'Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás', decepcionante regreso

Cada año se estrenan multitud de producciones norteamericanas cuya finalidad casi exclusiva es hacer pasar un buen rato a los espectadores. Como es lógico, algunas cumplen su cometido mejor que otras, logrando en algunos casos hasta convertirse en alguna de las mejores películas del año de su estreno. ‘Jack Reacher’ no llegó a tanto, pero sí que tenía un algo especial que te dejaba con ganas de ver otra aventura protagonizada por el personaje interpretado por Tom Cruise.

Por ello, me alegré mucho cuando se dio luz verde a una secuela, pero las dudas no tardaron en llegar, ya que veía incapaz al director Edward Zwick de dar con las teclas adecuadas para reproducir el discreto encanto de la primera entrega. Así ha sido finalmente, pues ‘Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás’ (‘Jack Reacher: Never Go Back’) es un decepcionante regreso al darnos un pasatiempo genérico que, dentro de lo malo, al menos cumple con unos mínimos.

¿Qué es lo que falla exactamente en esta secuela?

‘Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás’ es un intento de ahondar en la mitología de su protagonista mostrando su lado más humano. Sobre el papel, una idea interesante para que la secuela no fuera un simple más de lo mismo, pero a la hora de la verdad sirve más para eliminar los rasgos que convertían al personaje en un héroe diferente, acercándolo así de forma peligrosa a ser el cabeza de cartel de un relato de acción perfectamente intercambiable con muchos otros.

Hay dos subtramas que apuntan claramente en esa dirección, pero solamente una de ellas es la responsable de banalizar al personaje hasta límites en los que llega a costar ver al Reacher de la primera entrega. Me refiero -¿spoiler?- a su posible paternidad de una adolescente con un estilo de vida peligrosamente similar al suyo, lo cual es muy útil a los guionistas para avanzar la historia en ciertos momentos, pero insuficiente para dar color a su relación con Cruise.

Pensándolo fríamente, la introducción de Samantha -convincente Danika Yarosh- acaba siendo más un mecanismo para dificultar y alargar la investigación de Reacher que cualquier otra cosa, siendo además la base de su rivalidad con uno de los villanos. Si la omitiéramos por completo, la pérdida sería insignificante, manteniendo así ese misterio alrededor del protagonista que tan bien le sentaba y dando pie a un ritmo más vibrante.

Además, no sólo entorpece la misión, pues también juega en contra del personaje de Cobie Smulders, que estaba venido a ser el otro gran baluarte de la película. Es una pena que no se incida algo más en el choque de sus métodos con los de Reacher, pues ahí había motivos de sobra para cometer algún error que extendiera la historia sin la necesidad de Samantha. Por no decir que esta última tan pronto muestra una audacia asombrosa como comete la mayor de las estupideces. Vale que es una adolescente, pero todo resulta demasiado conveniente.

’Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás’, digna pero insatisfactoria

Visto así, podría parecer que ‘Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás’ me ha parecido poco menos que un desastre cuando no es el caso. La cuestión es que una de sus mayores debilidades era tan clara que me ha sido imposible no resaltarla, tampoco ayudando la intrascendente puesta en escena de Zwick, uno de los directores que menos me interesan del Hollywood actual. Su aséptica personalidad tras las cámaras tampoco le sienta nada bien a una película que requería de un mayor brío.

Es cierto que tampoco cuenta con un guion, en el que él mismo participa, que le deje espacio para grandes alegrías y que el resto de personajes secundarios se quedan muy por debajo de los de la primera entrega -aquí no hay un Robert Duvall que anime algo más el cotarro o incluso un Jai Courtney dando vida de forma muy eficiente a uno de los sicarios del gran villano de la función-, siendo ellos las principales víctimas de eso que comentaba más atrás de estar ante una propuesta genérica.

Por suerte, Reacher es un personaje que da tanto jugo y con el que Cruise se siente tan a gusto -solamente hay que ver la estupenda escena inicial que sirve a modo de nueva presentación del personaje para aquellos que no hayan visto la primera entrega- que acaba haciendo la película bastante llevadera. Además, ese toque de carismática chulería de Reacher sigue ahí y ayuda a que se mantenga esa fina capa de humor durante algunas escenas de acción que eleva el nivel un poco por encima de la media.

Entiendo que se haya querido apostar por una mayor diversidad para enriquecer al personaje e intentar conquistar a una mayor cantidad de público, pero lo de la hija resta más que aporta y encima daña a su relación con el personaje de Smulders que resultaba bastante esperanzadora en sus inicios -muy efectivo el montaje de llamadas telefónicas en los que cada vez surge una mayor intimidad entre ellos- y de la que luego apenas hay pequeños chispazos.

Por lo demás, una aventura pasable con un villano enclenque que convierte en brillante al peor de los de Marvel -diréis lo que queráis de Mads Mikkelsen desaprovechado en la estupenda ‘Doctor Strange’, pero su uso resulta antológico comparándolo con el de Robert Knepper aquí-, pero bueno, lo importante es que Cruise se luzca, cosa que hace tanto en las escenas más calmadas como en las numerosas escenas de acción en las que, como es habitual, su protagonista estuvo muy implicado.

Lástima que todas estén planteadas y ejecutadas de una forma un tanto intrascendente, lo cual les resta fuerza, aunque no lo suficiente para dañar el dinamismo que evita que uno llegue a aburrirse como ‘Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás’. Ahí sí hay que concederle a la película que nunca cae en tiempos muertos o en el “error” de detenerse demasiado en algo que rompa ese equilibrio que consigue en términos de ritmo.

En definitiva, ’Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás’ es un producto digno para pasar el rato, pero supone varios pasos atrás respecto a la primera entrega y no te deja con ganas de volver a encontrarte con el personaje interpretado por Cruise. Son varios los errores cometidos, pero el más importante es que acaba resultando todo bastante banal sin que se cometa tampoco ningún error imperdonable. Para ver y olvidarte rápidamente de ella. Un sí pero no.

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