La figura de Jesucristo ha inspirado tantos retratos reverentes como satíricos. Por cada 'Rey de reyes' hay una 'La vida de Brian' (que no es exactamente un retrato de Cristo, pero ya nos entendemos), por cada 'Jesús de Nazareth' un Buddy Christ y por cada 'La pasión de Cristo' un 'Jesucristo Cazavampiros'. Rodada desde la más radical independencia creativa y económica, esta última es, sin duda, una de las más singulares e inclasificables.
El despiporre comienza cuando una plaga de vampiros que se alimentan de lesbianas está asolando Ottawa. Es el momento de pedir ayuda al cazavampiros más curtido de todos los tiempos: Jesucristo. Con la ayuda de la intrépida Mary Magnum y de un invitado de peso enviado por el Padre Celestial, Santo el Enmascarado de Plata, el Mesías pondrá en su sitio a los dos líderes de la plaga vampírica: Maxine Schreck y Johnny Golgotha. No sin antes haberse cortado esas melenas y cambiar algo el look.
Cualquier espectador curtido en los abismos de los bajos presupuestos sabe qué quiere decir un argumento tan delirante como ese: en la mayoría de los casos, una película incapaz de sostener el nivel de ingenio y absurdo que promete su sinopsis. Por suerte, no es el caso de 'Jesuscristo Cazavampiros' -o 'Jesus Christ Vampire Hunter'-, capaz de estar a la altura de su tronchante punto de partida. Lo consigue gracias a un humor con bastante mala baba, acción incesante y un conocimiento nada superficial de sus referentes.
Como no podía ser de otro modo, la película echa mano de la sátira religiosa, pero aunque nunca llega a los extremos de una parodia tipo 'La vida de Brian' en términos de inteligencia y acidez anti-beata (nos quedamos más bien en algo más a lo 'La Biblia en pasta' de Summers), sorprende continuamente con su empleo de las convenciones del Nuevo Testamento para vestir su comedia de kung fu cazavampiros.
Algunos ejemplos de su amable (pero venenosilla) parodia religiosa: cuando atraviesan a Jesús con una estaca, usa la luz divina que irradia del orificio para aniquilar a sus enemigos, como en una versión peterjacksoniana de una estampita del Sagrado Corazón. O cuando noquea a un vampiro se golpea el pecho y brama "¡El cuerpo de Cristo!". O cuando habla con Dios Padre a través de un cuenco de cerezas con nata.
El humor a veces también sube las revoluciones y sorprende con unos cuantos puyazos muy bien dirigidos a la beatería y el pensamiento conservador. Por ejemplo, los malvados escogen como víctimas a las lesbianas "porque nadie las va a echar de menos". El resultado no es exactamente un dechado de militancia LGBT a lo John Waters o Vincent Cagliostro, pero su simpático posicionamiento pop también deja claras unas cuantas cosas.
Y como argamasa para todos esos elementos, el kung fu, que por supuesto está ejecutado por las risas, con ánimo paródico y con efectos sonoros exagerados (por algún motivo, es graciosísimo que cuando Jesús acerca la mano a un picaporte suene un puñetazo). Y a pesar de todo, y aunque claramente no estamos ante luchadores profesionales, y los movimientos son cómicamente torpes, las peleas funcionan, las coreografías son ingeniosas (claramente los responsables de la película han consumido muchísimo cine de género). Y, francamente: hemos visto películas de Chuck Norris con coreografías técnicamente superiores pero mucho menos divertidas.
La guinda es el aire a cine de bajo presupuesto de los años setenta: los combates al aire libre, en escenarios soleados estilo californiano, los nombres de los personajes o los mismos títulos de crédito dejan claras las intenciones de 'Jesucristo Cazavampiros'. Estamos en un juego, y no hay que exigirle más que diversión, buen humor y un punto ácido, y de eso vamos bien servidos.
Lee Demarbre: pasión por la serie B
El responsable de todo este dislate es Lee Demarbre, un realizador canadiense de 47 años que descubrió la pasión por el cine cuando tenía 8 años, viendo 'En busca del arca perdida'. Tras 'Jesucristo Cazavampiros', de 2001, en 2002 dirigió 'Harry Knuckles and the Treasure of the Aztec Mummy', basado en un corto en 16 mm en formato trailer. Rebosaba kung fu, delirio y homenajes a la serie B de nuevo con Phil Caracas, su Jesucristo Cazavampiros, de protagonista. La película tuvo una exhibición limitada en salas y pasó por éxito por múltiples festivales indies.
Su sucesora sería 'Harry Knuckles and the Pearl Necklace' en 2004, una versión mucho más ambiciosa de su precedente, ya que entre una y otra Demarbre descubriría el cine de acción de Hong Kong de los ochenta y sus stunts locos, la blaxploitation y muchos otros elementos que añadirían matices al film. Entre esa y 'Jesucristo Cazavampiros', que se convertiría en un éxito en mercado doméstico a principios de siglo, encontró financiación para aventuras posteriores.
Tras ello, Demarbre dirigió 'Vampiro', un documental sobre el luchador de wrestling Ian Hodgkinson y 'The Dead Sleep Easy', un thriller fronterizo rodado en 30 días en un descanso del rodaje de 'Vampiro', y protagonizada por el propio Hodgkinson. En 2009 firmó la estupenda 'Smash Cut', un homenaje al protogore de los sesenta producido por el mismísimo Herschell Gordon Lewis y que contó en su reparto con una Sasha Grey en su primer papel fuera del cine porno. Ese mismo año rodó 'Traición al desnudo', un thriller con protagonista femenina (Sarah Allen), drogas, tiros y mucha estrechez presupuestaria.
También de 2009 es lo último de Demarbre hasta la fecha: 'El crepúsculo de Summer', una de familia de psicópatas persiguiendo a una joven despistada que, pese a su modestia, fue distribuida por Lionsgate, lo que permitió que fuera la más difundida de sus películas hasta hoy. Desde entonces, Demarbre parece haber detenido su carrera, aunque participa en podcasts y eventos relacionados con el cine de serie B que le apasiona. Y, claro, siempre está en eterna negociación para una secuela de 'Jesucristo Cazavampiros'. Esperamos con ansia divina...
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