El pasado viernes se estrenó en nuestras pantallas 'La isla de Nim', otro de esos títulos que nos llegan con bastante retraso, precedido esta vez de un fracaso económico en su país de origen, aún a pesar de contar en su reparto con Jodie Foster, que suele ser garantía de éxito, acompañada de Abigail Breslin ('Pequeña Miss Sunshine' la colocó en lo más alto para a continuación caer en picado) y Gerard Butler, que no da pie con bola desde '300'. A priori esta película tenía cierto interés, pues sus artífices (Mark Levin y Jennifer Flackett) habían realizado como guionistas la curiosa 'Wimbledon', y Levin debutó con la interesante 'Pequeño Manhattan' después de haber producido durante años la famosa serie de televisión 'Aquellos maravillosos años'.
Así pues, unas credenciales, que sin ser nada del otro mundo, podían lograr que tuviéramos cierta esperanza con una de esas películas que prometían ser un canto a la imaginación, a la libertad, a la inocencia, y contagiar las ganas de aventura. En realidad 'La isla de Nim' es casi todo lo contrario, y su mensaje una memez de mucho cuidado. Ahora es cuando toca decir que Levin y Flackett también han sido los guionistas de la reciente 'Viaje al centro de la Tierra', otra de aventuras "infantiles".
'La isla de Nim' narra las aventuras, si se les puede llamar así, de una niña que vive en una isla perdida de la mano de Dios, con su padre, un famoso científico que se ha retirado a investigar sin que nadie del mundo exterior les moleste. Allí Nim, en compañía de sus animalejos, una foca, un lagarto y un pelícano, sueña y vive fantásticas aventuras imaginarias, apoyadas por la lectura de una serie de libros sobre el aventurero Alex Rover. Cuando su padre se marcha a alta mar se produce una tormenta que deja inutilizado su pequeño barco. Nim desesperada pide ayuda por mail a la creadora de su héroe favorito, una escritora que es todo lo contrario a su creación, tímida y algo cobarde.
La película parece no empezar nunca, y justo cuando debe hacerlo, acaba. Por el medio asistimos a algo impensable, una apología de la soledad, de que todos aquellos que se consideran extraños, raros, incluso por encima de los demás, deberían tener su paraíso particular, una isla para ellos solos. Los personajes de 'La isla de Nim' no son personas normales y corrientes que buscan o encuentran la aventura. Apuntemos: un científico viudo, cuya muerte de su esposa disfraza con la imagen de que se la ha tragado una ballena, no quiere saber nada de nadie y se retira a una isla, en la que eso sí, con los últimos avances tecnológicos, mantiene contacto con el mundo exterior. Su hija, que se ha tenido que quedar con su padre sí o sí, y que no conoce la relación con otras personas de su misma especie exceptuando por supuesto a su propio padre, emplea el tiempo en soñar. Y una escritora neurótica que no sale de su casa en la que se refugia en las aventuras de su creación, escribiendo exitosos libros. Tres personajes totalmente antisociales cuyo lugar idóneo es lejos del mundo civilizado y de cualquier persona. El único personaje coherente es el del aventurero, producto de la imaginación de la escritora, que como alter ego de la misma, la invita a viajar a un lugar remoto para aislarse todavía más.
Para colmo los actores parecen convencidos con dar vida a estos antipáticos personajes. Abigail Breslin pierde todo el encanto que tuvo en el film antes mencionado. Jodie Foster realiza la que probablemente sea su peor interpretación, totalmente desfasada haciendo horripilante un personaje con cierto atractivo y que desaprovecha todas sus posibilidades (el hecho de conocer el mundo a través de su creación). Gerard Butler hace lo que puede con su rol, sin duda el peor dibujado de todos. Baste decir que los animales que salen en el film les ganan la partida a los actores, sobre todo un expresivo lagarto, y aunque tengamos que perdonar (por lo gracioso del asunto) las increíbles peripecias de un efectivo pelícano.
'La isla de Nim' es una pérdida de tiempo, y su contribución al cine de aventuras simplemente no se da porque no existe tal aventura, ésta debería dar comienzo cuando empiezan a salir los títulos de crédito finales, después de un cierre totalmente previsible, noño y absurdo. SPOILER. La chavala después de librarse de un crucero, cuyos tripulantes son pintados como piratas, se reúne con su escritora favorita que no tarda nada en llegar a la isla de las narices, con temporal incluido, y ellas reciben a un padre, que además de científico es McGyver multiplicado por El equipo A, tras construir nada menos que dos embarcaciones de los restos de su barco. FIN SPOILER.