'La desconocida' es la penúltima película dirigida por Giuseppe Tornatore (ya tiene una nueva en post producción, y otra en la que suena como director), y como es habitual por estos lares pues ha tardado la friolera de dos años en estrenarse, tardanza que como siempre lleva implícito el hecho de que su distribución es más bien lamentable, pues no ha llegado a todas las ciudades de España. Tornatore siempre ha sido muy mal tratado en nuestro país al respecto; sólo su film más famoso (y también el mejor), 'Cinema Paradiso', ha tenido una distribución decente, y todo gracias a su Oscar.
'La desconocida' es un título totalmente opuesto al mencionado, incluso se aparta poderosamente de propuestas de otra índole como 'Pura formalidad' (para el que suscribe, un experimento totalmente fallido que supone el peor trabajo de su autor). Un film desconcertante en su conjunto, fascinante por momentos, y que bebe de distintas fuentes, como el cine de Hitchcock, el giallo italiano, el cine-denuncia, el drama, y lo mezcla todo en una historia realmente cruda, no apta para todos los estómagos, aunque no exenta también de algunas trampas en su guión que lastran un poco los resultados.
Versa 'La desconocida' sobre Irenauna mujer ucraniana que llega a Italia huyendo de un turbulento pasado lleno de violencia. Obsesionada por conseguir trabajo de asistenta en una determinada casa, hará todo lo que esté en su mano por conseguir el mencionado trabajo. En dicha casa vive un matrimonio de orfebres, más su hija pequeña, con la cual Irena se encariña enseguida, sobre todo al conocer una peculiar enfermedad que padece. Los problemas empezarán cuando el pasado de Irena hace acto de presencia, y el terror que sufrió hace años se impondrá de nuevo en su vida.
La primera media hora de 'La desconocida' funciona como una cinta de suspense en el sentido más tradicional del término. La sombra de Hicthcock hace acto de presencia, no sólo en la forma de presentar la historia y a los personajes, sino en su planificación, enormemente sugerente, una puesta en escena en la que no falta una escalera redonda, de una importancia vital para el desarrollo de los acontecimientos, que evoca a uno de los títulos más famosos del maestro, 'Vertigo'. Pero Tornatore va más allá en su propuesta de lo puramente formal, y su personaje femenino se asemeja all de James Stewart en más de un punto. Su búsqueda de fantasmas que le atormentan, la aparición de otros fantasmas que parecían sueños (servidos a modo de flashbacks que nos desvelan el sorprendente y nada divertido pasado de la protagonista), su dualidad como mujer, la que fue, la que es, la que siempre será. Un dibujo psicológico muy certero, y que nos acerca a una mujer fascinante en más de un punto, creando alrededor de ella una enigma, que poco a poco se va desvelando.
Y curiosamente, cuanto más vamos sabiendo de sus planes, cuanto más vamos viendo lo que pretende hacer la protagonista, el film va perdiendo algo de su fuerza inicial. Tornatore abusa de algunas trampas impropias de él, como el engañar al espectador con el supuesto destino que sufre uno de los personajes secundarios que forman parte del pasado de Irena, un pasado que en realidad es un infierno en la Tierra, un infierno del que ha logrado escapar y ahora le reclama de nuevo. Es esta parte una de las más confusas del film, en parte porque Tornatore mezcla intenciones de forma poco equilibrada, e incluso no le hace ascos a la denuncia que puede escapar de sus imágenes. El tráfico de mujeres para su explotación sexual (con sugerentes y terribles imágenes que aterrorizan más que los expuesto en films como 'Hostel'), y el tráfico de recién nacidos, son las fieras y desalmadas propuestas con las que juega el director italiano a través de su cámara, que filma sin parangón a una actriz en verdadero estado de gracia: Kseniya Rappoport.
Rappoport, y su deslumbrante ejercicio de transformación, tanto física como emocional, llena por completo la pantalla. Sus miradas enfrascadas en el presente, y sobre todo en el futuro, el cual se les escapa de las manos, y su pensamiento, huyendo de un pasado que quiere exterminar por completo; sus gestos, sus palabras, todo. Tornatore mima este personaje, desatendiendo los demás, lo encuadra magnificándolo, y le viste con una música, del eterno Ennio Morricone, que pasa de ser Bernard Herrmann en su parte inicial, al alguien completamente distinto cuando el film termina. Y cuando esto sucede, además de pesar las trampas antes indicadas, Tornatore hace algo que hasta ese momento estaba evitando y que puede ser tomado como una concesión al espectador, que si bien no cae en la ñoñería en la que podría haber caído, si desentona de toda la dureza extrema que hasta ese instante llenaba nuestros ojos.
Aún con esto 'La desconocida' es un film disfrutable en buena medida, aunque este disfrute venga de los puñetazos directos al estómago o a la mandíbula que el director suelta casi sin parar. No hará historia ni está a la altura de las grandes obras de Tornatore, pero desde luego no merece el desprecio que ha tenido por parte de la distribución de este nuestro querido país. A estas alturas, seguro que su título ya le hace una inmerecida justicia.