Esta semana —hoy en algunas comunidades y el viernes, en el resto— se estrena ‘Kick-ass’, de Matthew Vaughan. Esta adaptación del cómic de Mark Millar y John Romita Jr. nos habla de un chaval normal y corriente que decide que cualquier persona puede convertirse en superhéroe. Lo que no se imaginará es que hay por ahí otras personas que, con mayor presupuesto, ya están desempeñando una labor similar, aunque no tan inocente.
El arranque
Los primeros minutos aparentan torpeza para relacionar a los diferentes personajes y asuntos con la trama principal o, más bien, entre sí. Pasa un tiempo considerable hasta que todos los elementos necesarios entran en juego. Es lo que ocurre cuando tienes un protagonista que, en realidad, no es más que un McGuffin y cuando hay que resumir de un plumazo mucha historia. Pero, una vez se presenta todo, se verá que encaja mucho más de lo que podría parecer. A eso me refiero cuando digo que «aparentan», ya que todo lo que se va mostrando será necesario en el transcurso ulterior.
Al inicio no le puedo reprochar su incapacidad para producir disfrute —si observo lo dicho en el párrafo anterior es con el ánimo de analizar, no porque me estuviese aburriendo—, ya que ‘Kick-ass’ en sus arranque es una teleserie de instituto. Las conversaciones como «¿Por qué nadie intenta ser un superhéroe?» son geniales, tanto por su humor como por su autenticidad y por otro porque son muy auténticas. En este tramo, nos encariñamos con el protagonista y con sus dos amiguetes y conocemos sus carencias en el terreno social y amoroso, muy típicas en esa edad y en el subgénero «friqui que no folla», que tanto me gusta.
El meollo
Tras algunos cambios extraños, el protagonista ya es una leyenda como el superhéroe llamado Kick-ass. Desde aquí, lo que predominará será la acción, aunque no se prescinde de las incursiones en el tema personal del protagonista. Y es a partir de aquí cuando el film comienza a ser absolutamente divertido, desternillante y trepidante. Quienes han leído el cómic pueden echar aspectos de menos o de más, pero hay que tener en cuenta que los autores, aunque colaboraron mano a mano con Millar y Romita Jr., no querían calcar la historia del papel.
Como quien realiza un robo de balón, el personaje de Hit Girl le arrebata el protagonismo a Kick-ass sin apenas despeinarse. No me refiero únicamente a que Chloë Grace Moretz destaque muy por encima de Aaron Johnson, sino también a que se convierte en la auténtica afectada por el conflicto central, mientras al otro se le puede considerar un mero side-kick —la mitad del nombre le encaja— o compinche. Nicolas Cage está genial en el papel de su padre, un loco vengativo que no ve el mundo como los demás, lo que me lleva a confirmar que este actor, que en papeles serios no me gusta, lo clava cuando hace de tarado.
Christopher Mintz-Plasse no está tan grande como en ‘Supersalidos’, donde él es la película, ni en ‘Mal ejemplo’, pues al ir creciendo va perdiendo el encanto, pero representa bien su papel y (spoiler) queda bien definido como posible némesis de una supuesta entrega futura (fin del spoiler). Mark Strong interpreta sin tacha el papel de la única persona a la que los cómics de superhéores le parecen una chorrada y que, por lo tanto, es el único malvado auténtico, como indica el creador de la película.
Han pasado tantos meses desde que se estrenó en su país de origen que ya parecería que alguno de los chiste está obsoleto, como el del final de ‘Perdidos’, pero lejos de parecerme que ha dejado de tener vigencia, me hace aún más gracia, pues ha cobrado una ironía que seguramente no estaba intencionada en el guión. Dan ganas de gritarle a la pantalla: «mejor para ti».
Lo que la hace única
Se puede decir sobre ‘Kick-ass’ que está repleta de humor, de referencias, de acción bien rodada, que combina los films de instituto con la violencia, que como parodia es diferente a todas las conocidas y que tiene algunos personajes inauditos. Y todo será verdad.
Sin embargo, nada de eso será lo que la hace diferente, única y, probablemente, pionera. Lo novedoso aquí es la actitud con la que sus creadores se toman todo lo mencionado. Cualquier otra película con matanzas tan numerosas (posible spoiler) buscaría una redención final, cualquier comportamiento como el del personaje de Cage llevaría a un mensaje acerca de la paternidad responsable y de la infancia —de hecho, probablemente sería el malo—, y todo lo mostrado para que el público disfrute a tope tendría que realizar una especie de «acto de contrición» con un final pegote que, tras el buen rato, hiciese al público salir con mala conciencia. Sin embargo, esta película no pide perdón a nadie: la violencia es la que acaba triunfando, no sólo sobre los malos, sino sobre cualquier tipo de moraleja o aprendizaje que otras películas dirigidas a un público juvenil no se atreverían a eludir (fin del spoiler). Por todo ello, ‘Kick-ass’ es una película catártica, liberadora, en la que está permitido reírse de desgracias ajenas sin el más mínimo reparo. ¿Y por qué no? Es todo una ficción.
En lugar de concluir con un resumen de lo ya dicho, añadiría que ‘Kick-ass’ no es una cinta exclusivamente dirigida a un público adolescente, ni tampoco es sólo apta para quien disfruta de los cómics de superhéroes, lo único necesario es dejarse en casa los escrúpulos contra la violencia visual y tener ganas de reírse un rato.
Otra crítica en Blogdecine | ‘Kick-Ass’: cómica, trepidante, violenta y divertida, de Jesús León.
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