YouTube fue una de las grandes revoluciones de Internet en su momento. Sí que había formas de ver vídeos en Internet, pero no había ninguna especie de gran base de datos que recopilase vídeos con información de prácticamente cualquier cosa que uno pueda imaginar. La única discriminación existente son las quejas por copyright que hacen que algunos vídeos acaben siendo eliminados, aunque eso también se evita muchas veces con alguna treta. Sin embargo, YouTube tiene varias pegas: La primera es que es una forma perfecta para perder el tiempo a lo tonto vagabundeando de vídeo en vídeo, pero la que ahora nos interesa es su capacidad como, no veo el motivo para no llamarlo así, medio de información.
El problema más grave de YouTube es que, dadas las limitaciones temporales (sé que uno puede incluso ver películas enteras en un sólo vídeo de la web, pero no es lo habitual) resulta casi obligado una tendencia a la superficialidad, a ser una forma de enterarte de algo de modo un tanto superficial, como si fuese una especie de grandes éxitos de lo que realmente sucedió. Algo similar sucedería en el caso de Wikipedia, pero al menos allí hay una mayor interconexión para ir saltando y enterarte de forma más detallada de aspectos concretos del artículo, mientras que en YouTube simplemente te ofrece la ocasión de ver otros grandes éxitos de temas similares o puede darse el caso de que sea un vídeo idéntico subido por otro usuario. Y dado el éxito que ha tenido YouTube era cuestión de tiempo que esta tendencia saltase a otros ámbitos, y dado el gran interés del cine por rodar biopics a mansalva también era de esperar que sucediese más temprano que tarde, y eso es lo que ha sucedido con ‘La dama de hierro’, la película que nos habla de la vida y obra de Margaret Thatcher.
Los fallos de ‘La dama de hierro’
Creo que ya ha quedado bastante claro que no acabé muy satisfecho con mi visionado de la película y también cuál es el gran mal que veo en la película, pero dejadme que me extienda un poco más al respecto: ‘La dama de hierro’ es un fallo casi total a nivel de guión sin que necesariamente pueda decir que es, y perdón por la expresión, una mierda. El guión de Abi Morgan toma dos elementos como eje del relato: La relación personal entre Thatcher (Meryl Streep) y su marido Denis (Jim Broadbent) para representar el presente de la protagonista y la carrera política de Thatcher. Siendo generosos, puedo decir que la relación matrimonial funciona bien y sabe esquivar el caer en demasiados sentimentalismos por el hecho de que, y no creáis que es un spoiler porque no es el caso (es algo que sabemos bien pronto), él está muerto y la salud mental de ella está deteriorándose. Tampoco es que logren un retrato brillante al respecto, pero es la parte que consigue una mayor conexión con el espectador, sobre todo por el personaje de él.
Los problemas graves llegan a la hora de mostrar la carrera política de la protagonista, ya que se va saltando de un evento a otro sin dejar el más mínimo espacio a cierta reflexión al respecto. Aquí lo que importa es dejar ver la mano dura de la protagonista, pero también sus aciertos y el bien que hizo a Inglaterra. Eran tiempos duros y era necesario tomar medidas con mano de hierro y eso es lo que pasa. Toma medidas y a la porra, ya pasamos al siguiente problema. No hay nada que impacte porque todo parece una mini-etapa de 2-3 minutillos que sólo va a fortalecer el hecho de que la protagonista es una gran persona. Y punto. Vamos, una especie de grandes éxitos de toda su carrera, en la que ni siquiera se paran a comentar un poquito el hecho de que sea la única mujer entre un montón de hombres. Eso es indiferente, pero también es esa la sensación que deja en el espectador todo lo que se le está contando.
Tampoco creo que haya sido muy acertado elegir a Phyllida Lloyd para encargarse de la dirección de la película siendo su gran carta de presentación para el cine el haberse encargado de rodar ‘¡Mamma Mia! La película’, el famoso musical con las canciones de Abba que, oh casualidad, también protagonizó Meryl Streeo. Y es que la única explicación que veo es que se llevasen tan bien en el rodaje de esa película que por eso hayan querido repetir. Le pega es que aLloyd aún le viene muy grande el rodaje de una película con fines oscarizables y no sabe qué hacer con un guión tan limitado. Y es que ya he mencionado varias veces el tema de dejar la sensación de ser un grandes éxitos, pero es que hay varios momentos en la película en el que el montaje de la película fortalece esa sensación. Y es que Lloyd apuesta por esa opción tan respetable de intentar ser invisible en la puesta en escena, pero eso sólo funciona de verdad cuando tienes un material de mucho nivel entre manos, y no es el caso. Y lo peor de todo es que en ningún momento consiga que uno sienta empatía con la protagonista. De hecho, y eso es algo que comenté bastante con la persona con la que vi la película, Thatcher cae mal al espectador cuando la película no se corta en pasar de contarnos varios aspectos polémicos de su ideario. En fin, un desastre.
Lo poco bueno de ‘La dama de hierro’
Es obvio que en una película como ‘La dama de hierro’ el gran punto fuerte iban a ser las interpretaciones, pero incluso ahí no consigue terminar de fascinar al espectador. Es obvio que Meryl Streep realiza una buena interpretación y vuelve a darnos muestra de su gran capacidad para los acentos, pero es que aquí donde reaparece el problema de la empatía. Y es que llega un momento en el que a uno le da igual lo que haga o diga la señora que hay en pantalla y eso afecta a la actuación de Streep, que sin dejar de ser buena espero que no se les ocurra premiarla con un Oscar cuando ha tenido muchísimas otras actuaciones muy por encima de ésta. El otro personaje importante es el que le toca a Jim Broadbent y es aquí donde la película encuentra cierta redención, ya que es él quien consigue ganarse el aprecio del público, en especial con la parte de la historia en el presente (donde tiene una mayor libertad de movimientos, algo que Broadbent sabe aprovechar), ya que en la centrada en la carrera política de Thatcher tiene una importancia casi marginal. ¿Y el resto del reparto? pues por ahí están, pero ninguno tiene un personaje con la suficiente enjundia como para destacarle. Vamos, bulto para que avance la historia y la protagonista tenga alguien a quien replicar y quedar por encima. Una pena.
En definitiva, ‘La dama de hierro’ es un biopic superficial que nunca llega a atrapar al espectador por la historia que está contando con la parcial salvedad de la parte más humana de la historia. Además, también falla en su intento descarado por conseguir la empatía del espectador aligerando (o directamente eliminando) los aspectos más polémicos de la carrera política de Thatcher. Lo único que merece la pena salvar son las actuaciones de Meryl Streep y Jim Broadbent, pero por sí solos no consiguen que ‘La dama de hierro’ sea no ya una película recomendable, sino simplemente digna de un aprobado. La primera decepción de 2012, sólo espero que no haya muchas más.