Troma está considerada como la gran productora de cine cutre de USA. Fue en los años 80 cuando conoció su época de mayor esplendor, sobre todo gracias al éxito de ‘El vengador tóxico’ (‘The toxic avenger’) en 1984, aunque ya había conseguido un éxito reseñable cuatro antes con ‘El día de la madre’ (‘Mother´s day’), de la cual se llegó a rodar un remake hace apenas dos años. Además, no limitaron el negocio a la producción, sino que también fueron generosos en el tema de la distribución. Todo valía mientras se fuese fiel a una forma de hacer cine (hubo alguna excepción, pero no muchas): Bastante violencia, generosidad en cuanto a los desnudos femeninos y presupuestos muy reducidos que convirtieran en algo sencillo la misión de ser rentables.
Sin embargo, algo extraño sucedió en 2006, y es que la Troma estrenó en Nueva York (hasta el año siguiente no pudo verse en más ciudades de ese país) una cinta que tuvo una acogida crítica favorable, llegando al punto de ser considerada su mejor película. Estoy hablando de ‘Poultrygeist: Night of the chicken dead’, que de entrada hace pensar en una parodia de ‘La noche de los muertos vivientes’, el clásico de los muertos vivientes, convirtiendo a los zombis en pollos, pero la cosa no se queda ahí. Y es que podríamos decir que estamos ante una producción con personalidad múltiple, ya que al mismo tiempo quiere ser una parodia, una sátira sobre los restaurantes de comida rápida y las protestas contra los abusos empresariales, una comedia (muy) descerebrada, un musical y una historia de terror, y no estoy seguro de si me estoy dejando algo fuera o no (la habitual trama amorosa). ¿Cuál es el resultado de un cóctel cinematográfico tan estrambótico como éste?
Creo que por una vez sí que procede pararse un momento para hablar del argumento de la película: La American Chicken Bunker, una cadena de comida rápida especializada en el pollo frito, decide abrir su nueva tienda en Tromaville, pero justamente eligen situarlo en un antiguo cementerio indio (algo que el cine nos ha enseñado que es una muy mala idea). Arbie tuvo su primera experiencia sexual en ese mismo lugar hace apenas unos meses con Wendy, prometiendo ambos que nada podría separarlos. El problema es que, coincidiendo con la apertura del local, Arbie descubre que Wendy es ahora lesbiana y está liada con una activista que está liderando una campaña contra la apertura del restaurante. Arbie, desesperado y buscando vengarse, consigue un trabajo allí. Las cosas se complican aún más cuando varios trabajadores como clientes del local empiezan a desaparecer, y es que ha sido muy mala idea cabrear a los indios y maltratos durante tanto tiempo a los pollos. Y todo ello aliñado con canciones.
Lloyd Kaufman, uno de los fundadores de Troma, es el encargado de dirigir ‘Poultrygeist: Night of the chicken dead’, y también ejerce labores de guionista junto a Gabriel Friedman y Daniel Bova. Se da la curiosa circunstancia de que ésta es la única cinta en la que ha trabajado Bova (Friedman, por ejemplo, ya había sido uno de los encargados del libreto de la cuarta entrega de ‘El vengador tóxico’), con lo cual no sé si será justo, pero me da la sensación de que la película tuvo un guión inicial quizá pensado para intentar ser producido por Troma, pero cuyo contenido humorístico difería de lo que hemos podido ver. Por lo pronto, lo que está confirmado es que el título original de la película era ‘Good night and good cluck’ y Kaufman optó por cambiarlo para no que no hubiese confusiones con cierto largometraje dirigido por George Clooney.
El hecho de que se tardasen seis años en pasar del guión a hacer la película me hace pensar que Troma aceptó hacer la película, pero a cambio exigió hacer varios cambios que la adecuasen a su filmografía. Además, el elemento Troma está más disipado de lo habitual en sus producciones, pero sí que hay lugar para la escatología (la escena de la defecación, desagradablemente explícita) y el gore en abundante cantidad, siendo lo segundo bastante tolerable pese a sus excesos, pero lo primero es un cáncer para la película. Éste es el motivo de que la película haya acabado en el especial de Inéditas en España y no el dedicado a las Joyas de la basura, ya que estamos ante una producción que fracasa completamente cuando intenta ser una comedia Troma (algo que, por otra parte, suele pasar casi siempre con sus propuestas), ya que lo más salvable quizá sean los chistes a costa de la posibilidad de que una de las trabajadoras del local sea una terrorista. ¿El motivo? Básicamente su nacionalidad y vestimenta, así que ya podéis haceros una idea de cómo será el resto si esto es lo más rescatable en este aspecto.
