El cine contemporáneo tiene un déficit enorme de actores convincentes para ejercer como grandes héroes de acción y el hecho de que algunos de ellos hayan preferido convertirse en superhéroes no ayuda demasiado a ponerle remedio. Una de las pocas excepciones reseñables durante los últimos años ha sido Dwayne Johnson, un hombre con un físico privilegiado y el suficiente carisma para poder sostener el interés incluso en aventuras de lo más olvidable.
Sin embargo, Johnson ya ha demostrado su interés por el cine de superhéroes, pero lo que no esperaba es que 'Hércules' (Brett Ratner, 2014) fuera a ser su primera aportación al mismo, ya que aquí no tarda en matizarse el origen de su increíble fuerza, dando así lugar a un curioso híbrido. Quizá eso os importe poco, pero seguro que os gustará saber que es un buen pasatiempo veraniego, aunque también tiene sus fallos.
'Hércules', un superhéroe inesperado
Todos conoceréis el mito de que Hércules es el hijo de Zeus y una humana y que, por tanto, su fuerza procede del hecho de ser un semidiós. Podéis ir olvidándoos de eso, ya que los coqueteos con esa posibilidad pronto quedan de lado en beneficio de una explicación alejada de lo divino, lo cual convierte a Hércules en el primer superhéroe de la historia, algo que el propio Johnson comentó durante la promoción de la película. Esperaba que fuese una exageración para intentar que la película gozase de una mejor acogida, pero es algo más que eso.
Rodeado de un grupo de héroes suficientemente bien definidos pese a ser meros arquetipos, el Hércules de Johnson es un superhéroe que se resiste a aceptarlo, ya que se ha convertido en un famoso mercenario que presta sus servicios a aquellos que más puedan pagar por sus servicios. Un trágico -y poco interesante- suceso de su pasado ha hecho que abandone su posición de héroe adorado por el pueblo y en 'Hércules' veremos cómo encuentra la paz consigo mismo y asume su condición de primer superhéroe de la historia.
Lo curioso es que para mostrarlo se echa mano de un inesperado cruce entre péplum -más por estética que por contenido-, cine de acción -las flipadas ocasionales, los momentos más físicos de combate y algunas líneas de diálogo- y cine de superhéroes -la conversión final de Hércules en básicamente un Hulk un poco venido a menos y que controla perfectamente sus actos- que funciona con bastante corrección, y eso que Brett Ratner sigue demostrando que lo de dirigir algo que vaya más allá de lo meramente funcional no es lo suyo.
Aciertos y fallos
Justamente os hablaba hace poco de otra película que alteraba sustancialmente la versión de la historia que conocíamos y también de lo insultante que me había resultado lo que proponía. Por fortuna, en 'Hércules' sucede lo contrario, ya que es cierto que el guión no está especialmente trabajado -tópicos por doquier y previsible a rabiar-, pero tampoco echa mano de giros lamentables, de hundir al resto de personajes para que Johnson luzca más -otra cosa es que, por ejemplo, todo el mundo quede bien si tiene a su lado a Joseph Fiennes- o de diálogos ridículos.
El escaso miedo a la hora de mostrar la violencia, aunque con la menor sangre posible, y el tirón del carisma de Johnson -discutidme todo lo que queráis su talento interpretativo, pero en esto otro no entenderé argumento alguno en su contra- son suficiente compensación cuando 'Hércules' se pierde un poco en batallas o entrenamientos sin que haya una auténtica progresión dramática -y no cuento como tal a esos horribles flashbacks, únicos momentos en los que vemos a una intrascendente Irina Shayk-.
Como era de esperar, todo se precipita al final y ahí se notan más las debilidades de la inane puesta en escena de Ratner, el escaso brillo del guión de Ryan Condal y Evan Spiliotopoulos -ojalá hubiesen potenciando aún más la presencia del humor, porque el tono más ligero le viene fábula a la película- e incluso hay algún elemento visual poco conseguido -ahí está mucho más logrado todo lo anterior, incluidas esas estimulantes breves escenas en las que se nos muestran varias de las míticas pruebas que tuvo que pasar el protagonista-, pero no lo suficiente para perder mi interés en ver esa transformación definitiva de mercenario a superhéroe.
En definitiva, 'Hércules' es un entretenimiento veraniego bastante digno que ofrece una visión diferente de la historia, pero sin caer en estupideces o tomaduras de pelo. El buen hacer de su protagonista, su curiosa fusión de estilos, algunos logrados momentos de acción y la efectiva introducción del humor en varios instantes -ese fallido destino del divertido personaje interpretado por Ian McShane- son suficientes para que su poco más de hora y media de metraje sea una agradable experiencia pese a sus evidentes problemas.
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