Nicolas Cage fue primero un actor prometedor, luego una gran estrella de Hollywood, más tarde la gente lo convirtió en poco menos que un meme viviente y en la actualidad se está volviendo a apreciar su talento de forma puntual sin llegar a hacerse una reivindicación total. Una constante en todo momento de su carrera fue su marcada tendencia al exceso, algo que ha sabido canalizar ahora de forma muy divertida en 'La historia de las palabrotas', estrenada este martes 5 de enero en Netflix.
La premisa de esta docuserie de Netflix es bien sencilla: seis episodios para explorar el origen y la evolución de palabras malsonantes en inglés como "fuck" (joder), "shit' (mierda) o "bitch" (perra), recurriendo a Cage para ejercer como presentador y alternando declaraciones de expertos con valoraciones de otros famosos, por lo general conocidos por su tendencia a usar este tipo de vocabulario.
Sabe lo que quiere y cómo conseguirlo
Es cierto que uno probablemente pensaría antes en Samuel L. Jackson que en Cage para una propuesta de estas características, pero la propia serie deja claro en su primer episodio que el inolvidable Jules de 'Pulp Fiction' ni siquiera ostenta el récord de actor que más palabrotas ha dicho en la gran pantalla. Y por mi aparte añadiría que está muy asociado a una en concreto nada más...
Con la elección de Cage tienes a alguien que el público sabe que va a poder desatarse en cualquier momento, algo que 'La historia de las palabrotas' usa a su favor al supeditarlo más a las necesidades de estas peculiares clases de lingüística que nos da la serie de Netflix. Además, no tiene el más mínimo problema en reírse de sí mismo, lo cual ayuda a hacer más llevadero estos repasos tan ligeros como amenos.
De hecho, Cage exprime al máximo su limitada presencia en los episodios, ya que apenas duran 20 minutos para evitar el agotamiento del espectador. A fin de cuentas, aquí es cierto que se busca cierta rigurosidad -no hay problema en derribar algunos mitos asociados a estas palabrotas-, pero lo que realmente importa es conseguir la complicidad del espectador, de ahí que se recurra a otros famosos en las declaraciones, normalmente buscando la anécdota o potenciar el tono desenfadado.
En su contra está que puede acabar volviéndose un poco repetitivo, de ahí que sea un acierto haber realizado apenas seis episodios de una duración tan contenida. Para disfrutarlos al máximo creo que es mejor espaciar el visionado y convertirlos en una especie de comodín para cuando apenas tienes unos minutos y no sabes muy bien qué ver. Así en lugar de perder tanto tiempo decidiéndolo, pasas un buen rato acompañado por Nicolas Cage.
Por lo demás, se agradece que lo hagan más fluido echando mano de animaciones rudimentarias pero efectivas para ilustrar ciertas historias asociadas a esos términos y que por encima de todo prime el entretenimiento. Al final, 'La historia de las palabrotas' viene a ser el equivalente al chascarrillo pero acordándose de dar suficiente fondo a lo que nos está contando. Si quieres algo más elaborado, mejor recurre a algún libro sobre este tema.
En resumidas cuentas
'La historia de las palabrotas' tiene muy claro lo que quiere ser y no se corta lo más mínimo para ofrecer un divertido pasatiempo al espectador sin por ello descuidar la temática que propone. Es cierto que podría ser mucho más profunda, pero lo didáctico aquí es un complemento para que tanto sus implicados como los espectadores se lo pasen en grande.
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