'Horton', dos mundos para pasárselo pipa

Viene tarde mi crítica de 'Horton', traducción sistemática de 'Horton hears a Who!', título original más explícito sin duda, de una película que se basa en un conocido relato, publicado en 1954, de Dr. Seuss (pseudónimo de Theodor Seuss Geisel), prácticamente el autor de habla inglesa más aplaudido junto a Roald Dahl.

Mi retraso se debe a que no ha sido hasta que he podido disfrutarla con mi hermano de 8 años, para sentir cómo este film, de los mismos responsables que la estupenda (no su secuela) 'Ice Age', supone un refuerzo en esa consolidación que es el cine de animación digital como género independiente y sumamente interesante dentro del evidente declive del séptimo arte.

Resulta que en una ambientación selvática que recuerda en demasía a 'El Libro de la Selva' o 'El Rey León', se encuentra un simpático elefante llamado Horton, ingenuo y bondadoso a más no poder, que gracias a sus grandes orejas, cree oír "algo" en un grano de polen que se aloja en un trébol. Tras varios intentos de comunicarse con lo que parece habitar dentro de esa partícula, Horton logra descubrir que dentro de ella hay una población entera, formada por unos seres microscópicos que se hacen llamar los Who (Quién), y que su alcalde es el único que parece oírle.

Por supuesto, como en toda historia para niños, el dilema moral no tardará en aparecer, y es que sus diálogos con la partícula no son bien vistos por la "comunidad", que le tacha de loco y pernicioso para los que le rodean. Algo así como un Jesucristo o un Galileo Galilei, incomprendido por la sociedad que le envuelve, pero convencido de su verdad. La situación análoga se produce en Villaquién (así se llama la ciudad construida en el grano de polen), en la que el alcalde es visto como un paria que no sabe manejar los asuntos civiles, y tiene un ejército opositor de carcas dispuestos a hundirle.

Es por tanto, y si se mira analíticamente, una aventura más cercana a la Caverna de Platón o a un relato de Philip K. Dick, que a una trama familiar y fácilmente digerible. No faltaría más. Esto cuenta como una virtud de la película, que contando con una premisa argumental arriesgadísima, por lo que he comentado, sabe combinar su condición de obra infantil con su profundidad puramente cosmológica. La conexión por la cual Horton y el alcalde son los únicos que pueden oírse es un análisis casi místico de una situación cuanto menos curiosa.

Técnicamente, el aspecto gráfico no iguala ni mucho menos el alcanzado de forma estándar por Pixar, pero hay que entender que las pretensiones de este 'Horton' y del cine de su distribuidora en general sabe cuáles son sus primeras intenciones, sin pasar por florituras innecesarias que les pueden llevar por senderos tortuosos. Acordémonos de 'Robots', que lejos de ser una maravilla, era sin embargo un producto estimable por ir acorde con sus medios. La trama ha de manejar circunstancias paralelas tanto en la selva como en Villaquién, con constantes saltos de uno a otro, y verdaderamente el resultado es satisfactorio. Lástima de la voz en off ocasional, totalmente innecesaria y cargante.

'Horton' tiene un montón de situaciones pretendidamente cómicas, basadas en golpes, porrazos, caídas, etc., que harán las delicias de un niño de 8 años pero que no entusiasma mucho a un público más adulto. No obstante, la frescura narrativa de 'Ice Age' se mantiene intacta, y exceptuando SPOILER ese horrible final moralista, harto convencional, tan propio de un cuento sin fondo más que de la pretenciosa visión que se nos da durante el resto de la película FIN SPOILER, la historia se muestra original y atractiva.

Las voces de Horton y el Alcalde son interpretadas, respectivamente, por Jim Carrey y Steve Carell, deliciosa combinación para un film de este tipo, que sin embargo contribuye al histrionismo y al carácter hiperbólico de algunos diálogos.

Hay escenas memorables. SPOILER No puedo evitar acordarme de Villaquién entera cantando "¡Estamos aquí!" sin sonreír. Realmente conseguido, así como el detalle de los 96 vástagos del alcalde, puro estilo Tim Burton. El lema de "por muy pequeños que sean, también son personas" gusta por su concretitud y alcance social. Hace gracia también el buitre ¿soviético? que hace de antagonista (que no de villano) de Horton. FIN SPOILER.

'Horton' no es, por tanto, una obra maestra, ni es tan redonda como algunos de los títulos que han inundado maravillosamente el cine de animación, como puedan ser 'Buscando a Nemo' o 'Los Increíbles', pero es un buen aporte, y para un rato familiar de domingo por la tarde, puede ser sin problemas una película perfecta, con la que reírse y divertirse como un buen pasaporte directo a la infancia, para los que somos más mayores. Su ajustada duración, unos 80 minutos, también ayuda.

Más información en Blogdecine sobre 'Horton'.

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