'Jack Ryan': la serie de Amazon vuelve a primar la acción sobre los personajes en una vibrante temporada 2 ambientada en Venezuela

'Jack Ryan' se adentra en su regreso en un terreno pantanoso. Complejo, en primer lugar, por las indiscutibles reminiscencias imperialistas que puede tener la intervención estadounidense en conflictos internacionales, pero también por la tensa relación entre Estados Unidos y Venezuela en la actualidad.

Y ahí, en las mismas líneas de sus primeros capítulos, la serie protagonizada de nuevo por un solvente John Krasinski procura dimensionar el conflicto venezolano a través de matices en el arranque de su segunda temporada.

La nueva entrega de 'Jack Ryan', una de las grandes apuestas entre los originales de Amazon Prime, continúa en la misma línea de su primera temporada, combinando el ritmo de thriller ochentero e impactantes escenas de acción con la dimensión interna de sus personajes. Ahí será clave cómo afectan los hechos de esta segunda temporada al protagonista, que se mostrará más humano y vulnerable que nunca.

En la enésima actualización del personaje creado por Tom Clancy, el timorato espía sigue la pista a la venta ilícita de armas que podría aumentar, más si cabe, la tensión entre Estados Unidos y el país latinoamericano. Y para intentar evitarlo, Ryan viaja a Caracas en una misión diplomática que le adentrará en la compleja situación del país venezolano, lugar donde también estará su fiel compañero de batallas, James Greer (Wendel Pierce).

En esta ocasión, la trama situada en Venezuela presenta un contexto marcado por los contrastes: mientras que Nicolás Reyes, presidente venezolano en la ficción, reside en un suntuoso palacio, y Jack Ryan y compañía están en un suntuoso hotel, la población del país espera largas colas para conseguir comida, algo que el espía ve a su llegada a través de un coche con contraplanos que pretenden definir la situación del país pero caen en una representación un tanto burda y miserabilista de este contexto.

En busca de la representación equidistante

Durante su primera entrega, Occidente -y aquí, con especial incidencia, Estados Unidos- miraba forzosamente al monstruo de su creación: el terrorismo islámico. Un elemento que la primera temporada de Jack Ryan diseccionaba a través de un antagonista cuyas acciones eran analizadas en pasado y en presente, algo que daba forma a una figura erguida como cerebro de la encarnizada batalla contra el enemigo invasor.

Mediante el uso de flashbacks que explicitan el pasado de Suleiman, en paralelo a las revelaciones sobre la propia historia personal de Jack Ryan -éstas últimas no tan completas como las de su contraparte-, la serie explora la formación no sólo del personaje, sino también el estudio del terrorismo como fenómeno.

Esto es: la serie, al mismo tiempo que un thriller solvente aunque convencional, también dotaba de una profundidad matizada a su antagonista en una posición de, como mínimo, pretendida equidistancia.

Una estrategia a la que la ficción sigue siendo fiel, tal y como se explicita a través de uno de los personajes destacados de esta segunda entrega: un policía que ayuda a un sicario para conseguir un necesitado ingreso extra en un país empobrecido.

'Jack Ryan', al límite en Venezuela

Y es que todo indica que la historia personal de Ryan jugará una importante baza en el regreso de la ficción, con las implicaciones de su participación en Afganistán en el centro del huracán. Algo que le llevará al límite, al mismo tiempo que forzará su arco de evolución hacia insospechados caminos para el serio y pancho espía.

El primer capítulo de esta segunda temporada también adelanta el lado más vulnerable del protagonista. Frente a su plano desarrollo de la primera entrega, en la que Jack Ryan acababa de salir del cascarón y era más ingenuo, el personaje está convencido de su valía tras su desempeño en el caso Suleiman, algo que nublará aún más un juicio cegado por la ira y la sed de venganza.

Siguiendo con la tónica de la serie, con un desarrollo rítmico y frenético, 'Jack Ryan' pone toda la carne en el asador en una nueva entrega que apunta más a uno de los defectos de su primera temporada: el desarrollo de sus personajes. Su expansión internacional ha ido en paralelo a la exploración de los conflictos internos de sus protagonistas, buscando equilibrar una balanza más en la acción palomitera.

Y es que, aunque 'Jack Ryan' es convencional y hasta maniquea, sus engranajes funcionan como un resorte, teniendo como resultado un peculiar ejercicio de equilibrismo perfecto para el binge-watching... y poco más.

Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com

VER 4 Comentarios

Portada de Espinof