El trabajo realizado hasta ahora por el catalán Jaume Collet-Serra ha conseguido colocarle en una posición bastante aceptable. Su carrera internacional se ha ido afianzando gracias a sus cintas con Liam Neeson, a películas de terror como ‘La huérfana’ ('Orphan', 2009) y otros trabajos más artesanos de acción y serie B. Después de que Louis Leterrier '(Ahora me ves...)' abandonase la dirección de ‘Infierno azul’ (‘The shallows’) fue Collet-Serra el encargado de capitanear el proyecto.
El guión de Anthony Jaswinski, llevaba ya unos años rondando por la lista negra. Lo cierto es que el libreto es más simple que el mecanismo de un reloj, pero el cine con tiburones siempre tiene mucho tirón, así que tras batallar un poco, fue Sony quien consiguió hacerse con él y los resultados han sido mejores de lo que parecían en principio, en gran parte gracias a la estupenda puesta en escena del director y la más que sólida interpretación de su protagonista, Blake Lively.
Infierno azul, menos es más
‘Infierno azul’ vuelve a lo básico, deshaciéndose de todo el exceso que ha “aguado” el género desde que Steven Spielberg llegase con su ‘Tiburón’ (‘Jaws’, 1975). Y es que el dicho “menos es más” tiene razón: no es necesario mucho más que un personaje principal, un tiburón que muerde y un bello paraje para conseguir una película tremendamente inquietante. El film está mucho más centrado en el suspense que en el miedo y consigue un buen manejo de las emociones, manteniendo la tensión en el espectador, una tensión cocida a fuego lento que hace de este film un entretenimiento muy efectivo.
Nancy (Blake Lively) es una joven estudiante de medicina que, tras sufrir una importante pérdida personal, viaja a México para evadirse de la realidad y hacer un poco de surf. Una vez allí, llega a una remota y solitaria playa donde se encuentra con un par de compañeros surfistas (Josue Angelo Lozano Corzo y José Manuel Trujillo Salas), pero después de que ellos dos se marchen, Nancy se queda sola en el agua. Pronto se da cuenta de que está atrapada en el coto de caza de un enorme tiburón blanco, así que para evitar ser su merienda, nada hacia un islote que ha revelado la bajada de la marea y que está situado a unos cien metros de la costa.
Blake Lively, más que un cuerpo bonito
Para salvarse tendrá que tirar de todos sus recursos y su voluntad, pues el escualo no tiene pinta de querer irse… y ella no puede aguantar mucho más tiempo en ese islote. La acción es visceral e inmediata, pero fundamentalmente contextualizada por un conjunto útil de planos generales y enfoques a vista de pájaro. El duelo salvaje entre Nancy y el tiburón tiene sus raíces en una realidad física creíble: Lively mete cada centímetro de su cuerpo en el papel y la cámara la observa inevitablemente como un trozo de carne aunque su personaje se las arregla para defenderse de todo tipo de miradas hambrientas.
Lively —Salvajes (‘Savages’, 2012)— demuestra aquí que es mucho más que un cuerpo bonito: aparece prácticamente en todas las escenas consiguiendo transmitir de manera elocuente tanto la sensación de control como la de pánico. Con 'Infierno azul' se le ha presentado la oportunidad de llevar el peso de la película, de realizar un papel más físico e incluso de cubrir algún registro que no la habíamos visto hasta ahora. ‘Infierno azul’ es un gran vehículo de lucimiento para ella, que declaró haber aceptado el papel inspirada por el trabajo de su marido Ryan Reynolds en ‘Buried (Enterrado)’, 2010.
Una puesta en escena excelente
Con un presupuesto relativamente ajustado (unos 17 millones de dólares) Collet-Serra y Jaswinski trabajan efectivamente todos los ángulos del suspense, desde el tiempo que queda antes de que la marea vuelva a subir a la frustración que supone la cercanía de la orilla. Es como una mezcla entre ‘127 Horas, (2011)’ y ‘Open Water’ (2003), con la salvación tan tentadoramente cerca y sin embargo tan aparentemente inalcanzable. Además, la película coquetea con material de archivo, pero sólo en pequeñas dosis y sumamente eficaces.
Por su parte, el tiburón es un efecto digital, pero su artificialidad apenas se percibe en algunas escenas cercanas al final. ‘Infierno azul’ es visualmente magistral y la fotografía de Flavio Martínez Labiano resulta excelente, (incluyendo las secuencias submarinas). También hay momentos que se van desarrollando como si de un videoclip se tratase y además está plagada de efectos modernos (recursos como el de la introducción de pantallas en la pantalla, que consiguen que el ya de por sí buen ritmo se amenice aún más).
Lo mejor: Cómo Collet- Serra consigue manejar la tensión con tan poco. Hay un “personaje” secundario, una gaviota herida que se mantiene al lado de la protagonista (como Wilson en ‘Naufrago’ pero más light). Es un sabio recurso para exteriorizar los pensamientos de la protagonista.
Lo peor: El final es algo flojo.
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