Si bien la nueva 'El hombre invisible'es un gran thriller de terror con un sustrato social relevante, el contacto de la historia que cuenta con la novela original es meramente anecdótico. Claro está, que la odisea personal, llena de matices de todo tipo, de un hombre que prueba su invención sobre sí mismo es demasiado arquetípica y conocida como para que una nueva adaptación canónica tenga mucho sentido en 2020.
Ahora la ciencia se mueve por otros derrroteros tecnológicos y la ya casi olvidada química mágica queda como un remanso de cine de horror de pócimas, alquimias y radioactividades que habita en las estanterías de los coleccionistas y estudiosos del género. Sin embargo, la nueva película de Blumhouse es una alarma cualquiera para repasar las miradas al clásico de H.G. Wells y (re) descubrir que hay versiones muy fieles al texto original.
Los tesoros ocultos de la BBC
Incluso ahora, en la era de las series y las plataformas, no deja de parecer sintomático que ciertos trabajos permanezcan en el silencio del olvido, entre ellos, la adaptación más fiel de la obra de Wells, relegada a la televisión británica de los ochenta. Si bien en 1975 hubo un primera acercamiento — ‘The Invisible Man’, creada por Harve Bennet y protagonizada por David McCallum— casi una década después, la BBC produjo su propia versión.
Protagonizada por Pip Donaghy en el papel principal, ‘El hombre invisible’ (The Invisible Man, 1984) se emitió como parte de un ciclo de adaptaciones de novelas clásicas y, aunque mucho menos conocida que otras visiones en la pantalla, es la más fideligna a la novela original. Producida por Barry Letts y supervisada por Terrance Dicks de BBC1, en los seis episodios guionizados por James Andrew Hall hay una búsqueda de la lealtad a la letra de H.G. Wells inédita hasta ese momento en otros acercamientos.
La exactitud también fue posible gracias a la extensión generosa de seis episodios, pero sin embargo esto no evitó que fuese una de las adaptaciones menos exitosas del lote, debido a que las partes más vistosas y violentas de cada entrega tenían lugar en las partes del final, que muchos ya no llegaban a ver. Aunque aquí, Griffin ya es invisible nada más empezar, aunque sigue el código de vestimenta clásico de hombre invisible con traje, vendajes, nariz falsa y gafas de sol.
El insoportable hombre sin sombra
En ‘El hombre invisible’, Griffin alquila un par de habitaciones en un pub de una aldea y llama la atención porque no cumple con sus pagos de alquiler mientras trata de repetir en secreto su experimento original. Día a día va mostrando un temperamento difícil que deja ver que se está volviendo loco hasta el punto de mostrar su secreto a la clientela del pub y huir. La serie se para en los episodios en los que se hace amigo (o amenaza) al vagabundo Thomas Marvel (Frank Middlemass) para que le ayude a recuperar sus libros científicos.
Griffin acumula fracasos y encontronazos en una espiral cada vez más complicada hasta que el tercer acto se centra en su relación con su compañero de Universidad Teddy Henfrey (Jonathan Adams) en el que tendremos ocasión de ver cómo llegó al punto en el que inicia todo. En muchos aspectos, esta versión de ‘The Invisible Man’ está a la par con los típicos productos de la BBC de su momento, aunque quizá su presupuesto está más limitado que el de otras de su familia.
El grueso del valor de la serie es el nivel de las actuaciones del reparto, algo teatral pero con ese gusto por lo recitado de estas adaptaciones literarias que dejan notar una reverencia la material que acaba funcionando como un formato prestigioso. Recuerda en algunos aspectos a la excelente versión de Louis Jordan de ‘Drácula’ (1977) aunque en aquella había más exteriores y un nivel de producción más cuidado. Pese a ello, los resultados son bastante sorprendentes incluso con sus efectos especiales discretos y artesanales, que pierden al ser filmados en vídeo.
Justificando por qué es un clásico del terror
Lo que más llama la atención de toda la operación es que estas casi tres horas dejan ver claramente por qué todas las demás versiones han ignorado los matices del libro de H.G. Wells: y es que Griffin es un maníaco antipático, un loco solitario que, literalmente, desaparece de la sociedad. Es un personaje central malvado, y bastante patético pero aún así es capaz de asustar. La atmosfera de amenaza siempre está presente y el tono es el de una obra de horror puro, especialmente cuando se quita la venda y aterroriza a una mujer.
La serie mezcla el misterio de la parte de la aldea con el drama de salón, el Londres criminal hasta el thriller de suspense, con un personaje grosero y odioso con el que es imposible empatizar. Hay un gusto por la palabra que permite delectarse en el carácter literario de la obra y su tramo final tiene algunos momentos fantasmagóricos, como la primera desaparición completa, o terroríficos, como la aparición de un hombre sin visibilidad en la piel.
Los experimentos con animales dejan claro que el problema de ‘El hombre invisible’ no es tanto los efectos del suero sino su propio narcisismo, algo que nos da una buena idea de que, a pesar de no tener que ver en estructura o trama, la nueva adaptación de la novela ha captado la tragedia esencial del hombre invisible, alguien que busca a toda costa lo contrario. Esta miniserie es muy recomendable por muchas razones, pero además está disponible de forma completamente libre en youtube, así que no hay excusa.
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