'Hulk' es una de esas películas malditas, que a pesar de recaudar un montón de pasta, enseguida fue menospreciada por la mayor parte del público, simple y llanamente porque Ang Lee se atrevió como pocos a hacer algo con el cine comercial: hacer pensar a la gente. Y ya sabemos que lo de pensar no es el ejercicio de muchos. La versión de Louis Leterrier va más a tono con las neuronas del espectador pasivo, ése que quiere se lo den todo masticado, y se refugia en el gusto del paladar para defender o atacar el arte. Pero la de Ang Lee, además de ofrecer un espectáculo de primera, ahonda en la psicología de prácticamente todos los personajes, y filma una de las mejores adaptaciones de un personaje de cómic (aquel que asegure que Hulk no tiene profundidad, debería leerse unos cuantos cómics más), y como no, de superhéroes.
A priori podría parecer que Lee, que posee una de las filmografías más diversificadas que existen, no era el director apropiado para dicha película. Después de asistir a peñazos como 'Sentido y Sensibilidad' o 'El Banquete de Bodas', y proseguir su carrera con films tan dispares e interesantes como 'La Tormenta de Hielo', 'Cabalga con el Diablo' y 'Tigre y Dragón' (con la que le llegó el reconocimiento mundial) era difícil imaginarse a un director tan íntimo en una adaptación de Hulk. Pero si en su anterior film ya daba muestras de un manejo inteligente del espectáculo en la presente película termina de redondear la operación con un inspirado equilibrio entre forma y fondo, dándose la mano con la unión entre intimismo y espectacularidad.
'Hulk' versa sobre los experimentos del doctor Bruce Banner, quien hereda la obsesión por los rayos Gamma de su padre, quien hace años realizó un peligroso experimento que muy probablemente dejó secuelas en su descendencia. Banner, ayudado por su novia, Betty, y un amigo, están a apunto de descubrir algo importante cuando un accidente tiene lugar en el laboratorio. Como consecuencia de ello, Banner queda expuesto a una alta radiación de rayos Gamma, que junto con lo que ya lleva en su interior, desencadenará que cuando se enfade se convierta en algo monstruoso, un ser que representa la naturaleza animal y salvaje que todos llevamos dentro, pero libre y sin ningún tipo de limitación.
Lee va condensando poco a poco los momentos espectaculares, y creando una tensión interna entre los personajes y la acción, de manera que cuando ésta estalla es simple y llanamente brutal. Y con esta regla de oro en el llamado cine de acción, logra que el espectador sienta casi en su propia carne las aventuras del monstruo verde, y se emocione con algunas secuencias en las que los efectos de ordenador son increíbles, por lo bien utilizados que están. Hasta ese momento, hemos sido testigo del drama personal de Bruce Banner, con quien más o menos ya nos sentimos identificados, su oscuro pasado, su relación con Betty, todo ello para que cuando veamos su otro yo no sintamos indiferencia, al contrario. Casi padecemos a la bestia, y aunque sintamos que quisiéramos ser tan libres como él, nos derretimos cuando la simple visión de su amada le devuelve a su estado natural.
Y es que Lee se sirve de Hulk para hablar de la sempiterna historia de la bella y la bestia, la cual encaja perfectamente en el contexto. Banner cada vez es más salvaje en su otro yo al que no puede controlar, y admite que cada vez le gusta más el sentirse de una forma tan libre a la que su alterego le proporciona. Pero su amada no se queda atrás, y aunque ella no se convierte en ninguna Hulka, su belleza crece cada vez más hacia un lado salvaje. Al respecto la composición de Jennifer Connelly es perfecta. La actriz es todo un torrente de belleza que evoluciona acorde con la trama de su amado, condenado a la libertad más salvaje. Tal vez, Eric Bana sea uno de los puntos flojos del film, y aunque el actor no están del todo mal, bien es cierto que no pone toda la carne en el asador, resultando un poco soso, y el director parece jugársela cuando lo enfrenta con Nick Nolte, quien borda su papel de padre egocéntrico. El duelo final es una liberación en todos los aspectos, Banner se libra de su peso más mortífero, el recuerdo de un padre que sólo pensaba en él y que en parte es culpable de su maldición, y para ello tendrá que dar rienda suelta a sus más bajos instintos, dejar libre a la bestia.
'Hulk' es una magnífica película, un espectáculo sin parangón, tal vez a contracorriente y toda una osadía por parte de su director. Una bofetada al mainstream de los últimos años en cuanto a cine de acción se refiere. No es una película de rápido consumo y disfrute inmediato. Es un film que reposa en la mente después de su visionado, una mirada tranquila y cercana a un personaje fascinante, y que se toma su tiempo para contar las cosas. Ahora pretenden borrar su recuerdo, pero me temo que no lo conseguirán. Las imágenes de 'Hulk', algunas de ellas de un perturbadora belleza, permanecerán en nuestra retina prácticamente siempre. Y si Jennifer Connelly no es una de las actrices más bellas de la historia que baje Dios y me lo diga.
En Blogdecine | 'Hulk', la génesis de un monstruo