'Irina Palm' es otra de esas películas de corte independiente que han tenido una distribución de lo más limitada en nuestro país. Una de esas coproducciones europeas con poco presupuesto que se las ven y las desean para ser estrenadas con un mínimo de dignidad. Tal vez el tema que trata la película, o mejor dicho, a lo que se ve necesitada la protagonista de la historia haya sido un detonante para que este film no lo quisieran muchos distribuidores. Ha pasado por un montón de festivales y en la mayoría de los países se ha estrenado y se estrenará, de tapadillo, sin hacer demasiado ruido. ¿Por qué?
'Irina Palm' narra la trágica historia de una mujer cuyo nieto, en peligro de muerte, necesita dinero para pagarse un viaje y la estancia en un importante centro hospitalario. Recorriendo los bajos suburbios de Londres encontrará trabajo en una tienda llamada Sexy World. Lo que en un principio ella piensa que es un trabajo de limpieza, se convertirá en un trabajo manual de otra índole, concretamente masturbando a caballeros que acuden raudos y veloces a desahogarse entre sus manos, porque contra todo pronóstico, Maggie, nuestra protagonista, se convierte en la mejor "trabajadora manual" del lugar.
La película tiene dos partes bien diferenciadas unidas por una débil línea: la necesidad de la protagonista de conseguir dinero cuanto antes. Por un lado tenemos el drama personal de la mujer con respecto a su nieto. Una parte más bien blanda y servida con desgana, donde vemos muchos lugares comunes que no llevan a ningún lado. Quizá el inicio del film esté más alargado que de costumbre, cayendo incluso en un inesperado aburrimiento. Es a partir del instante en el que el personaje central toma la determinación de trabajar masturbando a hombres, cuando la película nos muestra lo mejor de ella, que sin llegar a altas cotas, sí se eleva lo suficiente como para salvarla de la quema. Y es que a pesar de que por ese camino el film podría haber entrado en lo zafio muy fácilmente, se enfrenta de forma muy digna a una original historia de amor reprimido aderezada con algunos toques de comedia que no le quedan nada mal.
Es curioso, y algunos pensarán que hasta frustrante, que siendo Marianne Faihtfull su protagonista, no se haya profundizado más en el mundo del mercado del sexo, pues la actriz, y excepcional cantante, ha vivido de todo en esta vida a sus 61 años. Ha conocido todas las bajezas del ser humano con las drogas, el alcohol, el sexo, e incluso ha sido una indigente. Desgraciadamente, su desgarrada voz queda mejor en una de sus magníficas canciones que no en el trabajo para esta película, siendo su interpretación de lo más flojo del film, habiendo necesitado su personaje de más pasión y fuerza que la que Faithfull desprende. Una pena pues el resto de actores sí están a la altura de las circunstancias. El director alemán, Sam Garbarski, los retrata a todos con la típica frialdad visual de este tipo de películas, pensando que cámara en mano nos va a acercar más a sus personajes, cosa que ocurre sólo en la extraña relación de la protagonista con su jefe.
Una correcta película que afortunadamente va de peor a mejor, y a la que desafortunadamente le sobran muchas cosas por tópicas o por darle demasiadas vueltas a lo mismo. Aún así, disfrutable en su segunda mitad, que bien podría haber dado para otra película más interesante. La película lleva desde el viernes pasado en nuestro país, y es de esperar que pronto desaparezca de la cartelera, como paja que se lleva el viento, o polvo.