Hacía tres años, desde que estrenara ‘La mejor oferta’ (‘La migliore offerta’) que no sabíamos nada del realizador italiano Giuseppe Tornatore. He de decir que esta última película, como casi todas las que he visto suyas, me gustó muchísimo así que esperaba con ansia el momento de poder tener en mis manos ‘La correspondencia’ (‘La corrispondenza’), un film que de nuevo escribe y dirige y que cuenta con Jeremy Irons y Olga Kurylenko como protagonistas.
En ‘La Correspondencia’ al igual que en ‘La Mejor Oferta’ hay un tema en común. Ambas historias son muy distintas, pero las dos hablan de un amor imposible, de un amor de esos que rozan lo enfermizo, en el que estarías dispuesto a hacer cualquier cosa para que no acabe nunca. Y aunque en mi opinión ‘La correspondencia’ es una película algo inferior a la anterior, eso para nada significa que sea una mala película, de hecho es un trabajo muy digno, aunque falle en algún aspecto.
Interesante propuesta temática
Es difícil comentar sin destripar demasiado el argumento, pero lo voy a intentar (cuidado que puede haber algún spoiler): la cinta tiene una secuencia de inicio espectacular, con un Jeremy Irons y una Olga Kurylenko despidiéndose a besos en la habitación de un hotel. Él es Ed y es profesor de astrofísica y ella es Amy, estudiante de lo mismo, aunque para pagar sus estudios trabaja como doble de acción en escenas de riesgo.
Tornatore juega hábilmente con las profesiones de sus personajes para desarrollar sus emociones (tanto la astrofísica como ser actriz de escenas de riesgo tienen su peso en la evolución de la historia). Ambos tienen una apasionada relación aunque sus encuentros son bastante escasos. Tras esa primera escena se separan y su relación se mantiene en la distancia. A través de mensajes de texto, emails, y correos tradicionales vamos conociendo la historia de ambos personajes y el profundo amor por el que están unidos.
La película contiene un marcado mensaje simbólico, que incide en la eternidad del amor, no importando lo lejos que estén un amante del otro. También habla sobre ciencia y alma, materia y espíritu, el dolor, la perdida e incluso el arte… entre otros temas transcendentales. La capacidad de reflexión de Tornatore es infinita y hay mil lecturas posibles, a cada cuál más bella e intencionadamente profunda… Que esa profundidad sea entendida como él pretende, sin embargo, es otra historia.
Temas trascendentales en un guión lánguido
El principal problema de ‘La Correspondencia' es que tras establecerse el conflicto principal (a la media hora de empezar) pocas cosas consiguen sorprender. Después de la primera mitad del film la pasividad del guión se establece como norma, y no se anima en ningún momento más del metraje. Pero es que Tornatore simplemente es así. Aquí opta por la propuesta del amor contemplativo, pero continúa siendo fiel a su estilo evocador y preciosista y para muchas personas, entre las que me incluyo, su estilo es casi siempre cautivador.
Pero con el mensaje de este último film (que no niego que tiene su trasfondo) no he logrado conectar totalmente, me ha resultado todo artificialmente emotivo. Quizás mi problema con dicha historia de amor sea que no encuentro la suficiente química entre Irons y Kurylenko, lo que hace que resulte inmune a cierta de su aparente magia. Quizá por los constantes mensajes que se envían la narración se hace repetitiva llegando incluso a resultar un poco pesada.
Aspecto técnico y artístico
Además hay ciertos aspectos —como el funcionamiento impecable del servicio de mensajería o el cambio de actitud de Victoria (Shauna Macdonald) hacia Amy— que resultan inverosímiles. Eso sí, la película, que fue rodada en Edimburgo, York, las montañas de Tirol del Sur y el lago de Orta en Italia resulta muy hermosa y estimulante a la vista. La propuesta visual de Fabio Zamarion —que ya trabajó con Tornatore en ‘La desconocida’ (‘La sconosciuta’, 2006) y en ‘La mejor oferta’— cuenta con un gran conjunto de propuestas visuales cuidadosamente encuadradas.
Por el lado interpretativo destaca una solvente Kurylenko, que demuestra con cada uno de sus trabajos que es algo más que una cara bonita y en cuanto al oscarizado Jeremy Irons, inyecta a su personaje tanto carisma como el guión le permite. Los personajes secundarios son utilizados con el fin de aumentar el halo de misterio, pero como he dicho antes, también contribuyen a aumentar la inverosimilitud.
En cuanto a la banda sonora, que corre a cargo del maestro Ennio Morricone (quien lleva colaborando con Tornatore más de veinte años) tengo que decir que me ha resultado simplemente correcta, aunque en ocasiones lo es tanto que llega incluso a pasar desapercibida.
Lo mejor: La propuesta visual y las interpretaciones, especialmente la de Kurylenko, que consigue clavar todos los estados por los que pasa su personaje sin resultar exagerada.
Lo peor: La propuesta temática es buena, pero se podría haber aprovechado mejor su desarrollo. La voz en off durante toda la película, sobra.
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