Hay películas condenadas a ser malas, ya sea porque los implicados en la misma no han querido esforzarse lo más mínimo para evitarlo o simplemente porque ninguno de ellos tiene el talento suficiente para salvar el lamentable material que ha caído en sus manos. Aún tendrá que pasar algo de tiempo para comprobar si 'Hércules: El origen de la leyenda' ('The Legend of Hercules', Renny Harlin, 2014) pertenece al primer o al segundo grupo, pero lo que es irrefutable es que estamos ante un bodrio lamentable.
Destrozada por la crítica --apenas consiguió un pírrico 3% de críticas positivas en Rotten Tomatoes, y ya es más de lo que merece-- e ignorada por el público --se dice que costó 70 millones de dólares y apenas ha logrado recaudar 44--, lo mejor que podría haber hecho era limitarme a ignorar su existencia, pero el aburrimiento me llevó a concederle una oportunidad con la esperanza de que al menos tuviera alguna cualidad que pudiera redimirla. Me equivocaba, ya que estamos ante una película perfecta para ser calificada como puro anticine.
'Hércules: El origen de la leyenda', un completo despropósito
Aún no tengo claro el motivo de que en Hollywood haya surgido un gran interés alrededor de la figura de Hércules, ya que la cinta que nos ocupa no es la única que se estrenará este año sobre el mítico héroe --aquí podéis ver el primer tráiler de la otra--, pero 'Hércules: El origen de la leyenda' es la demostración ideal de que lo importante no es llegar el primero, sobre todo si es a costa de todos sus atractivos cinematográficos. Ya habrá tiempo de ir detallando todos sus problemas, pero lo más sorprendente de todo es que una película que supuestamente ha costado 70 millones de dólares luzca tan cutre y vulgar en el apartado visual.
Hubo una época en la que Renny Harlin era un solvente director de cine de acción, pero hace ya mucho de eso y en el caso que nos ocupa se limita a imitar la querencia de la franquicia '300' por los ralentís en las escenas de combate cuerpo a cuerpo con la esperanza de que eso añada una muy necesaria capa de épica a un relato tan simplón como el 'Hércules: El origen de la leyenda'. También es cierto que no lo ha tenido fácil, pues la reconstrucción histórica se basa en la ley del mínimo esfuerzo y hay escenas en las que parece que con poner cuatro telas y usar un vestuario de época de baratillo ya debería ser suficiente.
Eso sí, hay que pararse un momento en el guión para entender gran cantidad de las limitaciones de la película, pues se van introduciendo giros y saltos espacio-temporales de la forma más gratuita posible para que el relato no consiga interesarnos lo más mínimo. Habrá quien pueda justificarlo como uno de los elementos de un presunto encanto camp a costa del recuerdo de títulos como 'Espartaco' ('Spartacus', Stanley Kubrick, 1960), 'Ben-Hur' (William Wyler, 1959) o 'Gladiator' (Ridley Scott, 2000), pero la realidad es que todos esos homenajes --por llamarlos de alguna manera-- son tan abominables y ridículos como todo lo demás.
El todo vale se convierte así en su principal motor narrativo y estoy dispuesto a admitir que habrá quien pueda incluso no dormirse en su asiento mientras visiona las repetitivas, cansinas e intrascendentes escenas de batalla claramente deudoras de '300' (Zack Snyder, 2006), ya que al menos ahí simplemente hay que ver a gente musculada dándose de leches hasta que solamente uno de ellos siga con vida. Conmigo no fue suficiente, ya que ni un minuto pasó hasta que me percaté de que incluso ahí falta la energía necesaria para involucrarme.
Una de las peores películas que he visto
Además, por más que lo pienso, sigo sin entender dónde se ha ido el dinero --¿una película financiada para blanquear dinero hinchando facturas? No lo descarto--, porque también hay una marcada tendencia a racanear las escenas de combate en beneficio de charlas entre personajes que van un paso más allá de lo patético. Hay que verlo para creerlo.
El cartón-piedra de los escenarios --el único momento que consigue que nos olvidemos de ello es la secuencia que protagoniza el cartel de la película, aunque su nocturna ambientación resulta decisiva para ello-- encuentra un gran compañero de batalla en los anodinos y vulgares diálogos perpetrados por el guión que aniquilan cualquier posible credibilidad que pudieran tener los personajes, pero es que el reparto de actores muestra tal desgana --o falta de talento-- que hasta consigue que lleguemos fabular con la idea de convertirnos en actores, ya que peor no podemos hacerlo.
No os aburriré mencionando uno a uno a todos los protagonistas, ya que con Kellan Lutz es más que suficiente para establecer el tono interpretativo de la función. Carente de carisma --auténtica vergüenza ajena provoca el discurso con el que debería motivar a sus soldados a luchar a su lado--, ausente de talento para transmitir las diversas emociones por las que va pasando Hércules --¿cómo se puede ser tan inútil para no ser convincente ni cuando simplemente has de mostrar enfado?-- y con una expresividad que llegó a conseguir que pensara en la posibilidad de estar viendo a un cyborg defectuoso en pantalla.
En definitiva, 'Hércules: El origen de la leyenda' no es solamente un completa de pérdida de tiempo, pues estamos ante una cinta que debería resultar insultante incluso para aquellos que consigan evitar toda actividad neuronal durante su visionado. Absurda, aburrida, cutre y mal hecha. Un completo disparate que estoy convencido que acabará liderando mi lista de peores películas de 2014 a final de año.
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