No conozco la obra del escritor francés Boris Vian y por lo tanto, desconocía 'La espuma de los días', la novela de 1946 que ha adaptado al cine el siempre especial Michel Gondry, aunque leyendo su argumento parecía bastante obvio que si alguien debía llevarla al cine, ese era Michel 'amante de los cachivaches' Gondry: una pareja se enamora locamente y tras casarse a ella le encuentran un nenúfar en el pulmón y todo ello, situado en un universo poético y algo surrealista, que bien se adapta al imaginario del director francés.
Aunque todavía sin fecha de estreno en España, 'La espuma de los días' es, sin duda, una de las grandes apuestas del cine francés del año, ya no solo por su reputado director, sino porque adapta una novela muy popular en Francia y cuenta en su reparto con cuatro de las grandes estrellas del cine galo: Romain Duris, Audrey Tautou, Omar Sy y Gad Elmaleh. Quizás por sus altas expectativas –y por su demasiado apabullante propuesta visual de la que os hablaremos luego–, la película resulta algo fría y no consigue que el espectador entre de lleno en la triste y poética de Colin y Chloé.
El surrealismo y sus cachivaches
Una película de Michel Gondry, no sería de Michel Gondry si el surrealismo no fuera una parte crucial de su forma de contarnos la historia, y es que hasta los títulos de su filmografía que parecen más normales como '¡Olvídate de mí!' ('Eternal sunshine of the spotless mind', 2004) o 'Rebobine, por favor' ('Be kind rewind', 2008), no serían lo que son sin ese toque surrealista y poético que las envuelve. El surrealismo es uno de los puntos clave del cine de Gondry y 'La espuma de los días' con todas sus metáforas poéticas sobre el amor, la enfermedad y la muerte es el escenario perfecto para que el director francés despligue todo su arsenal de trucos de mago, para adentrarnos en este universo único y especial que creó Boris Vian; un universo luminoso y lúgubre y que llega a ser pantanoso y desagradable, como la vida misma.
Y es que se podrían hacer diferentes lecturas de 'La espuma de los días'. Podemos aceptar lo que es: la historia de una pareja enamorada y feliz que tiene que afrontar un duro golpe como la enfermedad y la muerte de uno de ellos, o entenderla como una metáfora en sí misma sobre el amor y como acaba muriendo con el tiempo –para esto último os recomiento la fantástica 'Blue Valentine' (id, 2010) de Derek Cianfrance–. Una lástima que lo que podría haber sido una interesante y original historia sobre la pérdida y la degradación del amor, termina apabullándonos con semejante propuesta visual.
Si tuviéramos que compararla con alguna de sus anteriores trabajos, 'La espuma de los días' estaría mucho más cerca de 'La ciencia del sueño' ('La science des rêves', 2006) y a su uso, completamente disparatado de trucajes a la vieja usanza y cachivaches inútiles por doquier. Está claro que es una de las señas de identidad del director galo, al que le gusta bien poco usar efectos especiales por ordenador y que ese 'veo el truco' y la utilización del stop- motion le da ese toque especial y original a la historia de Colin y Chloé, pero sólo hasta cierto punto. Y es que llega un momento en el que parece que Gondry está más interesado en mostrarnos su apabullante, alocado y original mundo interior que el de sus personajes, y alguna secuencia llega a convertirse en un auténtico catálogo de cachivaches inútiles que sólo sirven para que el espectador se aleje poco a poco de la historia. Pero no todo es malo en esta apabullante propuesta visual, y es que el uso de colores y su degradación, pasar del tecnicolor de los años 60 al más arcaico blanco y negro del cine mudo, funciona sin que el espectador se dé casi cuenta.
Y como siempre me gusta hablar del reparto, en esta ocasión no podía ser menos, sobre todo, teniendo en cuenta de que la película la protagonizan cuatro grandes estrellas del cine francés. Romain Duris y Audrey Tautou interpretan a la pareja protagonista, dotándole él el punto romántico justo y ella, esa fragilidad de lo efímero que requiere su personaje. Junto a ellos y en papeles pequeños, el siempre desbordante y aquí un poco desaprovechado Omar Sy, como amigo complice –y cocinero– de la pareja o Gad Elmaleh y hasta una participación del propio director.
En definitiva, 'La espuma de los días' no termina emocionar como debería porque el espectador se entretiende más contemplando las maravillas del piano que hace cócteles o las mesas ondulantes o al pequeño ratón con cara de Alain Chabat que recorre la casa, que en la triste y trágica historia de amor. Una pena.
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