El cine español no está gozando de una gran acogida por parte del público durante lo que llevamos de 2016, ya que solamente la entretenida ‘Cien años de perdón’ puede catalogarse como un éxito. Imagino que eso cambiará en breve, ya que esta semana se estrena ‘Kiki, el amor se hace’ y siete días después será el turno de ‘Julieta’, el esperado nuevo trabajo tras las cámaras de Pedro Almodóvar.
En esta ocasión nos toca centrarnos en el tercer largometraje como director de Paco León, el primero hecho por encargo, ya que estamos ante un remake de la cinta australiana ‘The Little Death’. Tomando como base las filias sexuales, ‘Kiki, el amor se hace’ corría el riesgo de ser una película muy irregular o directamente una tontería, pero acaba siendo una comedia bastante entretenida y con el tono ideal para disfrutar con ella en todo momento.
Paco León sabe muy bien lo que hace y cómo lo hace
El sexo es un arma de doble filo y el propio cine español tuvo durante varios años un estigma por su relativa tendencia a abusar de los desnudos –en no pocos casos gratuitos- como forma de intentar llamar la atención del público. En el caso de ‘Kiki, el amor se hace’ ya os adelanto que hay varios, pero están bien integrados en la historia y además lo desconcertante sería que una película de estas características prescindiera completamente de ellos.
Sin embargo, la verdadera clave estaba en saber si el guion de Fernando Pérez y el propio León sabría dar con el tono adecuado para abordar las filias sexuales con naturalidad -no creo que sea casualidad que muchos personajes se llamen igual que los actores que los interpretan- y frescura. Desconozco hasta qué punto es algo heredado del libreto de la cinta australiana, pero una de las principales fortalezas de la cinta es saber jugar con tema muy peligroso desde una perspectiva cómica pero respetuosa.
El principal recurso para ello es valerse de los problemas de comunicación de sus personajes para crear situaciones que juegan con el ridículo y el absurdo sin caer nunca en él. De hecho, indagan a fondo en este punto sin abandonar nunca la ligereza -y la frescura- de la propuesta, llegando incluso a recurrir al lenguaje de signos en una divertida conversación a tres bandas que quizá sea mi escena favorita de todo ‘Kiki, el amor se hace’.
Además, León toca puntos conflictivos que podrían emborronar la película, tanto por poder dar a entender lo que no es -pienso sobre todo en ciertos detalles de la historia protagonizada por Luis Bermejo y Mari Paz Sagayo- como por utilizar ciertas enfermedades como base cómica. Otros se habrían pasado de frenada, pero León consigue dar con el punto de equilibrio justo para que incluso funcionen igual de bien que el resto de relatos.
El estupendo reparto de ‘Kiki, el amor se hace’
El otro elemento básico para que ‘Kiki, el amor se hace’ funcione es que tiene un reparto muy bien elegido que encaja como anillo al dedo en sus papeles. Es cierto que hay algunos que tienen mayor oportunidad de lucimiento que otros -el personaje de Sagayo es especialmente desagradecido-, pero no hay ninguno que desentone, ya sea por estar incómodo en su personaje o por no terminar de saber qué es lo que el papel requería.
También ayuda lo suyo que se note la confianza de los actores tanto en Paco León, algo que se traduce en un incremento de la naturalidad de ‘Kiki, el amor se hace’ y también en la conexión adecuada con el sentido de humor de la película. Sí que es cierto que nunca llega a ser hilarante -aunque hay momentos muy graciosos-, pero te mantiene con una sonrisa en la boca durante todo su metraje, incluso cuando hay algún gag que no termina de funcionar del todo.
Esto último resulta también esencial para que no haya grandes altibajos de interés y que uno eche en falta alguna de las historias cuando la protagonista en pantalla es otra. Como es natural, todos tendrán su favorita -yo me quedo con la de Candela Peña y Luis Callejo-, pero ofrece una consistencia diga de elogio dentro de su condición de película erótica-festiva, lo cual se prestaba a algo más alocado, pero no necesariamente mejor.
Por lo demás, León sabe cómo manejar los saltos de historia en historia para que no resulten demasiado bruscos -y también es cuidadoso cuando llega el momento de cruzar algunas- y opta por una puesta en escena sencilla pero efectiva que no reste a los méritos tanto del guion como de las actuaciones de su reparto -y aquí también le incluyo a él, aunque la verdadera estrella de su parte es Belén Cuesta-. Quizá algo más de nervio le hubiera venido bien, pero tal cual cumple con holgura.
En definitiva, ‘Kiki, el amor se hace’ es una divertida comedia que sabe cómo manejar un tema bastante sensible con tanto respeto como encanto. No esperéis grandes descubrimientos y tampoco partiros de risa, pero sí que os hará pasar un rato la mar de agradable gracias sobre todo a su efectivo guion y su entregado reparto. Por mi parte, creo también es que es la mejor película de Paco León hasta ahora.
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