Por fin se estrena en España ‘Grotesquerie’ la nueva serie de televisión estadounidense de terror de Ryan Murphy para FX, que ya había sido emitida allí el 25 de septiembre. Co-creada Jon Robin Baitz y Joe Baken, mantiene los elementos de terror de otras series del autor, con una intención de abordar el thriller criminal y el suspense psicológico, y llega a Disney+ con el firme propósito de que no vuelvas a picar con ninguna serie del autor nunca más.
Y es que, si pensabas que 'Grotesquerie' era la nueva oportunidad que ibas a darle a Ryan Murphy después de haber vuelto a salir escaldado tras 'Américan Horror Story: Delicate', hay que pensárselo dos veces. Si considerabas volver a probar tras haber soportado algún episodio suelto de ‘Ratched’, porque los teasers molaban, considéralo de nuevo. Si confiabas que después de 'Monsters' la calidad de sus series había tomado una nueva madurez y que su próximo acercamiento al horror religioso tendría algo más de cuerpo y entidad… desconfía de tus instintos.
Horror religioso y estética 'Seven'
La serie es otro producto oportunista del autor, que aprovecha la ola de thriller satánico que tanto ha gustado con ‘Longlegs’ y el triunfo en taquilla o en streaming de películas como ‘La monja 2’ o ‘Hermana muerte’ para ofrecer un despropósito poco menos que vergonzoso. La serie sigue a la detective Lois Tryon, interpretada por Niecy Nash-Betts, una detective atormentada por su pasado que debe trabajar con la hermana Megan, una monja local, para descubrir el origen de una serie de crímenes atroces que afectan a su comunidad y sus vidas personales. A medida que el detective Tryon y la hermana Megan investigan más, descubren una red siniestra que plantea más preguntas que respuestas.
La primera temporada consta de diez episodios que exploran diferentes facetas del misterio central y van buscando constantemente, como es habitual en la obra del guionista, traspasar límites, jugar con las expectativas y la estructura típica de una serie de televisión, lo que a priori suena muy interesante, pero acaba lloviendo sobre mojado. Murphy vuelve a las sotanas y los hábitos para utilizar el contexto actual de resurgimiento del género sobrenatural católico, aunque se nota que todo lo que tenía que decir sobre el tema ya lo explotó en ‘American Horror Story: Asylum’.
Parece que esta vez sólo ha incorporado monjas y sacerdotes a la trama para juguetear torpemente con los fetichismos eróticos asociados al uniforme y poco más, con su clásica provocación de parvulario llevada al límite. Para no desentonar, el gancho satánico y sobrenatural de los (preciosos) tráilers y promos son pura parafernalia para maquillar una investigación rutinaria sin terror o ambigüedad, sin suspense ni intriga. Más bien es una telenovela de drama de sobremesa llena de misery porn con ocasionales estampas gore, como una imitación de ‘Hannibal’ del Corte Chino.
¿El giro más pobre de la historia?
Ya solo la presencia de Travis Kelce, actual pareja de Taylor Swift, deja muy claras las intenciones de la serie como mero artefacto comercial, un personaje nulo, creado como excusa del movimiento de marketing más obvio, forzado, estúpido y chabacano que la ingeniería big data consiguió modelar. Pero el chorreo definitivo es el giro mentecato en su última etapa, un delirio que incluso sería gracioso si luego no rompiera con el tono pulp llevado hasta el momento, coronado por un par de episodios finales que retuercen el dislate hacia el bodrio.
Su jugada es de riesgo, sí, pero si en una película ya hay peligro de que los andamios de un gran shock puedan parecer tramposos, en una serie donde se cambia constantemente el punto de vista, donde hay una narración omnisciente constante, la majadería del episodio 7 tan solo es un testamento de lo mal escrita que está, algo que ya es evidente en los torpes e interminables diálogos de sus bloques de drama doméstico tedioso en donde caben la gordofobia y las fantasías extramaritales imposibles mientras el espectador espera que haya algún amago de investigación o suspense real.
En su tramo final hay una oportunidad de hacer algo realmente interesante, pero su espíritu de telefilme se apodera del volante y los experimentos quedan como un intento de hacer algo que saliera de la mente de Lynch o ‘Twin Peaks’, quizá por eso dé un inexplicable protagonismo a un personaje incapacitado que, además de resultar tremendamente ofensivo, se nota metido con calzador. ‘Grotesquerie’ puede divertir a los seguidores del Murphy más troleador, pero como serie de misterio o terror es un cuadro, eso sí, para quienes todavía tengan dudas cada vez que sale uno de esos coloridos teasers de sus nuevas series, es el antídoto definitivo.
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