Siempre es difícil pensar en el resto de títulos que llegan esa semana cuando se estrena una película tan excelente como 'La isla mínima' (Alberto Rodríguez, 2014), pero el mundo no se para por nada y son muchas más las cintas que desembarcan mañana 26 de septiembre en los cines españoles , pero 'La entrega' ('The Drop', Michaël R. Roskam, 2014) sobresale por encima del resto al ser lo último que estrenará el tristemente fallecido James Gandolfini.
'La entrega' es también el salto a Hollywood de Michaël R. Roskam, director belga que consiguió que 'Bullhead' ('Rundskop', 2011), su ópera prima, consiguiese una nominación al Oscar de mejor película de habla no inglesa. El premio fue finalmente para 'Nader y Simin, una separación' ('Jodaeiye Nader az Simin', Asghar Farhadi, 2011), pero el nombre de Roskam ya era conocido en la meca del cine, algo que aprovechó para rodar un muy estimable thriller en el que brilla con luz propia el trabajo de sus actores.
La valiosa sencillez de 'La entrega'
Los thrillers de Hollywood cada vez se están interesando menos por los relatos pausados, algo a lo que también ayuda que, por desgracia, el público no parece especialmente interesado en este tipo de historias, ya que los amantes del cine comercial se decantan por otro tipo de películas, pero no son suficientemente diferentes para ser encumbradas para aquellos siempre atentos a encontrar joyas entre las producciones que no cuentan con grandes campañas promocionales. Mucho me temo que eso va a condenar a 'La entrega' a pasar relativamente desapercibida por injusto que esto sea.
Está claro que 'La entrega' es la adaptación de perfil más bajo de Dennis Lehane, cuyas novelas sirvieron de inspiración para títulos como 'Shutter Island' (Martin Scorsese, 2010), 'Adiós pequeña, adiós' ('Gone Baby Gone', Ben Affleck, 2007) o 'Mystic River' (Clint Eastwood, 2003), pero a cambio cuenta con la ventaja de que el propio autor se ha encargado de escribir el guión, algo que se nota en lo compacta que resulta la evolución de la historia o lo atinados -aunque no brillantes- que son los diálogos, incluso en situaciones que en condiciones normales podría resultar un tanto anodinas o excesivamente previsibles.
Roskam también hace suya esa tranquilidad a partir de la cual se va construyendo la tensión, la cual explota de forma magnífica durante su tramo final, siendo las relaciones entre los personajes las que sirven como base para el crecimiento de la historia. Esto se traduce en una fuerte presencia de los diálogos, teniendo el espectador que saber ver más allá de su literalidad en varias ocasiones, pero que nadie se preocupe, que no son conversaciones crípticas en las que resulta complicado entender qué es lo que quieren decir -en todo caso sería justo lo contrario-.
Me llamó también la atención que Roskam apostase por un uso bastante incidental de la música con la salvedad del tramo final en el interior del bar en el que trabajan los dos protagonistas, donde resulta imprescindible para preparar al espectador de cara a lo que va a suceder. Eso sí, incluso ahí los diálogos tienen una importancia capital, aunque su fuerza es tal que poco importa que en este caso sean puramente explicativos. Además, se agradece ese sosiego en la puesta en escena, huyendo de todo artificio en beneficio de una relativa frialdad que ha de ser matizada por los personajes y, sobre todo, los actores detrás de ellos.
Las ventajas de tener buenos actores
Hace apenas unas semanas tuvimos un nuevo recordatorio del talento de Tom Hardy en la notable 'Locke' (Steven Knight, 2013), donde tenía que sujetar él solo toda una película y no lo hacía nada mal. Sin embargo, siempre es mejor tener toda la ayuda posible y en 'La entrega' cuenta con tres grandes aliados, ya que, con contadas excepciones, siempre seguimos el punto de vista de Bob, un hombre inhumanamente tranquilo que va mostrando sus distintos rostros -excelente los suaves matices que imprime Hardy al personaje en función de cada escena- en función de si está compartiendo escena con el personaje interpretado por James Gandolfini -el único que le “roba” algo de protagonismo real-, Noomi Rapace o Matthias Schoenaerts.
He de confesar que hubo momentos en los que no recordaba que el director de la película era Roskam y creía que Niels Arden Oplev había conseguido reproducir la relación de los personajes de Colin Farrell y Rapace en 'La venganza del hombre muerto' ('Dead Man Down', 2013) con ella misma y Hardy, pero de una forma mucho más humana, cercana y emocional. También es lo que requiere la historia, pero no tengo problemas en afirmar que Roskam supera holgadamente todos los logros de Oplev. Eso sí, no llega a ser tan fascinante como para compensar algunos lugares comunes en su construcción.
Poco también de lo que quejarme en el caso Schoenaerts, que ya había trabajado con Roskam en su ópera prima, y su interpretación de un violento lunático que no termina de saber lo que realmente quiere, pero la otra gran estrella de la función es Gandolfini, quien da vida a un hombre cansado de todo con un grave problema familiar que le obliga a tomar una decisión desesperada. Él es el que más transmite sin la necesidad de pronunciar palabra alguna y es una lástima que no vayamos a ver ningún estreno más con su nombre en el reparto.
En definitiva, 'La entrega' es un thriller que prefiere construir la tensión a partir de las relaciones entre sus personajes, tomándoselo todo con calma, pero sin por ello sabotear una adecuada evolución de la historia. Además, no falta alguna sorpresa por el camino, uno de mis grandes temores -durante no pocos minutos da la sensación de que sabemos todo lo que va a suceder con varios minutos de antelación-, y el gran trabajo de sus actores principales -hay algún secundario que no encaja del todo bien-, en especial de Tom Hardy y James Gandolfini, es la guinda del pastel.
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