Cuatro años han tenido que pasar desde el estreno de 'La catedral del mar' hasta la llegada de 'Los herederos de la tierra', su continuación. Además, lo hace de una forma bien diferente, ya que la primera se lanzó por todo lo alto en Antena 3, mientras que lo segundo aparece primero en Netflix -dentro de un tiempo también podrá verse tanto en el mencionada canal de Atresmedia como en TV3-, y lo hace sin estar acompañada por una gran campaña promocional.
Veremos hasta qué punto afecta eso al recibimiento que tenga 'Los herederos de la tierra' por parte del público, pero en mi caso he agradecido sobremanera la oportunidad de verla casi de golpe, ya que es una serie que funciona bastante mejor por acumulación. De entrada puede resultar chocante en algunos aspectos, pero a poco que uno se acostumbra, se puede acabar disfrutando bastante con ella.
Una secuela disfrutable de forma aislada
Lo primero que hay que dejar claro es que el inicio de 'Los herederos de la tierra' da mucho peso a cerrar ciertas tramas de 'La catedral del mar', algo que sirve a su vez de impulso para sentar las bases de su identidad propia. Obviamente lo idóneo es haber visto su predecesora, pero lo cierto es que uno puede animarse a dar una oportunidad a la serie que nos ocupa sin que eso sea una obligación.
Aclarado esto, también es vital saber que esta adaptación de la novela homónima de Ildefonso Falcones tiene una narrativa peculiar, ya que echa mano de constante saltos temporales y espaciales para abarcar todas las etapas esenciales de una historia marcada por la venganza y por el amor. Eso dota a 'Los herederos de la tierra' de un ritmo peculiar, pausado en apariencia pero increíblemente vivo en realidad.
La contrapartida de esto es que la serie también está marcada por una superficialidad relativa, ya que plantea bien los sentimientos primarios que guían a sus personajes, pero simplemente no tiene tiempo suficiente para profundizar en ninguno de ellos más allá de eso. Algunos matices nuevos sí llegan como consecuencia de que la historia vaya hacia delante de forma continua, pero la serie se vale de ellos para hacerla avanzar en lugar de que sean sus protagonistas los que sirvan de principal guía.
Eso es algo que de entrada puede incluso dar la sensación de que están intentando pasar por cierta parte de la historia lo más rápido posible para llegar al momento en el que el personaje principal pasa de estar interpretado por David Solans a tener el rostro de Yon González, pero lo cierto es que es la gran constante de la serie.
A por todas
Ahí está lo que va a determinar realmente si uno puede pasárselo bien con 'Los herederos de la tierra' o si sería mejor que se bajase del barco para no acabar desesperado. Aquí se tiende a lo obvio, a valerse del contraste entre lo negro y lo blanco, lo bueno y malo. Los matices, más allá de los básicos para que la serie no sea demasiado rígida, ni siquiera están invitados a la fiesta, pero a cambio la sobredosis de información, historias y personajes está manejada con mucha soltura para que nunca sature y que sea imposible que nada en concreto te aburra. No da tiempo.
Por ello, 'Los herederos de la tierra' es una serie que va siempre de frente, hasta el punto de resultar muy obvia en sus intenciones. Eso es algo que a menudo aprovecha para saltarse cosas, dando a entender que algo va a suceder para que la escena siguiente transcurra cuando eso ya ha pasado. Una consecuencia natural de cómo la serie enfoca la narrativa, y la verdad es que uno no ya solo se acostumbra, sino que acaba agradeciendo esta decisión por el dinamismo que aporta a una serie que perfectamente podría haber pecado de ser demasiado estática.
Además, el reparto también está bien elegido, pero cuidado con lo que esperáis de sus personajes. Como apuntaba antes, aquí se tiende demasiado a la contraposición. No interesan los grises en las motivaciones como el enfrentamiento, algo que alimenta que exista un clima de tensión en todo momento. Incluso cuando llega alguna alegría para los héroes, todos sabemos que pronto ocurrirá alguna desgracia. Y los intérpretes solucionan bastante bien ese reto -pero siendo perfectamente conscientes de lo que la serie espera de ellos-, destacando lo bien que refleja María Rodríguez Soto el arribismo y la ambición de su personaje.
En lo técnico se nota la inversión realizada para transportarnos a la época en la que transcurre la historia, cuidándose además otros detalles como la suciedad de los personajes o ciertos escenarios. Lo único que da un poco de pena por ahí es que la fotografía de la serie es demasiada monocorde, buscando de forma continua que todo se vea de la forma más limpia y clara posible. No es que sea algo necesariamente negativo, pero ahí 'Los herederos de la tierra' podría haber buscando por una apuesta visual más balanceada.
En resumidas cuentas
'Los herederos de la tierra' es una estimulante secuela de 'La catedral del mar' que funciona precisamente por lo que podría haber sido su gran perdición: la prisa que se da por seguir siempre hacia delante. Aquí no hay tiempo ni ganas de profundizar, pero lo cierto es que eso acaba jugando a su favor y uno acaba viendo un episodio detrás de otro con suma facilidad.
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 1 Comentario