Estamos en el año 1976. Barrio rico, pacífico. Norma recibe la visita del señor Steward, un señor alto vestido de negro, con medio rostro desfigurado. Tiene una propuesta que hacerle, no le costará nada. Norma le invita a pasar a su preciosa y perfecta casa. Entran en la cocina y se sientan, una misteriosa caja de madera está en el centro de la mesa. El hombre saca una pequeña llave con la que se puede abrir “la unidad del botón” (la caja). Le explica a Norma que si lo hace, y pulsa el botón rojo, sucederán dos cosas: una, alguien que ella no conoce morirá; dos, ella recibirá un millón de dólares.
Esa secuencia es el punto de partida de ‘The Box’, la nueva película de Richard Kelly, director de culto gracias a su primer trabajo, ‘Donnie Darko’. ‘The Box’ (‘La caja’) se basa en el relato ‘Button, Button’ (‘Botón, botón’), escrito por Richard Matheson, del que ya se había hecho una adaptación en forma de capítulo de veinte minutos para la serie ‘The Twilight Zone’ (‘En los límites de la realidad’); el episodio, dirigido por Peter Medak, no se tomaba en serio el material original y el resultado era realmente lamentable, un despropósito sin gracia que no aprovechaba la fuerza del relato de Matheson, con lo fácil que hubiera sido ceñirse a lo escrito. Para mi sorpresa, Richard Kelly ha hecho prácticamente lo mismo, partir de la idea original para crear un amorfo thriller de ciencia ficción, soporífero, pretencioso y ridículo.
En su crítica de ‘The Box’, mi compañera Beatriz nos hablaba del “high concept”: una premisa que es tan impactante como peligrosa, que al extenderla en un guión puede quedar en nada. Efectivamente, ésa es la sensación que queda tras ver la película de Richard Kelly, pero no porque el relato original no diera para más, sino por la incapacidad y las pretensiones del realizador, autor también del guión. A la hora de transformar y extender el material escrito por Richard Matheson (podéis leerlo en este enlace), Kelly se desvía de tal forma que le queda un caótico cúmulo de ideas, un producto lleno de intenciones pero sin dirección ni objetivo; llega un momento (muy pronto) en que uno no sabe qué está viendo, si una fallida comedia sobre un matrimonio en un barrio adinerado de los años 70, o una disparatada y pretenciosa nueva versión de ‘La invasión de los ladrones de cuerpos’.
Me lo pregunté también al ver ‘Soy leyenda’ (otra de Matheson), ¿tan difícil es ser fiel al material original? No me lo explico, ¿es tan idiota la gente? ¿Qué sentido tiene comprar los derechos de una obra, si luego la vas a descomponer y cambiar de tal forma que parecerá algo totalmente diferente? Vale, supongo que estoy obviando la razón comercial, el hecho de poder poner en tu cartel “basada en un relato de Richard Matheson”. Bueno. En cualquier caso, que conste en acta lo dicho, ‘The Box’ sólo se parece a ‘Botón, botón’ en su punto de partida, un matrimonio que recibe una caja con una propuesta muy clara y original. El resto, todo lo demás, incluyendo los personajes o el genial desenlace, se lo ha pasado Richard Kelly por un sitio que prefiero no escribir.
Así que esta ‘The Box’ gira en torno al matrimonio formado por Norma (Cameron Diaz), una profesora con un trauma gratuito y absurdo, y Arthur (Michael Marsden), un ingeniero de la NASA que prefiere comprarse un descapotable a pagarle la escuela a su hijo. Reciben la caja, la propuesta del señor Steward (Frank Langella, que parece el padre de Dos Caras) y se lo piensan, aunque ciertamente no parece que les haga falta el dinero. Pero por supuesto, más tarde de lo que sería deseable para quien está en la butaca del cine, el botón es pulsado (de paso, Kelly nos deja una opinión sobre las mujeres, las Evas que muerden el fruto prohibido). A partir de aquí es donde más se evidencian las diferencias con el relato original. Alguien ha muerto y la pareja tiene un millón de dólares, pero su vida empieza a dar un vuelco inesperado; la fallecida resulta ser la esposa de otro empleado de la NASA, Steward también trabajaba allí hasta que fue alcanzado por un rayo que parece haberlo poseído, algunas personas del entorno de Norma y Arthur empiezan a actuar de forma extraña, los vigilan y amenazan, se abren otra vez los portales de Donnie Darko…
Falla todo. El guión es un desastre, los actores están fatal y hay muchísimas escenas realmente vergonzosas. Se entiende que Kelly quiere recrear una época y un tipo de personas que ya no viven en ésta, pero lo hace de forma tan burda que provoca la risa (o el cabreo, dependerá de cada uno). Sus protagonistas son tan ingenuos que llegan al nivel de idiotas. A lo largo de la película, Norma y Arthur cometen tantas estupideces, se comportan de forma tan inverosímil, que es imposible seguir la narración con interés. A todo esto, el director cree que es una buena idea descomponer su película en trozos y ofrecer de todo un poco, como una macedonia. Así que va sacando a los personajes de un sitio y un tono para meterlos en otros sin razón lógica, para crear una atmósfera inquietante y darle a su película un aire complejo y súper-misterioso. En otras palabras: a ver si así no se entiende nada, y cuela como que todo es muy inteligente.
No obstante, Kelly da explicaciones en ‘The Box’. Demasiadas, en realidad, pero contribuye al despiste, que es lo que le interesa. Utiliza toda una secuencia para que Steward (Satanás) le explique a otro personaje, o sea, al público, todo su maquiavélico plan, incluyendo de postre un rollazo sobre el ser humano y las cajas (siempre estamos dentro de cajas, según él). Podríamos hablar también del punto de vista, preguntarnos por qué se intercalan escenas con personajes irrelevantes para hablar de asuntos que conciernen a los principales, cuando éstos están en otra parte, pero sería tomar demasiado en serio esta tomadura de pelo que ha costado 30 millones de dólares (unos 20 más de los necesarios). Sí me gustaría aclarar algo que quizá pueda pasar desapercibido, y es que el título tiene trampa. Se refiera a la unidad del botón, claro, pero no sé si sabéis con qué otro nombre se conoce a la famosa Area 51, donde los conspiranoicos dicen que el gobierno estadounidense experimenta con tecnología alienígena; exacto, “la caja”.