Inéditas en España: 'Spanking the Monkey', la ópera prima de David O. Russell

Inéditas en España: 'Spanking the Monkey', la ópera prima de David O. Russell
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Son muchos los cineastas hoy en día populares en Hollywood que comenzaron sus carreras con producciones independientes que pasaron desapercibidas por nuestro país si es que tan siquiera llegaron a estrenarse. Me vienen a la mente casos como los de ‘Sidney’ (‘Hard Eight’, 1996), la ópera prima de Paul Thomas Anderson que apenas fue vista por poco más de 2.000 personas en su exhibición en salas, y ‘Following’ (id., 1998), primer trabajo tras las cámaras de Christopher Nolan que permaneció inédito en España hasta que apareció directamente en dvd hace menos de un año. Hay muchos ejemplos más, pero el que ahora nos interesa es el de ‘Spanking the Monkey’ (id., 1994), primer largometraje dirigido por el hoy célebre David O. Russell.

David O. Russell ya se había labrado cierto nombre en el mundo del cortometraje –‘Hairway to the Stars’ (id., 1990) se exhibió en el Festival de Sundance- cuando dio el salto al largo en 1994 con ‘Spanking the Monkey’ –expresión que alude de forma soez al acto de la masturbación—. Contando con un reducido presupuesto de apenas 200.000 dólares, Russell es aquí más directo que nunca en su forma de abordar los problemas personales de sus protagonistas, exhibiendo un estilo que luego iría adaptando –y suavizando- en sus futuros trabajos. Eso sí, la pureza de ‘Spanking the Monkey’ no sólo no la convierte en una gran película, sino que también es la fuente de varias de sus limitaciones.

Imagen de la película

‘Spanking the Monkey’ es una película marcada por la falta de esperanza en que las cosas puedan mejorar, algo que Russell, que, como es habitual en su obra, también ejerce como guionista, deja claro de entrada: El protagonista ha recibido una gran oportunidad laboral –unas prácticas en una prestigiosa empresa- que va a tener que dejar pasar porque su padre, vendedor ambulante, tiene que abandonar el domicilio familiar durante unas semanas y su madre ha sufrido una lesión física que requiere que su presencia en el aburrido pueblo en el que se crió se alargue durante varias semanas en lugar del par de días inicialmente previstos.

No sé si sucederá en vuestro caso, pero yo soy muy consciente de lo que se siente al vivir en un pequeño pueblo en el que lo más destacable que pasa es justamente que no pase nada. Una vez te has ido de allí, te cuesta la vida volver y la mera posibilidad de alargar tu estancia más de la cuenta es una tortura mental, algo en lo que se deleita la película durante los primeros minutos, donde un por aquel entonces desconocido Jeremy Davies muestra a la perfección la desgana propia de encontrarse en una situación tan poco estimulante. Otro punto para Russell es que recurra a su imposibilidad para masturbarse –el perro de la familia siempre molesta en ese momento- como forma de rematar lo que es una pesadilla de la que no debería quejarse, ya que a fin de cuentas está siendo un buen hijo y cuidando de su madre.

Imagen de Jeremy Davies en

Russell apuesta por la naturalidad a la hora de encarar la puesta en escena –la inexperiencia tras las cámaras se deja notar en su torpeza en algunas ocasiones para usar los recursos típicos de transición entre secuencia y secuencia-, desarrollando un clima de agobiante rutina que va carcomiendo progresivamente al protagonista. El eslabón más débil de este apartado es la relación, a caballo entre lo romántico y una simple amistad, entre el personaje de Davies y el de Carla Gallo –algunos seriéfilos la recordarán por sus apariciones en ‘Bones’ (2005-En emisión) y ‘Californication’ (2007-En emisión)-, pues resulta un poco forzada –nunca se entiende demasiado bien la fascinación que él despierta en ella-, siendo a su vez una prolongación de las dudas sobre sexualidad que hay en su panda de ¿amigos?. Los interrogantes vienen al caso, pues la relación con ellos es bastante insustancial más allá de la necesidad de incidir en la vida sexual del protagonista, eje principal de la tragedia que se avecina.

Los que han visto ‘Spanking the Monkey’ tienden a hablar de ella como una comedia bastante oscura –cuidado, que en este párrafo y el siguiente hay spoilers- y como tal no tengo problemas en calificar a la película como un absoluto fracaso –sólo recuerdo una escena, relacionada con el uso de un cinturón, que funciona en esa faceta-, pero donde sí acierta es en su acercamiento al incesto, tema tabú que aquí cobra especial importancia en la segunda mitad de la película. La rutina lleva a madre e hijo a beber de más y acaban acostándose, situación que repugna a ambos de diferente manera –ella prefiere obviar que ha tenido lugar y a él termina de destruirlo por dentro-.

Es aquí donde el naturalismo tras las cámaras de Russell gana nuevamente fuerza, ya que prefiere no subrayar innecesariamente nada y que sean los actores quienes sean capaces de expresar lo que él plantea, tarea en la que brilla especialmente un Jeremy Davies que sabe mostrar a la perfección el progresivo deterioro del protagonista. Lástima que Russell tenga que volver a echar mano del personaje de Carla Gallo para enredar un poco más lo que está sucediendo y, de paso, incidir en que el incesto no ha sido una cosa puntual fruto de la excesiva ingesta de alcohol. Y es que la película funciona mucho mejor cuando se centra en el retrato familiar –y eso que se abusan de ciertos tópicos para mostrar lo deplorable que es el padre y lo mucho que pasa de las necesidades de su hijo- que en los momentos en los que se da más cancha a otros elementos, fallando ahí en la mayoría de sus intentos.

El incesto en

‘Spanking the Monkey’’ ganó el premio del público en el Festival de Sundance de 1994 y gozó de un modesto éxito de taquilla –recaudó 1,36 millones de dólares en los cines de Estados Unidos-, permitiendo así a Russell seguir desarrollando –unas veces con bastante más acierto que en otras- su obsesión por los personajes en situaciones fuera de lo común, manteniendo su querencia por la importancia de los lazos familiares. En el caso que nos ocupa no estamos ante una gran película, pero sí ante un interesante germen de la carrera como director de David O. Russell.

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