'Julieta' se estrenó el mes pasado en España y pasó sin pena ni gloria por la cartelera pero esta semana vuelve a estar de actualidad gracias al escaparate del 69º Festival de Cannes. Pedro Almodóvar y sus actrices se dejaron fotografiar, caminaron por la alfombra roja y hablaron con los medios sobre la 20ª película del manchego, en pugna por la preciada Palma de Oro.
El certamen tiene una serie de autores favoritos que suelen estar presentes en la programación, lo cual supone una clara manipulación de la competición (ya absurda de por sí, pero ése es otro tema). Almodóvar es uno de los habituales en Cannes, ésta es la quinta edición donde aspira al gran premio. Y es evidente que hablamos de un director influyente con una carrera interesante, no obstante, el aplauso a su última obra parece fruto de un apoyo incondicional. No hay nada especial en 'Julieta'.
Munro leída por Amodóvar
"¿Hay alguien que no sepa que Alice Munro es la mejor escritora de relatos en lengua inglesa? Es tal el nivel de destilación al que ha llegado la escritora, su enorme sabiduría, que no necesita narrar la trama de cada relato, ni siquiera lo esencial, sino sus alrededores más cotidianos. Arte mayor." (Pedro Almodóvar)
Tras dejar una pista de su admiración a Alice Munro en 'La piel que habito', Almodóvar traslada a la gran pantalla una parte de esa novela que leía el personaje interpretado por Elena Anaya: 'Escapada' ('Runaway'). Tres relatos de esa obra, 'Destino', 'Pronto' y 'Silencio' (así se iba a titular este film pero el director cambió de idea al coincidir con el próximo estreno de Scorsese), son la base de la historia de 'Julieta'.
A través de la escritura de una carta (un recurso romántico muy explotado en el cine), Almodóvar nos introduce en la historia de Julieta, personaje al que dan vida Adriana Ugarte y Emma Suárez. La protagonista se dirige a su hija, en busca de simpatía y expiación. Comienza su relato en los 80, cuando se cruza en su destino un improbable pescador (Daniel Grao), del que se enamora al instante. Se entrega a él sin remordimientos, sin pensar en la esposa enferma de él.
De un tren a un barco, dos símbolos que retratan una apasionada relación condenada a la tragedia. Y es que Almodóvar adora los giros melodramáticos. Del romance surge una hija, que nos conduce a los padres de Julieta, y asistimos por segunda vez a un peculiar arreglo: ante la enfermedad de la mujer, el hombre busca "comprensión" en otra más joven, con el beneplácito de la primera. Como si Julieta hubiera sido castigada por los dioses (que conoce por su profesión) a verlo desde otro ángulo. ¿Quizá contribuye a sentirse más culpable en el futuro?
'Julieta', apatía con intensos colores
No le encuentro la gracia a repetir la situación, sólo me lleva a sentirlo todo más falso, como una telenovela. Los personajes no suenan auténticos, en lugar de hablar recitan los diálogos, sin llegar a interiorizarlos y hacerlos suyos, como si los soltaran de memoria tal cual están escritos, sin creérselos realmente. No ayuda la puesta en escena de Almodóvar, muy estática y minimalista, o que los actores estén tan arreglados, como si se grabase un anuncio de colonia o de ropa.
El casting tampoco me parece muy afortunado. Ugarte, Grao y Michelle Jenner están torpes, Darío Grandinetti es el colmo de la inexpresividad, Rossy de Palma e Inma Cuesta aportan carácter aunque no tienen espacio para brillar (de hecho resulta ridículo como se despacha al personaje de Cuesta) y Emma Suárez lo intenta pero su personaje no está bien elaborado, se limita a poco más que sufrir, transmitir desorientación y soltar frases que no suenan suyas.
Suárez toma el relevo de Ugarte cuando la hija decide huir de su vida y construir su propio destino; Julieta dedica su existencia a buscarla con desesperación... Debido a la estructura del material que adapta, Almodóvar confía en tener el mismo talento que Alice Munro para construir lo justo e invita al espectador a rellenar los huecos, si le apetece. A mí no me apetece en absoluto. Lo que sí ha conseguido es que lea a Munro.
Según El Deseo, 'Julieta' "habla del destino inevitable, del complejo de culpa y de ese misterio insondable que nos hace abandonar a las personas que amamos, borrándolas de nuestra vida como si nunca hubieran significado nada. Y del dolor que ese abandono provoca en la víctima", pero apenas destacaría sus bonitos encuadres. Y no entiendo la defensa del film porque Almodóvar es fiel a su estilo; recuerdo esa frase de Hitchcock: "El estilo es plagiarse a uno mismo". ¿Qué mérito hay ahí?
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