'Jardines de piedra', el dolor de una ausencia

La gente amante de la paz de Vietnam...¡mi culo!...La raza más belicosa que he conocido en mi vida -Clell Hazard

Después de que Coppola terminase el rodaje y postproducción de 'Peggy Sue se casó', no tardó apenas nada en aceptar otro proyecto, pues estaba desesperado por seguir trabajando y seguir ganando algo de dinero, ya que aquella película no había sido tampoco un grandioso éxito y su situación económica era desesperada. Así que aceptó dirigir la adaptación de la novela de Nicholas Proffitt, un drama en torno al entrenamiento de los reclutas para la Vieja Guardia.

Por segunda vez un guión en el que él no ha participado, y que firma el mercenario Ronald Bass, un profesional que ganaría el Oscar un año después por su libreto de la regularcita 'Rain Man', aunque en mi opinión aquí hace un trabajo bastante más interesante. El problema es que no es una historia, a mi entender, que parezca excitar la imaginación de Coppola, aunque él la firma con todo un alarde de profesionalidad.

Se podría considerar, de hecho es algo que se menciona cada vez que se habla de la película, que es una especie de versión en negativo de 'Apocalypse now', debido a que se sitúa durante la guerra de Vietnam, y que en lugar de tener como entorno la jungla y de mostrar combates de aquel horror, nos sitúa en la retaguardia, en uno de los múltiples cuarteles de entrenamiento norteamericanos, auténticas factorías de producción, en las que no sólo se enseñaba a matar, sino que se preparaba a los chavales para sacrificarse por su país...

Pero lo cierto es que la aproximación a 'Apocalypse Now' es sólo temática, y esto casi de forma anecdótica, pues no hay nada en ella, ni moral y anímicamente, que recuerde a aquella obra maestra de Coppola, quien filma la historia del sargento Clell Hazard (un muy interesante James Caan, sorprendentemente envejecido sólo 15 años después de 'El padrino') con total dignidad, pero con una falta de chispa, y de imaginación alarmantes. Hazard comienza una afectiva relación con el hijo de un veterano muy amigo suyo, y Coppola quiere emplear esto para hablarnos sobre la emoción del ritual militar. Pero no hay emoción, sólo una vasta melancolía.

Ni por asomo 'Jardines de piedra' es una mala película, pero debe incluirse, por mucho que se venere al director, dentro de su producción más gris y anodina, junto a otras como 'Jack' o algunas de sus primeras películas antes de 'El padrino'. Parece que el director dirige con solidez a los actores, y narra con oficio y precisión, pero sin alma, sin profundizar en lo que está contando, como pensando en otra cosa. Tanto es así que resulta muy poco interesante que decir sobre ella.

Durante el rodaje de esta película, el hijo predilecto de Francis, Gio, moría trágicamente de un accidente de moto acuática a los veintipocos años. Bien sabido que el director está más que dispuesto a incluir su vida real en sus películas, el ataúd de las escenas finales de la película (no contamos nada, que no se alarme el lector) es el de su propio hijo. Pero no basta para exorcizar sus demonios. El dolor por la muerte del hijo amado ya no lo abandonará por varios años.

La película pasa sin pena ni gloria por taquilla, Coppola tendrá que seguir luchando. Ya lleva seis películas en esa época y un corto, y aún hará otra y un mediometraje. No puede permitirse dejar de trabajar. Los bancos amenazan con llevárselo todo, pues sus deudas son multimillonarias. ¿Qué queda de aquel orgulloso maverick que quería poner de rodillas a los grandes estudios y que durante los setenta parecía capaz de conseguirlo?

Estudio F.F. Coppola en Blogdecine

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