Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que 'El hombre en el castillo', la adaptación de la novela homónima de Phillip K. Dick, ha sido durante un tiempo la serie más ambiciosa de todas las que Amazon Prime Video ha "emitido" hasta el momento. Y llega a su fin.
Desde este viernes 15 podemos ver en la plataforma completa la cuarta y última temporada de 'El hombre en el castillo' ('The man in the High Castle'), la ucronía nazi desarrollada por Frank Spotnitz y que llega con diez nuevos episodios de los cuales hemos podido ver cinco.
Una historia de dos mundos
Tras el final de la temporada 3, vemos a Juliana (Alexa Davalos) llegar al mundo alternativo (al "nuestro", para entendernos) y se encuentra conviviendo con los otros John Smith (Rufus Sewell), que aquí es viajante de seguros, su mujer (Chelah Horsdal) y su unigénito Thomas (Quinn Lord). Mientras, al otro lado, los nazis han logrado hacer operativo el portal entre mundos.
Ha pasado un año y hay unos cuantos cambios en el panorama: los nazis han incursionado en la Zona Neutral y se han hecho con centenares de las cintas del Hombre en el Castillo y con él también; en San Francisco los japoneses lloran la pérdida de Tagomi y Takeshi Kido (Joel de la Fuente) se encuentra ante la amenaza de un grupo insurgente de comunistas negros dispuesto a acabar con el nazismo y el imperialismo.
En cierto sentido, esta temporada final de 'El hombre en el castillo' pone las cosas a un nivel todavía más personal para personajes como John Smith, que se ve en una encrucijada entre su deber hacia el Reich (con su "Año Cero" en marcha) y su deber con la familia, cada vez más dudosa y desencantada con la vida que llevan... sobre todo la hija mayor, que empieza a plantearse cosas tras haber pasado un tiempo en la zona neutral.
Creo que es, junto con la trama de la resistencia negra, la parte más interesante de una temporada final que sigue cociendo las cosas a fuego lento pero proporcionándonos momentos de buena tensión y adrenalina. Y que funciona mejor cuando Juliana no está rondando por ahí.
Que sí, que Juliana parece estar en el centro de todo, pero la reciente visión de lo que me quedaba de temporada 3 (y lo que he visto de la temporada 4) me ha confirmado que la clave de ese personaje es rodearse de gente con mucho más carisma que ella para que los planes y las tramas funcionen mejor.
Potenciando virtudes pero sin eliminar sus defectos
Una de las cosas que siempre me rechina algo de esta serie es la sensación de que, por lo menos en lo que el lado japonés se refiere, las cosas no evolucionan prácticamente nada. Por ejemplo, puede que tengamos mandatarios nuevos, pero la situación y los temas son los de siempre.
Algo que se puede personificar en el personaje de Childan (Brennan Brown), que tras tanto meneo y desgracia durante la temporada 3, al comienzo de estos nuevos episodios parece el mismo que el de hace cuatro años. Una repetición constante de tejemanejes en toda esta parte de la serie que solo parecen ser dinamizados de forma distinta por este nuevo grupo insurgente.
Es como si nunca hubieran sabido exactamente qué hacer con ciertos personajes importantes, estancándose durante tramos largos y causando cierta irregularidad que hace que 'El hombre en el castillo' no haya logrado en todos estos años jugar con las grandes series de esta época.
Estos "clásicos defectos" bajan el nivel de una temporada que, por otro lado, ha comenzado potenciando muy bien sus virtudes. Estos primeros cinco episodios apuntan a que nos vamos a encontrar con una temporada de altura y un digno final para una serie que, aun con sus altibajos, es una de las propuestas más sensacionales del catálogo de la plataforma.
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