El cine vasco lleva varios años cotizando al alza y parece que es una tendencia que se va consolidando en lugar de limitarse a títulos puntuales que logran hacer algo más de ruido. Uno de los títulos más comentados últimamente fue 'Errementari (El herrero y el diablo)', primer largometraje dirigido por Paul Urkijo, quien ahora regresa a la gran pantalla con 'Irati'.
Urkijo ya indagó en el folklore vasco con su primera película y ahora vuelve a hacerlo tomando como referencia el cómic 'El ciclo de Irati' para transportarnos al siglo VIII, con la expansión imparable del cristianismo arrasando con las creencias paganas. Allí seguiremos la historia de dos jóvenes muy distintos cuyos caminos se cruzarán para llevar a cabo una misión en un extraño bosque de la zona.
Una película singular
Ganadora del Premio del Público en el pasado Festival de Sitges, 'Irati' es, por encima de todo, una película osada a la hora de abordar el fantástico, un género en el que el cine español no suele aventurarse demasiado a menudo. Para ello se mezcla cine épico con mitología, con esto segundo ganando más peso a medida que avanza su metraje y apoyándose en un meticuloso trabajo de producción para que visualmente estemos ante una obra prácticamente irreprochable.
Una de las armas secretas de Urkijo para conseguirlo es apostar por rodar todo lo posible en escenarios naturales en lugar de confiar más de la cuenta en el trabajo de post-producción. Es cierto que eso también supone una cierta limitación en términos de escala, ya que 'Irati' juega con conceptos muy ambiciosos pero normalmente lo hace en espacios bastante reducidos cuando la historia pedía a gritos una mayor ambición en ese apartado.
Es verdad que bastante milagro es que luzca tan bien con un presupuesto de poco más de 4 millones de euros, pero no por ello voy a obviar completamente una de las sensaciones dominantes mientras veía la película. De hecho, la relación de aspecto de la imagen sí que se acerca a esa mayor amplitud que pide el relato, pero claro, una cosa es la ambición y otra las posibilidades reales de conseguirlo.
Luces y sombras de 'Irati'
Algo que podría suceder en casos como el de 'Irati' es que se prestase tanta atención al apartado técnico que se descuidara lo narrativo. Aquí no sucede eso, pero sí es cierto que quizá promete más de lo que acaba dando, pues todo lo que rodea al viaje de los dos protagonistas es de lo más sugerente pero nunca se desarrolla en profundidad, mientras que la búsqueda de su destino por parte de Eneko e Irati sí se siente quizá un poco más tradicional de lo deseable. Tampoco hay nada de malo en ello, pero lo que podría haber sido una obra fascinante que nos hechizase todos los sentidos acaba quedándose en una propuesta notable, que no es poco.
A eso hay que sumarle que 'Irati' adolece de cierta falta de energía una vez pasado el ímpetu inicial y el personaje de Eneko pasa a estar interpretado por en su versión adulta por Eneko Sagardoy ('Handia'). Claro que sigue haciendo gala de una contundencia indudable en momentos puntuales, pero también será entonces cuando ponga a prueba la paciencia de algunos espectadores, sobre todo aquellos que se acerquen a la película esperando el espectáculo vibrante que vende su tráiler.
En su lugar, Urkijo apuesta por un enfoque más pausado, oscilando entre lo trágico, lo romántico y lo misterioso mientras deja respirar la mitología alrededor de la historia que nos está contando. Es también ahí donde consigue enriquecer un relato para el que resulta claro que ha tenido referentes tan emblemáticos como 'Excalibur' o 'Conan, el bárbaro', pero siempre buscando destacar lo que tiene de singular 'Irati' y dando especial importancia al vínculo que surge entre sus dos protagonistas.
Eso lleva a que la aportación de Sagardoy y la debutante Edurne Azkarate resulte la otra pata fundamental sobre la que se asienta la película. Ahí es cierto que todos nos olemos lo que va a suceder, pero la dinámica entre ellos fluye y logran imprimir una dosis extra de naturalidad a los diálogos para que la película nunca se atasque por ese lado. No obstante, justo es reconocer que 'Irati' va un paso más allá en términos de intensidad siempre que aparece el personaje clave interpretado por Itziar Ituño.
¿Entonces merece la pena o no?
'Irati' es toda una rareza dentro del cine español en la que se cuidan con mimo los apartados técnicos para ofrecer una propuesta impresionante en términos visuales que se queda algo por debajo en el resto de apartados. El bagaje es más que positivo y ofrece suficientes alicientes como película de espada y brujería para disfrutar con ella, pero, eso sí, no esperéis un espectáculo repleto de acción o acabaréis decepcionados.
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