“Por Dios, tíos, ¿no os molesta? Miles de personas quieren ser Paris Hilton, pero nadie quiere ser Spider-Man”.
(Dave Lizewski)
Ya saben los asiduos a blogdecine que soy muy aficionado a los cómics y al cine que nace de ellos, por lo que me interesan mucho las historias sobre superhéroes (hice un top ten hace dos años, por cierto). Que en medio de un “boom” como el que estamos viviendo desde hace años (desde el éxito de ‘X-Men’ en 1999, aunque algunos lo sitúan un año antes, con ‘Blade’), con una gran oferta en la que de manera inevitable abundan los tópicos y las mediocridades (porque sencillamente se ha demostrado que esto da dinero y a la mayoría de los ejecutivos de los grandes estudios les importa un bledo esa masa a la que despectivamente califican de “frikis”), se estrene una película que aborde el tema de una manera diferente, supuestamente más realista, divertida y gamberra de lo habitual, resultaba en principio una excelente noticia.
Dicen el director Matthew Vaughn y el guionista de cómics Mark Millar que cuando ofrecieron el proyecto a los grandes estudios, la respuesta fue que no podían producir una película así, así que en lugar de aceptar los cambios sugeridos (entre otras cosas, cambiar la edad de uno de los personajes, una niña entrenada para matar, de 11 a 20 años), decidieron buscar financiación independiente; se llenan de orgullo estos dos señores afirmando que prefirieron entregar al público un producto original y arriesgado, en lugar de darles lo de siempre, y que ‘Kick-Ass’ será para el cine de superhéroes lo que ‘Pulp Fiction’ fue para el cine de temática criminal. Son muy bocazas y muy listos estos dos, pero dudo mucho que su película vaya a influir en algo de aquí en adelante, si acaso algún perturbado tratará de imitar al protagonista pero nada más, pues es un producto mucho más hueco, previsible y blando de lo que aparenta. No es más espectacular que ‘X-Men 2’, ni más realista que ‘El caballero oscuro’, ni más violenta que ‘Watchmen’, ni más divertida que ‘Spider-Man’, y desde luego no es más original que ‘Los Increíbles’. Sólo es comparable a ‘Los 4 Fantásticos’, y no sé yo cuál es peor.
Enmascarando tópicos y torpezas
Basada en el cómic homónimo escrito por Millar y dibujado por John Romita Jr., ‘Kick-Ass’ (en España ‘Kick-Ass: Listo para machacar’) gira en torno a Dave Lizewski, un chico de instituto que un buen día decide ser un superhéroe. El personaje reúne todos los tópicos posibles, y en el fondo es la simplista visión que tiene Millar de sus lectores, de los que se ríe sin disimulo. A Dave no le interesan las clases ni hacer nada productivo, es un vago que dedica su tiempo a leer cómics, ver la tele, desperdiciar horas en Internet y masturbarse constantemente mirando todo lo que tenga dos grandes tetas, así que tampoco tiene éxito con las chicas. Aunque todos nos podemos hacer una idea de quién es este chico con sólo mirarle, con un par de pinceladas, esto va de recrearse y de ridiculizar, así que veremos varias veces lo mismo, el personaje nos lo contará, e incluso se ve necesario incluir un plano de varios pañuelos de papel siendo lanzados a la basura. El chico caería simpático si no fuera porque está interpretado por Aaron Johnson, un guaperillas andrógino (como mandan los cánones de belleza actuales) que en absoluto encaja en el papel.
Esta presentación tan lamentable del protagonista, con la voz en off dando la lata, viene después de una escena-prólogo-chiste que no tiene ninguna función, y que podría tener su gracia si no fuera porque ya aparecía en el tráiler (y en el cómic, claro), y es de esas cosas que una vez vistas, a la segunda te dejan frío. Como las secuencias de acción del film, que están rodadas todas de la misma manera. Llega a resultar desesperante que Matthew Vaughn, que nos ha vendido el rollo de la novedad y el riesgo, gaste toda la pólvora en las primeras escenas y luego se dedique a repetir el mismo esquema de manera rutinaria y desganada, ofreciendo lo mismo en diferentes escenarios. No tiene ni la más mínima vergüenza. Una vez que entra en escena Hit-Girl, las siguientes tres piezas de acción son idénticas: tema musical ruidoso, montaje mareante, cámara lenta para algunos golpes, un poco de sangre digital para mantener las apariencias, saltos imposibles y poses chulescas. La maldición del videoclip. Que este tipo sea amigo de Guy Ritchie no es ninguna casualidad, más de uno podría pensar que alguna secuencia la filmó el ex-marido de Madonna.
