Aunque el mallorquín Agustí Villaronga lleva más de 30 años metiéndose a la crítica internacional en el bolsillo gracias a su particular poesía visual, sus sugerentes, perturbadoras y oscuras historias -os recomiendo 'Tras el cristal' (1986) o 'El Mar' (2000)-, no fue hasta el 2010 con la aclamadísima 'Pa Negre' cuando estuvo en boca de todos.
Tras la fallida 'El rey de la Habana' (2015) y bajo la tutela de la productora Isona Passola -que ya produjo 'Pa Negre'-, Villaronga se atreve a adaptar, coescribiendo el guión con Coral Cruz, al cine una de las obras imprescindibles de la literatura catalana, 'Incerta Glòria' de Joan Sales.
Todo un reto teniendo en cuenta la longitud de la novela -tiene más de 1000 páginas- y de las profundidad de sus personajes, pero que el mallorquín defiende sólo como él sabe: con imágenes que valen más que mil palabras y el lado más tenebroso del ser humano.
La telaraña
El gran éxito de Agustí Villaronga con 'Incierta Gloria' ha sido capturar la complejidad del comportamiento humano que tan bien retrató Joan Sales en su célebre novela. Un durísimo relato donde se profundiza en los estragos de una guerra que arrasa con todo: la juventud, la cordura, el amor y la moralidad. Porque a Villaronga no le interesa la propia Historia, si no, lo que una guerra puede llegar a provocar y transformar al ser humano.
En la cinta, nos trasladamos al Frente de Aragón en 1937, en plena Guerra Civil. Allí, acaba de llegar Lluís, un joven oficial republicano destinado a un puesto temporalmente inactivo, conoce a una enigmática viuda por la que sentirá una inevitable atracción. Ésta, conocida como la Carlana, logrará embaucarlo para falsificar un documento que la convierta en la Señora de la comarca.
Por su parte, Soleràs, el mejor amigo de Lluís y oficial degradado, descubrirá el fraude y le chantajeará exigiéndole que aleje de los bombardeos de Barcelona a su hijo y a su mujer, Trini, de la que Soleràs está secretamente enamorado.
Esta Carlana, viuda y de apariencia frágil e inofensiva es la encargada de tejer la telaraña con la que atrapará a prácticamente todos los personajes de la película, sin excepción y a diferentes niveles. "Es una mujer araña", le dice Soleràs a Lluís, alertándole de las intenciones de la viuda. Una telaraña pegajosa, tenebrosa y sin remordimientos, resultado de muchos años de humillación y miseria.
Y es que en 'Incierta Glòria' a Villaronga le importa bien poco posicionarse ideológica, religiosa o románticamente. Más bien, prefiere recrearse en la parte más rastrera del alma humana y las acciones que son llevadas a cabo: ya bien, por pura maldad, por obsesión o por simple necesidad y la supervivencia, nacidas de las entrañas.
La miseria en la puesta en escena y la poesía visual
"Una brigada limpia, es una brigada victoriosa". Villaronga comienza su película bañando a sus oficiales en el río. Un río que es casi un milagro en un terreno tan seco y árido, polvoriento. Un paisaje único que con la ayuda de Josep M. Civit, director de fotografía, convierte en el lugar más desamparado y desesperanzador del planeta.
De tonos ocres y con un ambientación acertada y creíble, el mundo rural de 'Incierta Glòria' parece esconder los mismos secretos y contradicciones que sus propios personajes. Y es que si hay algo característico en el cine del mallorquín es su capacidad de sacar a relucir la parte más miserable de las cosas gracias a su gran sentido estético y a su potente uso de la imagen.
Así, una vez más, nos regala escenas de pura poesía visual que hablan por sí solas y que permiten que se salte 200 páginas de la novela sin perder un ápice de su sentido y objetivo: la analogía del personaje de la Carlana con la araña, las impenetrables miradas de ésta o la bellísima y poética escena en el metro del reencuentro entre Soleràs y Trini.
El cuarteto protagonista
Aunque los personajes de la versión cinematográfica no hablan tanto como los de la novela -¿para qué si Villaronga tiene la capacidad de resumir pensamientos y emociones con dos planos?-, la construcción de los mismos es fascinante y acertada. Todos ellos representan, de formas distintas lo que significa ser joven -o saber que ya no se es joven- y como la guerra despierta sus instintos más oscuros, sacando a relucir la inestabilidad de la juventud.
Lluís, Soleràs y Trini son licenciados universitarios, cultos, han estudiado derecho, geología, filosofía. Podrían haber dominado el mundo y tenido vidas exitosas en un país que parecía que intelecualmente estaba floreciendo, pero la guerra les arrebata todo. Mientras, en el otro lado de la balanza está la Carlana, de mala reputación en el pueblo antes de la guerra por su relación sin matrimonio con el cacique de la comarca y a la que la guerra, en cambio, puede darle todo.
Y aquí, Villaronga vuelve a demostrar su buen ojo e inteligencia para elegir a sus actores. Los jóvenes, encabezados por un contenido Marcel Borràs de mirada segura y desesperada; Bruna Cusí, dando vida a su dulce y valiente mujer -ojo con ella, que la veremos en la película española del año, 'Verano 1993'- y, Oriol Pla, en la piel de extravagante, contradictorio y caótico Soleràs, que es, junto a la Carlana, el personaje más complejo de la película.
Y es que Pla, a sus 24 años, desprende eso que tienen los grandes actores. Se nota en su forma de moverse, de mirar, de posicionarse, que se convertirá en uno de los grandes de este país si sabe elegir sus trabajos. Convertirse en el poético y romántico Soleràs le sale de forma tan instintiva y natural como a Núria Prims convertirse en esa fascinante mujer araña que es la Carlana, y sorprende saber que Villaronga la rescató para el papel, varios años después de que la actriz de retirara del mundo de la interpretación.
Junto a este cuarteto, un grupo de secundarios de lujo en pequeños roles que no hacen más que mejorar la cinta, como Luisa Gavasa, Terele Pávez, Juan Diego y hasta el mismísimo Fernando Esteso. Y todos ellos a la merced de un director que hurga como nadie en las tinieblas y su 'Incierta gloria' es mucho más que otra película sobre la Guerra Civil, es una película sobre la desesperación y la miseria más profunda.
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