Creíamos que tras su impresionante primera temporada el listón de 'I Think You Should Leave with Tim Robinson' no podía ser superado. Bien, pues como tantas otras veces, estábamos equivocados. La temporada 2 del show de sketches delirantes de Netflix riza el rizo de un estilo tan rudo, absurdo y genial que es difícil de creer.
Humor de destrucción masiva
Hace más de veinte años de los maquillajes de 'Jackass', coberturas artificiales de la tercera edad para provocar carcajadas en los espectadores poniendo patas arriba la vida de quien se pusiera a tiro. Los tiempos han cambiado, y aunque a mí sigue pareciéndome uno de los grandes hallazgos de los últimos años, el humor ha cambiado más que los propios tiempos durante estas dos décadas. Y eso lo saben Tim Robinson y Zach Kanin mejor que nadie.
Entre sus obsesiones por las reuniones familiares y el ambiente laboral (y los perritos calientes), Robinson ha depurado un estilo que ya era violento y explosivo de fábrica, pero sus misiles cómicos han optimizado su carga y ahora la onda expansiva es aún mayor. Y aquel humor bajo látex tiene una interesante reflexión sobre el humor de antes y el actual que termina, como no podía ser de otro modo, en depresión.
La temporada 2 de 'I Think You Should Leave with Tim Robinson' me ofende. Pero no porque tenga un sentido común del humor tan corto de miras como para incitar a cargar nuestra ira contra las oficinas de Netflix, no. Me ofende porque es muy buena. Me ofende porque la capacidad de Robinson no está al alcance del resto de los mortales. Y además es muy posible que su sentido del humor, tan brusco como un Tourette en una iglesia, no sea del agrado de muchos. Mejor. Todo para mí.
Apenas hora y media dura toda la temporada 2 de la serie de Tim Robinson. Media docena de episodios de 15 minutos donde cada segundo es explosivo. No hay ni un solo sketch de más aquí. Todo está en su sitio. Tanto los más breves (el tipo que no sabe conducir, por ejemplo) como los más largos (el de los pantalones con manchas) demuestran que Robinson domina como nadie el sentido del ritmo, del humor y de la payasada más incómoda. Como digo arriba, también el de la ofensa. Lo hace con el valor añadido de estar rodeado de colegas como Bob Odenkirk o Tim Heidecker.
Al igual que en la primera temporada, The Lonely Island está detrás de la producción, e incluso Akiva Schaffer dirige parte del primero y del último. Esa libertad da como resultado un humor sin filtros, de trazo grueso, que se mueve siempre entre el estremecimiento y la vergüenza ajena, aunque las carcajadas lo disimulen. Robinson, que iba para sucesor de John Belushi en SNL, define a la perfección su estilo con cada línea de diálogo a gritos. El sketch en el que precisamente hace de Blues Brother es una declaración de principios que explica al detalle y en apenas un par de minutos de qué va todo esto.
Algún día sabremos cuántas tripas se le han roto a Tim Robinson, una persona a la que no le gusta socializar, que vive bajo una angustia constante y una hipocondría galopante junto a su mujer, sus hijos y sus perros. Un tipo que ha sabido convertir todo eso en una demoledora comedia de sketches. Los mejores que hayamos visto en mucho tiempo. La temporada 2 de 'I Think You Should Leave with Tim Robinson' es una rotunda obra maestra y el ejercicio de comedia más redondo que recordamos. ¿No es lo más triste que has oído en tu puta vida?
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