A lo largo de la historia del cine español hay multitud de rarezas que convendría sacar del olvido en el que han caído. Algunos títulos han ido consiguiendo cierto culto con el paso del tiempo, pero otros no han sido reivindicados con la suficiente fuerza como para atraer la atención de una cantidad más amplia de público. En este grupo encaja ‘La hora incógnita’, una cinta de ciencia-ficción dirigida por Mariano Ozores en 1963.
Influida por títulos previos como ‘La hora final’, estamos ante una cinta única dentro de la filmografía de su director, más conocido por haberse ocupado de comedias como ‘Los bingueros’ o ‘Yo hice a Roque III’. Y es que nunca regresó al cine dramático tras el batacazo en taquilla de ‘La hora incógnita’, una propuesta notable pese a que su guion no consigue desarrollar con acierto todas las ideas que plantea.
La ligereza del pre-apocalipsis
‘La hora incógnita’ arranca con una escena en la que un tren está a punto de abandonar la estación, dejando el pueblo de origen prácticamente desierto. Ya ahí Ozores logra transmitir una sensación de incomodidad al espectador, apoyándose sobre todo en la efectiva fotografía en blanco y negro de Godofredo Pacheco, quien ya había realizado esa tarea un año antes en ‘Gritos en la noche’, la estimable primera aventura en el cine de terror de Jesús Franco.
Sin embargo, Ozores no quiere incidir de forma directa en la sensación de desamparo que queda en el pueblo en cuestión -y eso que después vemos a multitud de vehículos abandonando el lugar-, ya que el primer personaje que introduce es un simpático borracho interpretado por José Luis Ozores, hermano del director. Esa dosis de humor aligera la situación y va a más con la aparición de otros personajes como un curioso ladrón (Antonio Ozores) o dos vecinas cotillas.
Eso sí, no tardamos en descubrir que un proyectil atómico va a impactar allí de forma accidental, por lo que esa ligereza que añade Ozores, también guionista de ‘La hora incógnita’, ayuda a crear un clima peculiar en el que uno puede poner en duda los motivos de algunos de ellos para haberse quedado, pero lo que predomina es un toque costumbrista que ayuda a que nos impliquemos con ellos, tanto los que tiran más por el humor como aquellos con elementos más dramáticos.
A eso ayuda que Ozores tiene a su disposición un reparto compacto en el que para el público quizá sobresalgan nombres como los de Emma Penella o Fernando Rey, pero curiosamente este último seguramente sea el que peor funciona. ¿El motivo? Las apuntadas debilidades del guion, que peca en ocasiones de diálogos pocos naturales, algo que alcanza su máximo esplendor con el sacerdote que cae en manos de Rey.
El pesimismo frente a la moralina
De hecho, ese personaje tiene el otro elemento que encaja regular en el conjunto: el exceso de moralina. Ahí es donde se nota que por mucho que se trate de un proyecto personal y que Ozores se esfuerce mucho más de lo habitual en su cine, se requería de alguien con más talento para la escritura. No me quiero ni imaginar la genialidad que podría haber salido de aquí de haber estado Narciso Ibáñez Serrador en el guion, ya que en lo referente a la puesta en escena sí que cumple con holgura.
No obstante, lo que sí consigue Ozores es ir añadiendo un toque de pesimismo cada vez mayor al relato que se va contagiando a la propia actitud de los personajes, encontrando el punto de apoyo adecuado en la utilización de escenarios reales, en su mayor parte de Alcalá de Henares, para ir mostrándonos que están atrapados allí. Eso es algo que se sabe administrar con bastante acierto para que el cambio no resulte brusco, sino que va siendo asimilado progresivamente por el espectador.
Además, Ozores no se corta en desarrollar su propuesta de forma consecuente, algo que quizá ayudó a que el público ignorase la película. Tal fue el fracaso que provocó la quiebra de la productora y el director se juró a sí mismo que a partir de entonces “solo haría la película que quisiera ver el público y que le gustara”. No tardaría en reencontrarse con el éxito, pero es una pena que ‘La hora incógnita’ se quedase como un islote dentro de su filmografía.
En definitiva, ‘La hora incógnita’ es una estimulante película de ciencia-ficción que demuestra que Mariano Ozores era capaz de mucho más que hacer comedias. Además, cuenta con un reparto muy bien elegido, una ambientación muy cuidada y un estimable trabajo de puesta en escena. La pena es que el guion tenga muy buenas intenciones pero no alguien detrás con el talento necesario para que todo fluya con la naturalidad necesaria.
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