Me sigue asombrando que los viajes en el tiempo sean uno de los tópicos más recurrentes del cine de fantasía y ciencia-ficción, cuando son, posiblemente, auténticos campos de minas para la lógica y la credibilidad, y hay que desarrollarlos con auténtico mimo. Y cuando sus responsables no tienen el conocimiento o el entusiasmo adecuado, creen que es suficiente con mirar a otro lado y desear que las cosas se solucionen solas. Una actitud que, Marty McFly lo sabe bien, nunca conduce a nada bueno.
Así lo ha hecho una película muy reciente y muy taquillera diciendo que "Los viajes en el tiempo no funcionan como en las películas" (aunque, por descontado, no explica cómo sí lo hacen). Pero por suerte para ella, puede invertir la suficiente fanfarria publicitaria y acumular tanto ruido a un extremo y otro del viaje como para suplir su destartalada (i)lógica espacio-temporal. 'El increíble finde menguante' tampoco presta demasiada atención al tema, pero por desgracia no tiene tantos recursos para distraer al espectador.
La excusa de la película del debutante Jon Mikel Caballero es que no hay elementos científicos en su película, sino que es una fantasía en clave de cuento moral: la protagonista (Iria del Río) es una joven inmadura que va a entrar a la treintena y que va a una casa rural de su familia a pasar un fin de semana con un grupo de amigos. Una vez allí, abrumada por una serie de giros que no esperaba (de una posible ruptura a alguna noticia que le dan sus colegas que dejan en evidencia su falta de preparación ante las dificultades de la vida adulta), se sumerge en un bucle que le permitirá repetir una y otra vez un día que cada vez dura menos.
No hay explicación para este bucle, que de pura falta de tangibilidad o justificación argumental llega a poseer elementos casi oníricos (al estilo de otro de sus grandes referentes, '¡Olvídate de mí!'): simplemente, la protagonista pasea por una vieja fábrica de armamento y el tiempo se reinicia siempre desde el mismo punto. Lo vago y poco férreo del planteamiento podría haber dado pie a una película planteada desde la maravilla, pero Caballero no termina de implicarse en su propia ficción, y a veces introduce elementos más propios de la ciencia-ficción, como la posibilidad de comprender el bucle reloj y calculadora en mano, o ciertas convenciones como el aprendizaje a través de la repetición y el inevitable croquis en una pizarra.
'El increíble finde menguante': viaje en el tiempo de cortísimo recorrido
Hay una idea excelente en la película: el bucle en el tiempo, idea que toma prestada de referentes claros como 'Atrapado en el tiempo' o, en clave más sofisticada argumentalmente, 'Al filo del mañana', pero con el aliciente de que el paréntesis temporal se va reduciendo poco a poco. Frente al film de Harold Ramis, donde el hastío de Bill Murray se reforzaba por la sensación del protagonista de estar atrapado en un bucle infinito, Caballero propone aquí una cuenta atrás: el bucle dura, cada vez que se reinicia, una hora menos. Esa cuenta atrás se ve reforzada por una excelente idea de puesta en escena: la pantalla cada vez es más estrecha, lo que transmite bien la sensación de asfixia contrarreloj de la heroína.
Sin embargo, como se ha mencionado, Caballero no termina de estar interesado en esa propuesta más sofisticada, y deambula por los vericuetos morales de la protagonista intentando "mejorar" con cada reinicio, después de aprovechar las circunstancias para exprimir la fiesta con sus amigos. No se da ninguna explicación para este cambio de propósito de la protagonista, sobre todo porque el guión no ha planteado a la heroína como alguien que tuviera que redimirse de forma tan clara como el protagonista de 'Atrapado en el tiempo'.
De ese modo, el espectador desconecta del drama planteado por Caballero porque no puede dejar de hacerse preguntas que cuestionan la verosimilitud del relato: ¿por qué es tan importante cambiar de actitud para ella? ¿Por qué este bucle es tan exacto en unas cosas y tan difuso en otras? ¿Por qué la narrativa de repetición entra en cuestiones como la bomba de agua o la tortilla de atún, si no tienen ningún efecto narrativo?
'El increíble finde menguante' queda, al final, con demasiados elementos pendientes de resolución (el menor de todos ellos, qué nos está contando exactamente), y es una pena porque contaba con unos cuantos elementos interesantes de partida. Algunos buenos valores artísticos y de producción (la foto intermitentemente evocadora de Tânia da Fonseca, la circular banda sonora de Luis Hernáez, buenas interpretaciones de Del Río y Nadia Santiago...) pulen en parte una superficie algo descuidada: sin duda habrá que atender a próximas propuestas de Caballero, cuando decida emplear algo más de rigor narrativo.
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