En pleno apogeo y paranoia de la Gripe A, el estreno del 16 de octubre de ‘Infectados (Carriers)’, film post apocalíptico que lo achaca todo a un virus mortal, puede causar impacto, a pesar de poca originalidad del planteamiento. El inicio de la cinta nos presenta a cuatro jóvenes viajan en coche hasta la playa donde dos de ellos, hermanos, veraneaban en su infancia. La idea es evitar el contagio y esperar allí a que todo haya pasado. Para mantenerse a salvo de la enfermedad, se han autoimpuesto una serie de normas, pero pronto se verá que cumplirlas es más difícil de lo que creían.
Los españoles Álex y David Pastor dirigen en este film, rodado en Norteamérica, a los actores Piper Perabo, Christopher Meloni, Chris Pine, Emily VanCamp, Lou Taylor Pucci, Kiernan Shipka, Josh Berry, Mark Moses, Dylan Kenin.
Y ya que la historia la conocemos, probablemente lo que hay en la mente de muchos lectores es curiosidad acerca de la solvencia de estos debutantes con respecto a las labores de dirección. Entran diversos aspectos bajo su batuta que se pueden comentar y sobre los que no cabría ningún reproche. La solvencia existe y se ha demostrado. Los directores han realizado un trabajo espléndido en lo que a encuadres, fotografía, ritmo y fluidez narrativa se refiere. Se trata de una road movie con pocos momentos de acción y más detenida en la nada que dirigida hacia un objetivo y, no obstante, permite un disfrute y un entretenimiento.
Quizá sería necesario avisar de que no se trata de un film de género como algunos esperarán. Es decir, no está lleno de vísceras, de ataques sangrientos, de violencia, de huidas y atrincheramientos… La salvedad que hacía Enjuto Mojamuto sobre ‘28 días después’: “no eran zombies, eran infectados”, aquí ya la tenemos clara. Pero la diferenciación a la que me refiero va más allá, pues esta película es, en cierto sentido, más tranquila o más de personajes, de lo que muchos espectadores habrán imaginado. Para más inri, cuando el género entra de pleno —escena a la que se corresponde la fotografía anterior— se percibe como un cambio de tono exagerado, además de que estos planos están rodados con menor realismo.
Volviendo a esa validez de los españoles, la dirección de actores está bien llevada. Si bien la complicación de personajes no es mucha, lo que sí detectamos en los intérpretes es una autenticidad y una naturalidad que consiguen que los diálogos superficiales que mantienen se vean con credibilidad. E igualmente observamos que saben dar el subtexto de otras situaciones mucho más peliagudas sin caer en el dramatismo y sin llevarse el film a un terreno que no le pertenece. Las emociones se guardan, se contienen, y gracias a eso, los que sobreviven pueden continuar.
Se suele decir que la mejor forma de mostrar la auténtica personalidad de un personaje no es dando mucha información sobre él o enseñándonos numerosos momentos de su vida cotidiana, sino enfrentándolo a una disyuntiva. Y lo mismo se podría decir sobre los seres humanos, a los que conoceremos de verdad, por mucho que haga años que intimamos con ellos, cuando se presenten conflictos o dilemas. ‘Infectados (carriers)’, por lo tanto, tiene el mejor retrato de personajes posible, ya que los protagonistas van sintiendo, cada uno en un momento, esa necesidad de decidir o de actuar. Así, se irá viendo cómo pueden engañar las apariencias.
Hemos dicho que la labor de dirección no presentaba apenas tacha. Pero no podríamos quedarnos igual de callados ante el guión, también firmado por los Pastor. Sería necesario haber justificado mejor algunos de los deslices de los personajes, que provocan posteriormente grandes cambios en el statu quo. Si nos metemos en detalles, como el uso —o más bien el no uso— de la mascarilla, podríamos pensar si eran los actores los que se negaban a interpretar ocultando su rostro, porque no nos creeríamos que nadie ante semejante panorama prescindiese de lo único que puede salvarle la vida.
Mencionada ya la de Danny Boyle, restarían muchos referentes por encontrar, pero para resumir y quedarnos con films de muy reciente o inminente estreno, podríamos decir que estamos ante un cruce entre ‘La carretera’ —no la he visto aún, pero ‘Infectados’ guarda gran similitud con la novela, que recomiendo— y ‘[REC] 2’.
Se trata, en resumen, de un trabajo notable de dos directores que demuestran que lo que hace falta en España, más que talento, es una mentalidad para hacer otro tipo de historias. Una road movie de personajes que oculta, bajo el comportamiento adolescente de éstos y una buena dosis de humor, una posible reflexión sobre la vida y la muerte.
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