Casi veinte años han pasado desde que Steven Spielberg dirigiera 'Indiana Jones y la Última Cruzada'. Ayer se estrenó en todo el mundo 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal', la cuarta parte de las aventuras de uno de los héroes del cine más memorables y populares de la Historia. Si bien todos, o casi todos, nos alegramos de la noticia de que Indy volvía a la gran pantalla, fue pasar el tiempo y comenzar a aparecer voces desconfiadas. Que si Spielberg ya no es el que era, que si George Lucas sólo busca ganar más dinero, que si Harrison Ford está muy viejo, que sin Sean Connery esto no tiene sentido (¿y qué pasa con las dos primeras películas de la saga?), etc, etc. Lucas ya avisó, dolido aún por las reacciones que provocó 'La Amenaza Fantasma', que la película no era ninguna maravilla, como tampoco lo era ninguna de las anteriores entregas; era otra más con los mismos ingredientes, lo que se suponía que pedía la gente.
A pesar de esto, hace unas horas salí del cine y escuché varias reacciones de enfado y decepción. En este blog ya ha habido quien ha seguido por este camino, catalogando incluso el film de "truño". En serio, ¿qué os pasa? 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' es justo lo que cabía esperar: aventuras, diversión, acción, misterio, trama con toque sobrenatural, comedia, nostalgia... Mucha nostalgia. Casi se me saltan las lágrimas al volver a ver la montaña de la Paramount convertida en parte del paisaje de la película, los créditos iniciales o el sombrero de Indy rodando por el suelo. Eso es parte de la magia. Algo que parece ya se ha perdido para siempre. Lo cierto es que, ahora me doy cuenta, 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' estaba destinada a ser maltratada. Espero que no sea una reacción mayoritaria. No por nada, sino porque no es justo. Para una película que intenta recuperar el viejo estilo de cine de palomitas... En fin, lo de siempre. Nos encanta destruir a los héroes del pasado. Y el público joven quiere otra cosa, le importa un pimiento un personaje que tiene la edad de sus padres.
Pero los abuelos cumplen. Vaya que sí. En cuanto a Steven Spielberg, personalmente siempre confié en que realizaría un magnífico trabajo. Lo lleva haciendo toda su vida, salvo contadísimas excepciones, donde en todo caso nunca ha bajado el nivel de "mero entretenimiento"; jamás una mala película. Pero bueno, es Spielberg, es el Rey Midas de Hollywood, normal que le ataquen y le infravaloren, representa al sistema, de alguna forma. Chorradas. Desde que 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' arranca, arranca el mejor cine de entretenimiento, diversión en estado puro, con una secuencia, tan gratuita como disfrutable al máximo y, sobre todo, rodada majestuosamente, que parece un homenaje conjunto a 'El Diablo sobre Ruedas' y a 'American Graffiti'. Por supuesto, el trabajo de John Williams, al que podríamos llamar el cuarto viejo de la saga, está tan a la altura como cabía esperar y representa otro de esos factores que hacen de esta cuarta parte un emocionante reencuentro con una saga que tiene un lugar privilegiado en la Historia del cine.
Por otro lado, es imposible pedirle más a Harrison Ford. Con más de sesenta años protagoniza escenas de acción muy espectaculares y en ningún momento resulta extraño, increíble. Por otra parte, él ha sido Indy y lo sigue siendo. Nadie puede sustituirle. En 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' volvemos a ver al héroe de anteriores películas, con su particular personalidad, sentido del humor, debilidades, fortalezas, miedos (hay una escena con una serpiente, por supuesto, que resulta divertidísima). Vale, es cierto que Indy ya no es quien era en el sentido físico, pero tampoco es necesario para la trama que tengamos de nuevo al hombre que protagonizó 'En Busca del Arca Perdida'; el personaje ha cambiado, ha envejecido, igual que el público que le vio nacer. Lo importante era que ese cambio se mostrase creíble en la gran pantalla e interesante, que siguiese dando juego y no impidiera las secuencias de acción trepidante que caracterizaron las tres anteriores entregas. Podíamos temer que Ford hubiese perdido carisma, ganas, talento, especialmente después de algunos títulos como 'Sabrina', 'Hollywood: Departamento de Homicidios' o 'Firewall', donde el actor daba señales de preocupante declive. Pero no, Ford vuelve a dar la talla y dotar de vida al mítico Indiana. En este sentido, ya digo, nada que objetar. Absolutamente nada. Indy ha vuelto. Harrison Ford ha vuelto. Y a lo grande.