Millar y Vaughn comparan su película con ‘Pulp Fiction’, y no es ninguna tontería; ‘Kick-Ass’ va dirigida principalmente a un público que cree que el cine se inventó con el film de Quentin Tarantino, o al menos, que todo lo anterior a 1997 es antiguo, pasado de moda y no merece la pena. Así que no me extraña en absoluto que haya tantos chavales emocionados con esta cosa (en Imdb es una de las 250 mejores películas de todos los tiempos), que en el fondo no es más que una bobada hábilmente disfrazada de rompedora comedia de acción, con trucos tan burdos pero tan eficaces como el lenguaje basura, los chistes incorrectos y los combates a lo ‘Matrix’. Es una película rotundamente falsa que se va descubriendo poco a poco, empezando a contar la historia de un chico idiota que quiere destacar y ser un superhéroe, para quedarse luego con la venganza de un sangriento clon de Batman y su hija adolescente, que sólo desean despedazar criminales.
Kick-Ass: Listos para forrarse
Porque en el fondo a los creadores de les importa un pimiento la historia y su personajes, lo que quieren es dinero, tanto como los ejecutivos de las majors, con la diferencia de que éstos no han querido ir tan lejos. Millar y Vaughn (y Brad Pitt, que se ha implicado en la producción), quieren sacar provecho del éxito de los superhéroes pero entienden también que hay mucha gente que está harta de lo políticamente correcto y consumen lo que sea que lleve la etiqueta de “gamberro” o “sin censura”, así que ofrecen un paquete facilón, despachado sin mucho pensar, relleno de insultos, sangre y balas, nada más que violencia gratuita, con la esperanza de forrarse. La secuela ya está anunciada, se rodará el año que viene, por si alguien lo dudaba, y que nadie se espere menos que una trilogía.
Por eso era imposible prescindir de ese personaje tan jugoso que interpreta la jovencísima Chloe Moretz, Hit-Girl, la niña asesina y malhablada que pide una navaja por su cumpleaños (no se puede ser más absurdo) y que ha sido entrenada por su padre ex-policía (Nicolas Cage), cuya historia está tan llena de clichés como la de Dave, pero también nos la tienen que explicar, en otra de esas escenas muy llamativas y recargadas que parecen sacadas de vídeos musicales o anuncios televisivos, y que en el fondo no sirven para nada, como casi todo en la película. Tampoco voy a decir que ‘Kick-Ass’ sea un completo desastre, y no estoy de acuerdo con los que la califican de “peligrosa”. Su violencia es inofensiva, sólo es fachada, puro marketing; lo que es peligroso no está en esta película, está en las calles, y como mucho tiene un pequeño hueco en los telediarios y los periódicos, pero no me puedo detener ahora en eso porque sería inapropiado. Y además vosotros sabéis perfectamente de qué hablo.
No me parece que sea un desastre porque hay algunas situaciones efectivas e ingeniosas (la primera pelea de Kick-Ass), donde se aprovechan las posibilidades de la trama, y porque en el reparto está el carismático Mark Strong, que aun encarnando a un mafioso de pacotilla como Frank D´Amico, es capaz de tenerte pendiente a cada gesto que hace. Cage también está muy simpático como Big Daddy, es todo un acierto por su parte; Moretz saca partido de su peculiar personaje, aunque se hace repetitivo que haga siempre el mismo gesto al hablar, mientras que por el contrario Christopher Mintz-Plasse apenas tiene espacio para extender las alas, y es que lo suyo es parte de la secuela. Clark Duke, Evan Peters (los amigos del protagonista) y Lyndsy Fonseca (la guapa tonta y enamoradiza) son monigotes sin importancia alrededor de Johnson, que no puede estar más forzado como adolescente “geek” que de la noche a la mañana se pone a repartir hostias sin entrenamiento previo. En fin, otra decepción más en este 2010. Va camino de ser peor que el anterior.
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