Viggo Mortensen, Kodi Smit-McPhee, Charlize Theron, Robert Duvall y Guy Pearce protagonizan 'The Road (La carretera)', adaptación de John Hillcoat de la novela 'La carretera', de Cormac McCarthy, en la que un hombre y su hijo recorren las desoladas rutas de un mundo en el que la civilización ha llegado a su fin y la naturaleza ha dejado de producir. Este film llegará a nuestros cines el viernes, 5 de febrero.
Consideré 'No es país para viejos' una gran película —salvo por el final—, entre otras cosas, porque los Coen habían superado la difícil prueba de reproducir el estilo literario de McCarthy sin hacer una película literaria en exceso, sino trasladándolo al terreno fílmico. En lugar de calcar párrafos en voz en off o de repetir los diálogos, la austeridad del tono del escritor la habían llevado los Coen a las imágenes. Esa me parece la manera de adaptar un libro: apoderarse de la esencia y transportarla al nuevo lenguaje, en lugar de dejar al espectador con la sensación de que está escuchando literatura leída e ilustrada. John Hillcoat, sin llegar a tal excelencia, va por el buen camino y se acerca a esa traslación absoluta del relato de un medio a otro.
En la fotografía de Javier Aguirresarobe predominan los tonos ocres, a pesar de que la novela te lo hace ver todo gris —de hecho, en el arranque de la cinta, la voz en off nos lo indica—. Pero es un ocre tan sucio que no se aleja de lo que podría haber imaginado el lector. La aridez y la carestía están tan bien reflejadas que se respiran desde la butaca y contagian sin tardanza el sentimiento de urgencia y precariedad que invade a los personajes. No obstante, nos encontramos ante un film de gran belleza plástica, en el que los cuadros, que se componen por los desperdicios y los lugares abandonados, quedan iluminados por la luz de un sol incapaz de calentar o de dar la vida. La música de Nick Cave contribuye con el minimalismo de la puesta en escena.
Se podrían señalar grandes hallazgos, pero sería injusto achacárselos a Hillcoat o al guionista, Joe Penhall, pues estaban ya presentes en el libro. Uno de ellos reside en no dar a conocer la razón de que los personajes se encuentren en un mundo postapocalíptico. Podría haber una serie de motivos: la erupción de Yellowstone o de cualquier otro volcán de cercana magnitud, un desastre ecológico creado por los seres humanos… da igual. Si se incluyese, la obra se teñiría por un mensaje que no es lo que McCarthy quiere dar. La reflexión que sí quiere hacer el autor es otro de esos hallazgos que quería mencionar: ¿a qué precio deseamos la supervivencia? Queda claro que podrían seguir adelante cometiendo determinado acto, pero ¿valdría la pena? Esa noción es tan poderosa que sostiene la historia a lo largo de toda su extensión.
La interpretación de Viggo Mortensen es sublime. Se aprecia que es un actor que lo da todo por los personajes que encarna y por las películas en las que se involucra. Su implicación es tal que, con pocas palabras y sin apenas expresar lo que siente, podemos verlo en su papel sin dejar de creernos ni por un instante que esté pasando por esa experiencia y sufriendo como sufre su personaje. Kodi Smit-McPhee, que interpreta al chico, tiene en sus manos a un ser todavía más interesante. Podría parece que el niño no se ha curtido lo suficiente, dadas las circunstancias en las que le ha tocado vivir desde su nacimiento. Sin embargo, es necesario que conserve la inocencia infantil, ya que él será, no sólo el motivo por el que el hombre quiera seguir viviendo, sino también lo que le mantiene cuerdo e, incluso, su conciencia: lo único que le impide caer en la crueldad salvaje. Charlize Theron no tiene mejor papeleta: ella es la que lleva el peso del dramatismo de la película, la única que hace explícito el conflicto y demuestra abiertamente sus sentimientos. Sin sobreactuaciones, logra transmitir congoja. El pobre Guy Pearce últimamente sólo hace cameos, pero está igualmente genial en su breve intervención.
No se puede decir que sea una película en la que ocurran muchas cosas. Quienes esperen una entrega de terror no van a salir satisfechos tras ver 'La carretera (The Road)'. Existen escenas que causan sustos momentáneos o que muestran acción y en ellas la tensión está muy bien llevada. Los "malos", como el propio niño los llama, no son zombies o infectados, pero no es necesario que lo sean para que se conviertan en monstruos. Lo único que les separa a ellos, los "buenos", de estos seres peligrosos que pueden atacarlos es una decisión y esa línea es tan fina que poco a poco se va desdibujando. Se podría relacionar con otro libro: 'Soy leyenda', de Richard Matheson, uno de cuyos aspectos está reflejado casi con mayor fidelidad en esta película que en su propia adaptación, por la elección mantener el realismo en estos personajes antagonistas.
Sin embargo, estas secuencias de acción o miedo son las menos. Entre una y otra, los momentos están detenidos y se podrían considerar cotidianos, dentro de que la vida que llevan los protagonistas es todo, menos habitual. El film supone, ante todo, una narración psicológica y reflexiva que, va creando su efecto de manera acumulativa, como la gota que erosiona tras caer innúmeras veces sobre un mismo punto. 'La carretera (The Road)' marca, se queda incrustada en la memoria y contagia un malestar que se sigue sintiendo tiempo después.
Otra crítica en Blogdecine | Sitges 09 | Excelente adaptación de 'The Road'