Una de las películas que más está triunfando a nivel internacional y que supera a muchas grandes producciones de Estados Unidos
En un momento donde los blockbusters americanos se vuelven cada vez más dependientes de la propiedad intelectual, teniendo que eliminar cualquier posible aspereza para no enfadar en exceso a los fans, nos vemos asolados por películas supuestamente grandes que ofrecen espectáculos de lo más estériles. No es de extrañar que en los últimos años cierta crítica y varios espectadores se hayan dejado cautivar por las explosiones sensoriales del cine de acción procedente de la India.
'RRR' fue un increíble fenómeno que trascendió las fronteras del país (un mercado potente que ha creado fenómenos locales muy grandes). Su exuberante acción y su épica escala tenían las cualidades que las películas de acción estadounidenses estaban careciendo, además de características propias que marcan la diferencia. Aunque el cine indio es mucho más grande que aquella película (de hecho, hay muchas industrias cinematográficas distintas allí, demasiadas para explicar aquí). No hay mejor ejemplo que la figura de Shah Rukh Khan.
Hablar de él como la mayor estrella de cine de la India es quedarse corto. Compararlo con la frenética entrega estelar de Tom Cruise o el carisma eléctrico de un Denzel Washington se acerca a explicar su magnitud allí, pero realmente es mucho más. Su última película, 'Jawan', muestra el alcance y la versatilidad de SRK en prácticamente todo su esplendor, y nos muestra parte de su importancia.
Un soldado venido del cielo
La primera escena, un despiporre de acción brutal donde un pueblo asolado por amenazas externas reza para llegada de un salvador que es interpretado por el propio Shah Rukh Khan. Sólo esa escena ya da la impresión de ser la mejor película de acción del año, donde el director y guionista Atlee emplea un montaje explosivo, donde el corte es frenético pero el plano alucinante se estira de forma épica en el tiempo a través de la lentitud, y donde el misterioso personaje del protagonista emerge como la ansiada respuesta que el pueblo necesitaba.
A partir de ahí se va desplegando una ambiciosa historia de venganza y activismo político extremista. El antiguo soldado Vikram Rathore asalta diferentes localizaciones junto a un comando de mujeres para dirigirse a las clases políticas dirigentes y solucionar las injusticias generadas a partir de sus gestiones corruptas, sostenidas por uno de los grandes criminales y empresarios armamentísticos del mundo. La conexión de este justiciero con el peligroso mafioso será más compleja de lo esperado, con un entramado que implica tragedias familiares.
Un planteamiento no muy alejado de 'V de Vendetta', pero pasado por el filtro de la acción brutal y ultraestilizada de una 'The Equalizer' y un poco de thriller de prisiones. Aunque las comparaciones se quedan cortas para el bombardeo de estímulos que supone 'Jawan', que afronta cada secuencia de la manera más maximalista posible. Y resulta totalmente emocionante, tanto en secuencias de acción física o de persecución como en los números musicales deslumbrantes y cargados de color que son obligados en una cinta de estas magnitudes (allí no hay cine musical como tal, estas escenas forman una parte fundamental de estos blockbusters como el propio sonido).
'Jawan': azote político
Todo esto logra sostenerse, además, por esa actuación más grande que la vida que ofrece Shah Rukh Khan, capaz de liderar un secuestro en un tren como si se tratase de 'Asalto al tren Pelham 123' y también de comandar los números musicales más pletóricos y horteras posibles. También es capaz de sostener los increíbles giros de guion que suceden a su personaje, que creedme no son poca cosa.
Él liderando una película tan contestataria no es asunto menor. No sólo es una celebridad absoluta, sino también una de las grandes personalidades musulmanas dentro de la India. Una comunidad que en la India está siendo sometida, y aunque SRK ha tratado de mantener un perfil bajo en lo político da la sensación de que esta película, con su abordaje tan grueso de los problemas de corrupción en el país, parece una respuesta muy contundente.
Pero todo esto no es de obligado conocimiento para disfrutar de los placeres elementales pero gigantescos que proporciona 'Jawan'. Sus casi tres horas de metraje nunca dan pie al aburrimiento, porque siempre ofrece dinamismo en la acción o en el drama. Incluso aunque la ensalada de géneros y de tonos sea muy bruta (y quizá menos equilibrada de lo que la fluidez de la película da a entender), haciéndola difícilmente del gusto de todo el mundo, es un espectáculo que vale mucho la pena ver. Normal que esté trascendiendo internacionalmente en un año donde las propuestas fuertes han sido justas.
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