Amazon apostó en su momento con fuerza por 'El Internado: Las Cumbres', una serie más ambiciosa que la que pudimos ver en su momento en Antena 3, pero también menos satisfactoria. Y es que una cosa es ir más directa al grano, potenciando el misterio por encima de todo, y otra muy distinta conseguir enganchar así al espectador.
Ya en su momento me costó llegar al final de la primera temporada, y no puedo decir que me muriera de ganas por ver la segunda. De hecho, es probable que ni siquiera hubiese empezado a verla de no tener que hacerlo por motivos laborales y mucho me temo que, tras ver sus tres primeros episodios, me bajo del barco, ya que la curiosidad por saber a dónde puede llevar todo es insuficiente ante lo poco que me motiva todo lo demás.
Meh
'El Internado: Las Cumbres' es una serie que en todo momento ha apostado por la intensidad por encima de todo. Al principio potenciando la sensación de que los estudiantes estaban atrapados en una especie de cárcel y luego planteando un misterio detrás de otro como motor narrativo.
Hay personajes, sí, algunos con alguna pequeña trama para motivar sus acciones, pero a la hora de la verdad no tienen humanidad alguna, simplemente son piezas con las que plantear un suspense eterno en el que cualquiera de las revelaciones simplemente lleva a otro enigma. Obviamente, eso tendrá que cambiar en algún momento, pero por el momento es una fuente constante de frustración.
Entiendo que los tiempos han cambiado y que aquí no hay espacio para tramas algo más costumbristas como las que sí había en 'El Internado', donde no quedaba otra que intentar contentar a la mayor cantidad posible de público, pero en su intento por resultar más vibrante -algo que va a más en esta segunda temporada pero que ya estaba presente en la primera-, lo que acaba consiguiendo se seguir siendo un tanto monótona.
Tampoco ayuda que los progresos de los personajes tiendan a depender más de lo azaroso que fruto de un trabajo suyo que los justifique. Vamos, que si fuera una escape room, nunca lograrían resolver el enigma, y eso se traslada al espectador, quien en vez de percibir una evolución más o menos lógica de los acontecimientos, ve que le sueltan información de tanto en tanto para que la serie no se estanque, pero sin que haya progresión real.
A la deriva
Y es que resulta pasa algo curioso con los personajes, porque por un lado no tienen el trasfondo necesario para que uno conecte con ellos, pero por otro se vincula mucho la progresión narrativa a los impactos emocionales más o menos marcados que van recibiendo a lo largo de los episodios -hay uno muy claro al final del tercer episodio-. El efecto de esto es extraño, pues somos conscientes de que debería importarnos lo que les sucede, pero también de que la serie no ha hecho mérito para ello.
Eso afecta tanto a los viejos conocidos como a los nuevos personajes, donde únicamente Clara Galle consigue llamar un poco la atención sobre su Eva. Es verdad que la serie obvia cualquier interés en integrar al personaje y simplemente suelta que está por allí sin más, pero también que al menos los guionistas juegan bien con su personalidad con clara tendencia al exceso y que la protagonista de 'A través de mi ventana' solventa bien lo que el papel requiere de ella. Nada espectacular, pero al menos tampoco me despierta tanta indiferencia como el resto.
Por lo demás, la segunda temporada es continuista de la primera en líneas generales, lo que quiere decir que en ningún momento se ha producido ese salto adelante que uno podía esperar con la leve mejoría de la primera a medida que pasaban los episodios. Y es un error, porque si quieres ser realmente vibrante, no vale con aparentarlo, también hay que acompañarlo desde el guion.
En resumidas cuentas
'El Internado: Las Cumbres' ha vuelto redoblando su apuesta por la intensidad, los misterios y un enfoque vibrante, pero lo hace manteniendo la línea de la serie, con personajes poco atractivos y con poca capacidad para enganchar al espectador más allá de que uno siempre quiere saber cómo acaba lo que empieza, sobre todo cuando se juega con el suspense. Que hay demasiadas series ahí fuera para seguir confiando en una que no termina de despegar, o igual es que simplemente no sabe cómo hacerlo.
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