Resulta sorprendente cómo el biopic, con sus altibajos, desastres y grandes éxitos, continúa siendo un género que aguanta impertérrito el paso del tiempo; especialmente aquél entregado a explorar la siempre convulsa e interesante trayectoria de las grandes figuras del arte, ya sean relacionadas con el ámbito del cine, la pintura o, como el caso que nos ocupa, la escritura.
Era de esperar que tarde o temprano, y en el marco de las almibaradas fiestas navideñas que ya están llamando a la puerta insistentemente, recibiésemos un filme biográfico que relatase los entresijos de la creación del eterno clásico literario 'Cuento de Navidad' de Charles Dickens; adaptado en innumerables ocasiones y que encuentra su última traslación a la gran pantalla en una 'El hombre que inventó la Navidad' tan intrascendente como entrañable.
Detrás del carácter efímero y estacional de 'El hombre que inventó la navidad' se esconde una producción sobre la que se ha volcado el suficiente mimo como para hacer que su viaje, superior a las dos horas y media, derroche calidez y encanto que, pese a no acompañarnos fuera de la sala una vez termina la proyección, convierten el visionado en una experiencia tan agradable como recomendable.
Su gusto por el detalle, con una loable reconstrucción de la Londres victoriana y un diseño de producción particularmente cuidado; y su ejecución formal, de un nivel remarcable pese a algunos dejes narrativos puntuales que podrían tacharse de telefilmescos, dan al nuevo trabajo del realizador indio afincado en el Reino Unido Bharat Nalluri un empaque sólido que, sin alardes, deleita los sentidos.
Esta atención por lo visual refuerza notablemente el verdadero alma de todo filme navideño de corte familiar que se precie: su tono y ternura. Dos elementos que van de la mano, articulando un agradable discurso moralizante canalizado a través de la figura de un Charles Dickens que crece como persona —y como autor— a través de un metraje capitaneado por un siempre correcto Dan Stevens.
Aunque lejos de moralejas y discursos didácticos, y por encima del escaso componente biográfico de la cinta, 'El hombre que inventó la Navidad' logra destacar gracias a su atractivo tratamiento como rara avis que se da al escritor, haciendo un análisis de la condición del creativo y lo catártico del proceso de la escritura resuelto en pantalla con inteligencia; convirtiendo las interacciones entre Dickens y sus personajes —espléndido Christopher Plummer como el señor Scrooge— en lo mejor del largometraje.
Puede que 'El hombre que inventó la Navidad' no destaque entre sus congéneres ni como biopic ni como producto enmarcado dentro de las festividades invernales, pero la calidez de su imperecedero mensaje, sus encantadores protagonistas y su acertado empaque se las apañan para ablandar nuestros pétreos corazones mientras las luces permanecen apagadas y la magia circula entre el patio de butacas.
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