“-Todo lo que sube tiene que bajar.” (David Levinson, el cerebro de la película)
20 años después, los aliens de Roland Emmerich vuelven a la Tierra con ganas de revancha... pero no han aprendido nada. ‘Independence Day’ (1996) arrasó en taquilla gracias a las espectaculares imágenes de las naves extraterrestres y la destrucción masiva, un afortunado casting y un épico tramo final que aún hoy eriza la piel con el discursazo patriótico de Bill Pullman. Era una propuesta simplona pero efectiva.
“Para el tiempo que han tardado, podrían haberse currado más el guion”, me decía un simpático empleado del multicines al que suelo ir, cuando le comenté que acababa de ver ‘Independence Day: Contraataque’ (‘Independence Day: Resurgence’, 2016). Sus gustos no coinciden con los míos, sólo ve películas para pasar el rato, pero no puedo estar más de acuerdo con la conclusión. Claro, el problema es pensar que Emmerich se ha preocupado más por el guion que por las ganancias (por cierto, tampoco ahí ha cumplido las expectativas).
Contra el imperio de las absurdas hormigas extraterrestres
Hay cinco profesionales detrás de esta broma de guion. James Vanderbilt quizá aportase algo valioso pero los demás son Emmerich, su socio Dean Devlin y dos más (James A. Woods y Nicolas Wright) que no habían escrito ninguna película antes. Por otro lado, el proyecto se ha llevado años en desarrollo así que lo más probable es que se hayan ido turnando para trabajar en el borrador, reescribiendo escenas o diálogos sobre la marcha. El resultado es un absurdo pastiche que sirve de excusa para meter acción y fuegos artificiales.
Luego hay que venderla, y el reparto es clave. Traen a un sex symbol, Liam Hemsworth, y lo emparejan con la hija del expresidente, pero Mae Whitman ya no les parece atractiva y la cambian por Maika Monroe. Fichan a la estrella china Angelababy para sacar tajada en el jugoso mercado asiático. Como no pueden pagar a Will Smith nos presentan a su hijo, interpretado por Jessie T. Usher tras un peculiar casting: Harald Kloser, otro socio de Emmerich, se fijó en él tras verle haciendo flexiones en un gimnasio.
Curiosamente, los hijos de los héroes de la primera entrega son también excelentes pilotos de combate; también el guaperas huérfano rebelde, su "gracioso" mejor amigo y la inexpresiva modelo china. Tres de estos nuevos héroes ven morir a seres queridos delante de sus narices... pero lo superan enseguida. Y luego está el expresidente, que todavía puede pilotar el caza más avanzado (debe ser como las bicicletas). Con las armas de fuego pasa lo mismo. Personajes que no han cogido un arma en su vida disparan mejor que los soldados alienígenas...
Un 2016 alternativo con los Estados Unidos del Mundo
Han pasado dos décadas y el mundo ha sido transformado por la invasión de 1996. Es un interesante punto de partida al que no se le saca jugo, sólo sirve para (intentar) ampliar el espectáculo. Nos plantan una increíble paz mundial donde todos los gobiernos cooperan por el bien común y la defensa global. Mágicamente, todos los males de la sociedad y el ser humano (la envidia, la crueldad, la corrupción, la pobreza...) han desaparecido. ¿¡Cómo!? Ésa era una película más interesante.
Por alguna razón, la presidenta de los Estados Unidos consulta una decisión con otros líderes mundiales pero es quien tiene la última palabra, y más adelante ni siquiera necesita ese trámite. Como heroína que es, tampoco la intimidan los alienígenas aunque vayan armados. Y ahí tenemos otro error de los guionistas: los invasores ya no intimidan. Son torpes y tontos. Se los mata con facilidad. Puedes mearte en su nave.
Y la reina alienígena es ridícula. En lugar de pensar en su supervivencia (y por tanto, la de su ejército), sale a campo abierto y se deja llevar por enfados, poniéndole en bandeja la victoria a su rival. Es como jugar al ajedrez y sacar al rey al centro del tablero. Lo más extraño de todo es que, pensando ya en la secuela, Emmerich y su equipo se sacan de la manga que hay una gran guerra en el universo con otras especies alienígenas. Así que esto ya no va de evitar una invasión, que era el tema de la original...
'Independence Day: Contraataque', tan mala que los personajes quieren sacrificarse
De pronto hay un R2-D2 (o un BB-8) con unos valiosos planos que, bajo ninguna circunstancia, pueden caer en manos enemigas (¿por qué nadie propone borrar la información?). Pero al igual que la reina, este ser supuestamente más evolucionado que nosotros, y que se dedica a entrenar a supervivientes de otros planetas (!!), también se arriesga innecesariamente poniéndose al alcance de los villanos, en lugar de buscar otras formas de transmitir su mensaje o al menos disponer de una mejor defensa.
Por otro lado, ¿a qué viene la subtrama de los niños y el autobús? ¿Qué necesidad hay de salvar a esa aleatoria madre con su recién nacido, cuando hay ciudades volando por los aires? En fin, un despropósito a todos los niveles del que sólo rescataría la impresionante destrucción que provoca el regreso de los aliens y el humor que aporta Jeff Goldblum. La secuela no engaña a nadie, pretende ser pura evasión, pero es tan idiota que cuesta entretenerse con ella.
- Otra crítica: 'Independence Day: Contraataque', absurda y aburrida (por Mikel Zorrilla)
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