‘Identidad borrada’ llegó a sonar para los Óscar en su momento, pero la carrera evolucionó de tal forma que la película dirigida por Joel Edgerton se quedó totalmente fuera. Ni una nominación pese a que sí fue aspirante a dos Globos de Oro, aunque no logró llevarse ninguno para casa. Ahora que ya nos hemos olvidado de la temporada de premios es cuando finalmente llega a los cines españoles.
Cuesta entender tanto retraso, ya que su estreno en Estados Unidos tuvo lugar el pasado 2 de noviembre, por lo cual hemos tenido que esperar la friolera de cinco meses para poder verla. Algo especialmente difícil de entender en el caso de ‘Identidad borrada’, ya que aborda un tema muy interesante y cuenta con un reparto que hace más fácil venderla a cierto sector del público. Además es una buena película, pero parece que a veces hace falta más que eso.
Una historia bien contada
Edgerton adapta en ‘Identidad borrada’ la historia real de Garrard Conley -aunque aquí su nombre cambia a Jared Eamons-, quien se vio obligado a asistir a una terapia de conversión sexual con el fin de “curar” su homosexualidad. Solo el mero hecho de que algo así sucediera en algún momento resulta escalofriante, pero es que aún hoy varios países lo permiten, por lo que habría sido muy tentador centrar la película en eso, pero el primer acierto de Edgerton es no limitarlo a eso.
De hecho, el guion está construido de tal forma que arranca presentándonos cómo se plantea una “terapia” así para luego volver al pasado del protagonista para saber el momento en el que su vida cambió para siempre al descubrir que se sentía atraído por los hombres. Es un recurso muy sencillo, pero alterar el orden natural de la historia sirve para enriquecer al personajes principal y para que el espectador pueda conectar con él en lugar de ir casi directo a la confrontación con sus padres cuando básicamente es obligado a salir del armario.
Además, ‘Identidad borrada’ no carga las tintas señalando como villanos de la historia a los personajes interpretados por Russell Crowe y Nicole Kidman, algo muy tentador para oponer el progresivo dolor interno del protagonista. Está claro que no se obvian sus matices negativos, vinculados de forma directa a sus creencias religiosas, pero funciona mejor utilizarlo como catalizador del drama de Jared y que luego también vayan evolucionando a su manera.
El equilibrio de 'Identidad borrada'
Todo ello enriquece la película de forma paulatina en lugar de buscar los grandes golpes de efecto -lo más parecido a uno en esta faceta es esa poderosa secuencia en la que el protagonista confiesa su homosexualidad- y permite a Lucas Hedges mostrar la debilidad de su personaje con un mayor número de matices. Esa transformación interna se va alternando con la situación de otros pacientes, entre los que encontramos al mismísimo Xavier Dolan.
Por ahí, ‘Identidad borrada’ no llega a dibujar un retrato igual de apasionante de la fragilidad de los demás, pero sí que aporta una muy bien recibida variedad en lugar de limitarlo todo a un personaje omnipresente. Por mi parte, me hubiese gustado que se dedicase algo más de tiempo a esa terapia de conversión sexual, ya que las “soluciones” que se utilizan para “enderezar” a los pacientes tienen una fuerza innegable, pero es cierto que Edgerton busca un equilibrio entre todas las partes y eso podría haber sido un error. Mejor dejar con ganas de más que cansar al espectador.
Lo curioso es que Edgerton mime ese equilibrio cuando el personaje que se reserva para sí mismo es uno de los que más desequilibrios podría causar: el “terapeuta”. Él representa el lado más siniestro de la película, muy por encima de la dudosa mentalidad de los padres del protagonista, y Edgerton ya ha demostrado en alguna ocasión que puede estar muy por debajo de lo que requiere un papel. Aquí eso no sucede, ya que su interpretación está igual de medida que el resto.
Eso sí, el que realmente se luce por encima de los demás es Hedges, sabiendo expresar con gran efectividad los diferentes estados emocionales de su personaje, estando muy certero tanto cuando hay que hacerlo de forma más sutil como cuando tiene que ir de cara y decir lo que siente sin tapujos. Otro gran trabajo de un joven actor que debería convertirse en una estrella más temprano que tarde.
En definitiva, ‘Identidad borrada’ es una película muy equilibrada que sabe explorar el peliagudo tema que aborda con el saber estar necesario para no caer en grandes golpe de efecto innecesarios. Además, cuenta con un gran trabajo de su reparto, en especial de Hedges, y con un Edgerton que sabe medir muy bien lo que hace en sus múltiples cometidos.
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