de ciencia-ficción. Según el momento estamos más cerca de la realidad o suspendidos en un estado diferente, casi propio de otro universo. Eso es algo que fluye de forma tan acertada que dos opciones tan contrapuestas se convierten en poco menos que hermanas.

De esta forma, ‘La llegada’ acaba siendo un relato sobre la comunicación y todos los problemas y virtudes que puedan surgir alrededor de ella. De ahí surge su rico -aunque casi siempre en un segundo plano- contenido sociopolítico, pero es que incluso se encuentra en las propias entrañas de la historia, aunque hablar sobre ello sería desvelaros información que no debéis conocer antes de verla.

Protagonistas La Llegada

No falta el espacio para el espectáculo visual, pero os repito que ‘La llegada’ está en las antípodas de ser la típica invasión alienígena. Aquí no hay destrucción masiva que no lleva a más lado que a dejar al humano como la especie dominante, pero sí que hay otras formas de conquistar nuestros ojos sin dejar de estar en todo momento al servicio de la historia. Así debería ser siempre.

Como mencionaba antes, Adams es el corazón de la historia y también la protagonista omnipresente -sólo hay un pequeño momento en el que el punto de vista vira hacia el personaje de Jeremy Renner-, pero sus compañeros de reparto también lucen al nivel adecuado para que nada desluzca en ‘La llegada’ y que su embrujo llegue hasta el final, incluyendo ese giro que encaja de maravilla, dando además un nuevo sentido a todo.

En definitiva, ‘La llegada’ es película que va más allá de lo impresionante en todo lo que se propone, combinando además de forma magistral su lado cerebral con unas fuertes raíces emocionales. No tengo nada malo o no completamente positivo que decir de ella –hasta que Forest Whitaker salga poco, que su personaje no pide más y sólo puede existir el deseo por ser él quien lo interpreta-. Estamos ante una obra cumbre de la ciencia-ficción y del cine, así de sencillo.

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