En ocasiones, no hay quien entienda las oscuras maniobras de las compañías de distribución cinematográfica. Esas que deciden en un momento dado lo que debe o no estrenarse en nuestro país y que pueden llegar a retrasar hasta lo indecible un título determinado o, como es el caso que hoy nos ocupa, cancelar por completo la posibilidad de que el público español tuviera si quiera opción de asomarse a esta historia basada en hechos reales producida por Disney.
Vaya por delante que, como veremos a continuación, no es que la pérdida sea de esas que haya que lamentar en extremo, pero no deja de parecernos extraña la decisión de no estrenar en nuestras salas 'La hora decisiva' ('The Finest Hours', 2016) cuando la cinta cuenta con un par de nombres de cierta entidad —los de Chris Pine y Casey Affleck—, el respaldo de una productora como la casa de Mickey Mouse —y de Marvel, y de Star Wars y, si nadie se lo impide, de Fox— y narra un episodio que, localista, sabe como atrapar al espectador extranjero.
Emociones poco emocionantes
Seamos francos, a priori, que lo que Craig Gillespie nos cuente en la cinta quede acotado al rescate que la guardia costera hizo en 1952 de los miembros de la tripulación de un petrolero que se desgajó por la mitad en un temporal de aupa cerca de Cabo Cod, se acerca tanto a lo que Wolfgang Petersen ponía en juego con 'La tormenta perfecta' ('The Perfect Storm', 2000), que no es de extrañar que a Disney le haya costado trabajo encontrar la forma de venderla allende los mares.
Máxime, cuando lo que mejor funciona de 'La hora decisiva' vuelve a ser lo mismo que lo que lo hacía en la cinta protagonizada por George Clooney y Mark Wahlberg. Esto es, todo aquello relativo al momento en que la acción se desata en alta mar y vemos a los personajes pasarlas "canutas" para sobrevivir, echando mano el presente filme de situaciones que se antojan demasiado similares a las que veíamos hace diecisiete años y contando además con una desventaja clave con respecto al dirigido por el teutón: el factor sorpresa.
No es ya porque sea de Disney y sepamos, de forma tácita, que la cinta no puede terminar mal, es que es tan evidente en el transcurso del tercer acto que así va a ser, que por más que haya algún deceso que podría calificarse de "inesperado", no lo es tanto si uno sabe leer entre líneas y observa cómo están desarrollados —aunque sea de forma esquelética, porque vaya si se tira aquí de arquetipos— los secundarios más prominentes del reparto.
'La hora decisiva' te mantiene en tensión gracias a su efectiva puesta en escena
Traba a tener en cuenta que se une a lo desaprovechado de algunos de ellos —lo de Eric Bana es de traca—, la ausencia de emoción que ello acarrea es suplida, no obstante y en parte, por el pulso que Gillespie mantiene con el espectador en esos instantes en que los cuatro tripulantes de la pequeña embarcación de rescate, o aquellos que tratan desesperadamente de sobrevivir en el Pendleton —el petrolero citado con anterioridad—, se enfrentan a la furia desatada de los elementos.
El trabajo en dichos momentos del departamento de efectos visuales resulta cuanto menos encomiable, y aunque no es complicado atisbar algún croma o cierta transparencia, la credibilidad que ostentan las escenas de alta mar ayuda sobremanera a mantener la tensión...siempre y cuando uno se olvide, claro está, de eso que comentaba al principio acerca de la poca capacidad de sorpresa que atesora el metraje.
Con la correcta música de un Carter Burwell que, por momentos, no parece él, y unas actuaciones que se mueven entre lo acartonado de Pine —que parece estar alelado durante buena parte del metraje— lo escueto de Ben Foster y lo efectivo de Affleck, quizás no haya que lamentar en exceso que 'La hora decisiva' no llegara a nuestros cines, aunque bien hubiera valido verla en pantalla gigante sólo por apreciar en toda su magnitud aquello que mejor funciona de una propuesta familiar y previsible, sí, pero con sus dos o tres instantes.
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