Parece mentira, de hecho no daba crédito cuando vi el dato, que hayan pasado dos años y medio desde que conocimos a la versión televisiva de Jessica Jones. Pero sí, en noviembre de 2015 vimos la primera temporada de la que es de lejos una de las mejores series de Netflix. Por lo menos en su línea Marvel.
El próximo jueves 8 de marzo, coincidiendo con el Día internacional de la Mujer, la plataforma se salta su regla de estrenar sus series en viernes para que podamos disfrutar de la segunda temporada de ‘Jessica Jones’, en las que vemos qué ha sido del personaje encarnado por Krysten Ritter tras el trágico desenlace de la primera y su participación en ‘Los Defensores’. Una temporada que ha comenzado bastante bien.
De hecho, es este devenir de acontecimientos lo que ha propiciado a Jessica Jones de cierta fama. Nada más comenzar la temporada, le recuerdan que no solo no es una superheroína, sino que además es una superasesina, una mujer violenta e inestable de la que mantenerse lejos. La representación, casi literal, de una “loca del coño”. Algunos clientes vienen por su fama de héroe, otra gente la ve como una amenaza y ella solo quiere hacer lo que mejor sabe, aunque muchas veces no lo logra.
Será su amiga Trish, interpretada por Rachael Taylor, la que comience una investigación peligrosa que viene de un hilo suelto del pasado de Jessica: lo que pasó después del accidente que acabó con su familia y un breve periodo desde entonces y el ingreso en el hospital que no consta en ningún archivo. Estos flecos del pasado volverán a hacerse presente mientras averiguamos, a la par con la protagonista, qué pasó entonces, qué le dio poderes y qué pasa por la gente que ha pasado por el mismo experimento.
No voy a entrar más en detalles, por mantener esta crítica lo más limpia posible, pero este será el hilo central de la trama de la temporada 2 de ‘Jessica Jones’ y lo que propicie, hasta cierto punto, un toque algo más noir que lo que tuvo la tanda anterior de episodios. Pero, a su vez, algo menos personal en cuanto a la imagen. El librarse del hombre púrpura hace que la fotografía se desprenda de ese tono azul/morado que predominaba en cada plano.
Al igual que el resto de producciones de Netflix, Melissa Rosenberg está construyendo la segunda temporada a fuego lento. Y, además, lo hace utilizando gran parte de los ingredientes y tiempos que ya usó en la primera temporada. Sin embargo, la diferencia en cuanto a la historia hace que, en lo personal, note que le falta un poco de fuerza a todo.
Esto habiendo visto únicamente los cinco episodios (de un total de trece que conforman esta segunda temporada) que ha puesto a nuestra disposición la plataforma no me parece alarmante, más aún porque es en la segunda mitad de la temporada donde el esfuerzo de plantar poco a poco las semillas se debería ver recompensado. Lo importante es que esta siembra se haga bien y esto lo han logrado.
Pero al igual que el sembrador del pequeño huerto lanza las semillas esperando que todas caigan en terreno fértil pero consciente de que algunas caerán fuera del sembrao, hay pequeñas tramas de personajes del que no espero demasiado fruto. Y es una pena porque el equipo de guionistas liderados por Rosenberg meten cierto empeño en darles unas subtramas que les definan a lo largo de estos trece episodios pero que en el cómputo general pasan demasiado desapercibidas.
Y quizá esto sea una auténtica pena, porque tanto los personajes de Jeri Hoggarth (Carrie-Ann Moss) como el de Trish son mujeres empoderadas hechas a sí mismas pero que se encuentran, por diversos motivos, capeando sendos temporales. Temporales que, de momento, parecen formar parte de series distintas. Dicho esto, tampoco da la sensación de que sobren. Simplemente no termino de ver su encaje en la historia de la temporada.
Aunque tenemos la tentación de pensar que una ficción de superhéroes funciona según su villano y cómo este fuerza a actuar al héroe, personalmente podría ver todo el rato a ‘Jessica Jones’ investigando casos aleatorios y bebiendo de un trago su bourbon favorito. Porque lo importante es ella y sus circunstancias.
Por eso este inicio de temporada funciona tan bien aun sin tener los fuegos artificiales y los giros que nos pide muchas veces el cuerpo al afrontar este género: porque tanto ella y su mundo están tan bien construidos que podría ser perfectamente un procedimental de cinco temporadas y veinte episodios y no desgastarse.
Lo mejor de este inicio de la temporada 2 de ‘Jessica Jones’ es que te deja un buen sabor de boca, un buen poso que demuestra que lo de la primera temporada no fue un espejismo y que nos seguimos encontrando con algo que está bastante por delante del resto de las series “masculinas” de los Defensores. Jessica Jones vuelve por todo lo alto con una historia interesante a la que hay que dejar que se desarrolle poco a poco pero que te regala unos buenos cincuenta minutos por episodio.
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