En este regreso, me parecen grandiosos cuatro momentos, que quiero destacar. En primer lugar, el que ya he mencionado, la primera vez que aparece Indy, y vemos cómo su sombra se pone el sombrero; la leyenda está ahí, ha vuelto. En segundo lugar, la mención, casi de pasada, a los tristes fallecimientos del Dr. Henry Jones y de Marcus Brody; los años han pasado y la vida de Indiana ha cambiado. Otro gran momento es cuando vemos a lo que podríamos llamar su "alter ego" académico (casi un Clark Kent), explicando en un bar, salido de 'Regreso al Futuro', a Mutt Williams (Shia LaBeouf) la historia de la calavera de cristal; nos devuelve a la primera película y nos hace desear saber más sobre todo ese misterio que será el centro de la acción. Por último, destacar también el final de una secuencia de lucha donde unos extraños hombrecillos atacan a Indy y a Mutt en unas ruinas, que acaba con nuestro héroe en lo alto de unas murallas, siendo cuestionado sobre su profesión (¡¿no eras profesor?!).
Indiana Jones nunca ha estado solo, pero en 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' está más acompañado que nunca. Esto, a mi parecer, es el principal error de la película, ya que hay muchos personajes que quitan protagonismo a Indy. Especialmente, en lo que respecta a Shia LaBeouf, que interpreta a Mutt Williams, quien ya se rumorea que será la vía para más películas de la saga; ojalá que no, aunque Lucas es insaciable en lo que a explotación de "sus" obras se refiere. Williams acompaña primero a Indy pero luego llega a protagonizar sus propias escenas de acción, acaparando la pantalla durante demasiados minutos, donde casi nos preguntamos dónde ha ido a parar el arquéologo (una de esas escenas, por cierto, nos recuerda muchísimo a 'Piratas del Caribe', algo gracioso porque esa saga "robó" mucho de las películas de Indy). Dicho eso, lo cierto es que LaBeouf tiene algo especial, cae simpático muy rápidamente; su trabajo es impecable y su personaje crucial para la trama. Una trama de la que no voy a desvelar nada, al contrario de lo que suelo hacer. ¿A alguien le importa realmente saber de qué va esta película? Pues eso.
A Williams hay que sumar otros personajes como los de Irina Spalko (Cate Blanchett), 'Mac' George McHale (Ray Winstone), Marion Ravenwood (Karen Allen, ¿quién si no?), el profesor Oxley (John Hurt) o Dean Charles Stanforth (Jim Broadbent), que apenas sale en un par de ocasiones, en el lugar que faltaba Marcus. Como es de esperar, la que destaca entre todos ellos es la villana de la historia, Spalko (genial el detalle del florete), encarnada a la perfección por Blanchett, una de las mejores actrices que pisan hoy día este planeta, capaz de hacer cualquier papel (incluso de Bob Dylan y que la nominen al Oscar). La rusa ocupa el lugar del típico malo inteligente de la saga, interesado en la fuerza sobrenatural de un objeto histórico. A Marion le pasa un poco como a Indy, es una versión envejecida del personaje, pero aún resistente y muy reconocible, cuya presencia se agradece muchísimo, contribuyendo al estupendo toque nostálgico que desprende todo el film. Mac tiene otro de esos personajes típicos de la saga, pero ya digo que no quiero revelar nada del argumento.
Me he referido a lo que considero el principal defecto de 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal'; hay otro importante, que será el frente por el que más ataquen la película de Spielberg. El origen de la calavera del título (ya sabéis, lo que hay detrás de la última puerta). El toque de ciencia ficción, que culmina en un desenlace muy extraño, casi impropio de la saga. Pero ojo, lo veo como un error por lo explícito que resulta todo, no por la idea, que me parece muy interesante; echo en falta algo más de sutileza, de sombras, de mostrar sólo lo justo. Los que critiquen el aspecto fantástico pueden mirarse de nuevo las anteriores películas, ¿los poderes del Arca Perdida o el Grial sí resultaban válidos? Por otra parte, para impropio lo que viene después del final, el epílogo, que puede provocar carcajadas fácilmente; una escenita que se podían haber ahorrado, aunque estando Spielberg se entiende. El "homenaje" a Tarzán tampoco me gustó demasiado, para que negarlo, pero todo esto son pequeñeces que no ensucian lo más mínimo el brillantísimo producto realizado. Uno se lo pasa en grande y siente que respetan al máximo el universo de Indy; misión cumplida.
'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' recupera el viejo, clásico, auténtico cine de aventuras, y a una leyenda con sombrero y látigo que es toda una gozada ver en acción de nuevo en la gran pantalla. Spielberg vuelve a proporcionarnos dos horas de puro entretenimiento, de magia, de cine. No vas a notar el paso del tiempo, no vas a apartar la mirada de la pantalla. Posiblemente, no vas a volver a ver a Indy en el cine. Aprovecha la oportunidad. Merece la pena.