La gran mayoría asocia el nombre de Rowan Atkinson a Mr. Bean, el popular personaje televisivo que creó en 1990 y que dio el salto a la gran pantalla en dos ocasiones. Por mi parte, creo que ‘La víbora negra’ es lo mejor que ha hecho en su carrera, pero durante los últimos años parece haber centrado más sus esfuerzos en Johnny English, un personaje que nació a modo de parodia de James Bond, el célebre espía británico.
La primera entrega llegó en 2003 y funcionó lo suficientemente bien en taquilla como para que Atkinson recuperase el personaje en una secuela más trabajada que su predecesora. Ahora llega ‘Johnny English: De nuevo en acción’, una tercera entrega que supera en diversión a las dos anteriores, aunque tampoco esperéis una mejora considerable, ya que el personaje sigue fiel a esas características que le permitieron conquistar al público en su momento.
Humor básico pero efectivo
La gran duda que tenía con respecto a ‘Johnny English: De nuevo en acción’ estaba en ver cómo funcionaba la fórmula cuando ya habíamos tenido la oportunidad de probar un tipo de parodia diferente de James Bond con la saga ‘Kingsman’. Obviamente, las escenas de acción de la cinta que nos ocupa ni se acercan a lo que nos “regaló” Matthew Vaughn, pero es que esta franquicia tampoco juega en esa liga y opta por un humor más básico y propio de otra época, potenciando en esta ocasión el elemento más absurdo ya presente en las dos primeras entregas.
Eso es algo que mal administrado podría haber destruido la película en cualquier momento, pero Atkinson conoce de sobra los mecanismos de la buena comedia para sacar partido a todo lo que pone a su disposición el libreto de William Davies, uno de los guionistas de la primera entrega. Por ello, el humor de la película se basa en las particulares habilidades de su protagonista y en un elemento más físico que le lleva tanto a darse trompazos como a utilizar un lenguaje no verbal algo exagerado pero sin caer en el exceso gratuito.
Otro de los aciertos es recuperar a Ben Miller, el actor que interpretaba a su compinche en la primera entrega. Las personalidades de los dos personajes encajan muy bien en términos cómicos y la adición de Olga Kurylenko va más allá del intento de conectar más la franquicia con el universo de James Bond, aportando algo de salga a la película sin caer en el error de intentar convertirla en un improbable interés romántico.
‘Johnny English: De nuevo en acción’ tiene claro lo que es
El resto el reparto oscila entre el gran acierto que supone ver a Emma Thompson convertida en primera ministra de Reino Unido -ojalá siga a bordo de la saga en caso de que realicen una cuarta aventura de English- y la indiferencia que despierta el villano encarnado por Jake Lacy. Este último punto es el único aspecto reseñable en el que ‘Johnny English: De nuevo en acción’ pierde en la comparación con las dos primeras entregas.
Además, es cierto que la acción ocupa un lugar secundario en la película, pero eso no impide que la puesta en escena de las mismas por parte de David Kerr sea bastante correcta. Con todo, cuando mejor funciona la acción es cuando lo realmente importante de la misma es lo cómico, destacando al respecto la escena en la que el protagonista se prepara utilizando un programa de realidad virtual. Esa parte es la sublimación del sentido de humor que caracteriza la película. Si disfrutas ahí, deberías hacerlo con el resto de la función.
También es cierto que ‘Johnny English: De nuevo en acción’ deja cierta sensación de demasiado conocido, algo que la propia película no disimula al incidir en todo momento en la tendencia de su protagonista a actuar siguiendo los métodos de la vieja escuela. La cuestión es que la película propone un tipo de comedia y dentro de esa vía no hay nada que haga realmente mal. Simplemente te hace gracia o no, y en mi caso estuve bien entretenido en todo momento.
En definitiva, ‘Johnny English: De nuevo en acción’ no es una comedia memorable y probablemente te olvides de ella al de poco de haberla visto. A cambio te hace pasar un buen rato utilizando un tipo de humor que no está a la última moda, pero eso no evita que pueda funcionar si se sabe utilizar y Atkinson demuestra saberlo.
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