La cuestión es que sería muy sencillo calificarla como una tontería insalvable sólo por ello, pero lo cierto es que estamos ante un largometraje con no pocas cosas que destacar. El primero es que se consigue introducir con bastante acierto el elemento musical, tantos de canciones más pausadas como otras más animadas. Es obvio que ahí también hay espacio para gracietas facilonas, pero su efectividad es mayor y singularizan a una película que podría haber sido otra más. Se da la curiosa casualidad de que Duggie Banas, el compositor de la película, fue contratado tras contestar a un anuncio online que solicitaba a alguien que estuviera dispuesto a trabajar de forma gratuita, algo que no hizo que se tomase a la ligera su trabajo.
Otro punto a favor de ‘Poultrygeist: Night of the chicken dead’ es que sabe oscilar entre la parodia y la sátira en su retrato de los establecimientos de comida rápida y de las típicas protestas contra las actividades empresariales fraudulentas o en favor del vegetarianismo. Lo hace de forma sencilla y evidente, pero totalmente disfrutable sí no se está buscando un documental. Pequeños detalles como nombrar a todos los personajes principales por los nombres de locales de fast food americano, siendo uno de ellos una parodia directa del Coronel del KFC (Kentucky Fried Chicken) o, sobre todo, no cortarse a la hora de atacar a ambos frentes juegan a su favor. La cosa pierde cierto interés cuando se pasa a la fusión de gore y terror, en especial por transmitir la sensación de estar alargando un poco una historia que no daba para mucho más (ahí los excesos de los que se echa mano sí que ayudan, en ocasiones, a hacerlo todo más llevadero), pero sin llegar a ser nunca tan molesto como el pésimo humor escatológico que hace su aparición de cuando en cuando.
Está comprobado que la nostalgia es algo que vende mucho, y puedo decir sin miedo que estamos ante una película que captura con acierto el look visual de muchas producciones de los 80, en especial me recordó a la de algunos slashers, siendo la canadiense ‘San Valentín sangriento’ la que, sin saber explicar exactamente el motivo, la que más venía a mi cabeza. La vestimenta de los actores (y las reacciones de los personajes), los escenarios e incluso el desenlace nos retrotraen directamente a muchas cintas de esa época. Por su parte, podría decirse que los actores son fácilmente intercambiables por otros, pero la verdad es que tanto Jason Yachanin como Kate Graham y Allyson Sereboff realizan muy bien su tarea, tanto cuando cantan como cuando tienen que mostrar el salidismo y la ingenuidad el primero, la alternativa y veleidosa personalidad la segunda (y sus tetas, que las muestra en no pocas ocasiones) y la excentricidad y capacidad de manipulación el tercero. Jamás serán actuaciones especialmente destacables, pero sí que añaden honestidad y credibilidad a lo que nos propone la película.
En definitiva, ‘Poultrygeist: Night of the chicken dead’ es una película desigual, muy disfrutable como musical y en los elementos paródicos y de (muy evidente) sátira que utiliza, pero que fracasa estrepitosamente cuando quiere utilizar el humor característico de Troma. Este último punto está a punto de destruir la película y convertirla en otra mamarrachada de las suyas, pero el resultado final es que ‘Poultrygeist: Night of the chicken dead’ es disfrutable si sabes pasar por alto sus evidentes errores. Y es que siempre será preferible una película con buenos y malos momentos (mejor si son más los primeros que los segundos como el caso que nos ocupa) a una simplemente mediocre en la que nada destaque. Kaufman comentó hace un par de años que estaban barajando la posibilidad de hacer un remake, quien sabe si será entonces cuando la película pueda estar a la altura mostrada por algunos de sus aspectos. Soñar es gratis.
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